
Guadalajara se convierte en las páginas de un gran cómic
10/09/2012 - 10:31
Como si de un gran cómic se tratara, las aventuras de los personajes más aclamados de todos los tiempos por los niños de ayer y de hoy se escenificaron ayer en el centro de la ciudad en otro gran desfile de carrozas que sirve de previa al inicio de la movida festiva de esta tarde.
Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Super López, Popeye, Los Pitufos, Mafalda, El Capitán Trueno, Tintín Astérix y Obélix, Superman y Spiderman dejaron con la boca abierta a mayores y pequeños en recuerdo de una época que fue y que todavía es. No faltaron las hadas y faunos, de ese maravilloso mundo onírico que todos tenemos presente y nos ilusiona.
Más de una veintena de recreaciones, entre carrozas y comparsas, y 200 actores y figurantes se encargaron de poner sobre el asfalto cinco géneros del cómic y el tebeo: el mundo de los sueños, el cómic de aventuras, el tebeo español, los superhéroes, clásicos y el manga. Una increíble puesta en escena maravilló a las miles de personas presentes a los largo y ancho del recorrido, que este año se hizo más ameno y corto, al haberse eliminado del trayecto el paso de la comitiva por la calle doctor Fernández Iparraguirre. Así, el desfile partió de nuevo desde la calle Madrid, recorriendo Ingeniero Mariño, Ramón y Cajal, Plaza de Bejanque, La Carrera (Capitán Boixareu Rivera), para tomar, en Santo Domingo, la calle Virgen del Amparo y finalizar en la confluencia de esta vía con la avenida de Castilla.
La gente estaba expectante, esperando la llegada de sus ídolos y con la primera comparsa empezaron las sonrisas. Los rostros de la gente se iluminaron al ver una pequeña representación de los inconfundibles Zipi y Zape o Mortadelo y Filemón, que dieron paso al mágico mundo de las hadas y los elfos, perfectamente caracterizados. Las cornamentas se mezclaron con la arcilla en los torsos de los personajes y las prendas de pieles para dar vida a elfos y centauros; mientras que las plumas y la purpurina hacían brillar a las hadas. El gran Mortadelo protagonizaba la segunda carroza del desfile, que llevaba una animada comparsa con todos los personajes: El Súper, Filemón, el profesor Bacterio o la señorita Offelia, encarnados por los alumnos de la Escuela de Baile Araceli y Juan junto con muchos Zipi y Zape. El tebeo español también estuvo representado por la presencia de Pepe Gotera y Otilio, el Botones Sacarino, Carpanta o Doña Urraca. Después de tantos personajes, no podía faltar el mítico puesto de tebeos, con las portadas más exitosas y las sensuales chicas del cómic. ¿Y quién no recuerda aquellos recortables que se compraban para vestir a las muñecas de papel? Pues allí estaban, y a tamaño natural, detrás del kiosco. El bebé, el torero y la folclórica, el policía y hasta un jugador del Depor que actualizaba la tradicional colección.
Una carroza que despertó gran expectación fue la de inquieta Mafalda y sus amigos, entre los que se incluía a Popeye y Snoopy. Le seguían los inconfundibles Pitufos con un espectacular jardín de flores y setas en los que se levantaban la dulce Pitufina y el sabio Papá Pitufo. Todo el cortejo de pitufos le seguía con un pequeño Gargamel bajo la banda sonora: En un bello país, que muy lejos está, ... Pitufos por aquí, pitufos por allá, la la la, que entonaban pequeños y mayores.
El cómic de aventura estuvo representado con una carroza de Tintín y su perro Milú, fabricada de forma artesanal al detalle.
Si hay una cosa por la que distingue el cómic es por su lectura, a través de los clásicos bocadillos en los que la palabra y el sonido se funden en letras. Eso es lo que escenificaron un grupo de jóvenes.
Y llegaron los superhéroes. Batman, Supermán, el Capitán América y Spiderman. Cinco metros de escultura móvil que asombraron a los más pequeños. Todos ellos conforman la leyenda viva del cómic. No tan famoso por sus virtudes pero sí por su astucia, estuvo Lucky Luke y los hermanos Dalton, perfectamente colocados por su estatura, pro si a alguien se le había olvidado.
Se echaba de menos a los siempre amigos Astérix y Obélix, pero aparecieron en la recta final del cortejo con toda su tropa para salvaguardar la pócima secreta.
