“He pasado por muchos cargos y no sé lo que está por venir; me centro en el presente”

06/03/2023 - 10:45 D.Pizarro

La presidenta del máximo órgano consultivo quiere acercar esta institución a la sociedad.

Con ganas de mejorar la institución pero siempre con una metodología participativa, Magdalena Valerio se enfrenta a un nuevo reto político con la presidencia del Consejo de Estado, donde “aterrizó” en el mes de noviembre.

En noviembre tomó posesión como presidenta del Consejo de Estado. ¿De parte de quién le llegó la propuesta y cómo la recibió?

La propuesta me llegó del Gobierno, del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en nombre del presidente Sánchez. A lo largo de mi vida tanto funcionarial como política, cuando los responsables de la función pública o en este caso el Gobierno me plantean un nuevo reto, siempre tengo tendencia a pensar que es mucho para mí. 

El clásico síndrome del impostor.

Así es. Y es algo que lo tenemos más las mujeres que los hombres. Me pregunto si  estoy capacitada para asumir esa responsabilidad. Necesito recapacitar, pensar… y lo estuve pensando unos días. Pero hay retos a los que no debes decir que no. Es como cuando me planteo ser ministra del Gobierno de España, además del ministerio del cual yo soy funcionaria por partida doble, como Seguridad Social y como INEM actualmente SEPE. ¿Yo voy a poder con esto? Recapacito y digo que hay que tirar para adelante. Debo mucho a este país, lo tengo claro: vengo de una familia muy humilde, y si pude estudiar en el instituto y luego Derecho en la universidad fue porque desde los nueve años hasta los 22 he tenido beca. Le debo mucho a mi país, a mi gente y tengo que, de alguna manera, devolverles lo que he recibido. Tengo esa visión de servicio público. Es cierto que hay algunas cosas a las que he dicho que no, si no me veo en ese papel en ese momento de mi vida. Pero en este caso lo sopesé durante unos días y le dije directamente al presidente que aceptaba este reto, que era un honor, un reto complicado y que iba a intentar estar a la altura de este gran país que es España y de sus gentes.

Es la segunda mujer que ocupa este cargo, después de María Teresa Fernández de la Vega. ¿Le ha pedido usted algún consejo a la exvicepresidenta del Gobierno?

Soy muy partidaria del trabajo en equipo y de escuchar al equipo que voy a liderar. He escuchado los consejos de mi antecesora, que conoce muy bien la casa porque era consejera permanente, donde ha vuelto ahora, al frente de la Sección VII. He tenido reuniones con todos los consejeros y consejeras permanentes, también con sus equipos. Hay nueve secciones, cada una tiene un letrado mayor y luego un grupo de letrados en función de la cantidad y entidad de los asuntos que se debaten. Estoy reuniéndome también con funcionarios de la casa. Si sumamos todos los consejeros, permanentes, electivos y natos y el resto, somos unas 140 personas. Me gusta conocerlas a todas ellas, he ido despacho por despacho tomando nota, abierta a sugerencias. Escuchar es fundamental. Tienes que llegar a los sitios con humildad, no los sabes todo. Tienes que ver cómo funcionan las cosas y luego aportar todo lo que puedes.

Habrán sido unos primeros meses muy intensos.

Totalmente. Esto lo hago siempre. Aterrizo en el lugar el mismo día que me nombran, me remango y me pongo manos a la obra. Ésa es mi filosofía. He procurado ejercitar un liderazgo participativo, democrático. Hay que tener autoridad, pero no confundir con el autoritarismo. Así que estoy procurando ponerme a trabajar, escuchando y asumiendo mi tarea de liderazgo de esta institución.

¿Puede explicarnos, a grandes rasgos, cuál fue el origen de esta institución?

Se creó siendo rey de España Carlos V, pero hay dudas sobre si fue en 1523 o 1526. Igualmente estamos al borde de cumplir los 500 años. Era inicialmente el Consejo del Reino, personas de mucha experiencia que aconsejaban a los reyes fundamentalmente en materia de política internacional. Luego, a partir de 1858, pasó a denominarse Consejo de Estado. Fue en 1904 cuando las competencias jurisdiccionales pasan al Tribunal Supremo y se mantiene sólo