Cerraba el desfile una carroza de la categoría manga con Gormiti y una estampa de personajes muy queridos: Goku, Heidi, Marco, Doraemon y Oliver y Benji. Precisamente con los acordes de Campeones, de la Banda de Música Inspiración, se abrió un desfile muy bien organizado y lleno de recuerdos imborrables.
Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Super López, Popeye, Los Pitufos, Mafalda, El Capitán Trueno, Tintín Astérix y Obélix, Superman y Spiderman dejaron con la boca abierta a mayores y pequeños en recuerdo de una época que fue y que todavía es. No faltaron las hadas y faunos, de ese maravilloso mundo onírico que todos tenemos presente y nos ilusiona.
Más de una veintena de recreaciones, entre carrozas y comparsas, y 200 actores y figurantes se encargaron de poner sobre el asfalto cinco géneros del cómic y el tebeo: el mundo de los sueños, el cómic de aventuras, el tebeo español, los superhéroes, clásicos y el manga. Una increíble puesta en escena maravilló a las miles de personas presentes a los largo y ancho del recorrido, que este año se hizo más ameno y corto, al haberse eliminado del trayecto el paso de la comitiva por la calle doctor Fernández Iparraguirre. Así, el desfile partió de nuevo desde la calle Madrid, recorriendo Ingeniero Mariño, Ramón y Cajal, Plaza de Bejanque, La Carrera (Capitán Boixareu Rivera), para tomar, en Santo Domingo, la calle Virgen del Amparo y finalizar en la confluencia de esta vía con la avenida de Castilla.
La gente estaba expectante, esperando la llegada de sus ídolos y con la primera comparsa empezaron las sonrisas. Los rostros de la gente se iluminaron al ver una pequeña representación de los inconfundibles Zipi y Zape o Mortadelo y Filemón, que dieron paso al mágico mundo de las hadas y los elfos, perfectamente caracterizados. Las cornamentas se mezclaron con la arcilla en los torsos de los personajes y las prendas de pieles para dar vida a elfos y centauros; mientras que las plumas y la purpurina hacían brillar a las hadas. El gran Mortadelo protagonizaba la segunda carroza del desfile, que llevaba una animada comparsa con todos los personajes: El Súper, Filemón, el profesor Bacterio o la señorita Offelia, encarnados por los alumnos de la Escuela de Baile Araceli y Juan junto con muchos Zipi y Zape. El tebeo español también estuvo representado por la presencia de Pepe Gotera y Otilio, el Botones Sacarino, Carpanta o Doña Urraca. Después de tantos personajes, no podía faltar el mítico puesto de tebeos, con las portadas más exitosas y las sensuales chicas del cómic. ¿Y quién no recuerda aquellos recortables que se compraban para vestir a las muñecas de papel? Pues allí estaban, y a tamaño natural, detrás del kiosco. El bebé, el torero y la folclórica, el policía y hasta un jugador del Depor que actualizaba la tradicional colección.
Una carroza que despertó gran expectación fue la de inquieta Mafalda y sus amigos, entre los que se incluía a Popeye y Snoopy. Le seguían los inconfundibles Pitufos con un espectacular jardín de flores y setas en los que se levantaban la dulce Pitufina y el sabio Papá Pitufo. Todo el cortejo de pitufos le seguía con un pequeño Gargamel bajo la banda sonora: En un bello país, que muy lejos está, ... Pitufos por aquí, pitufos por allá, la la la, que entonaban pequeños y mayores.
El cómic de aventura estuvo representado con una carroza de Tintín y su perro Milú, fabricada de forma artesanal al detalle.
Si hay una cosa por la que distingue el cómic es por su lectura, a través de los clásicos bocadillos en los que la palabra y el sonido se funden en letras. Eso es lo que escenificaron un grupo de jóvenes.
Y llegaron los superhéroes. Batman, Supermán, el Capitán América y Spiderman. Cinco metros de escultura móvil que asombraron a los más pequeños. Todos ellos conforman la leyenda viva del cómic. No tan famoso por sus virtudes pero sí por su astucia, estuvo Lucky Luke y los hermanos Dalton, perfectamente colocados por su estatura, pro si a alguien se le había olvidado.
Se echaba de menos a los siempre amigos Astérix y Obélix, pero aparecieron en la recta final del cortejo con toda su tropa para salvaguardar la pócima secreta.
Cerraba el desfile una carroza de la categoría manga con Gormiti y una estampa de personajes muy queridos: Goku, Heidi, Marco, Doraemon y Oliver y Benji. Precisamente con los acordes de Campeones, de la Banda de Música Inspiración, se abrió un desfile muy bien organizado y lleno de recuerdos imborrables.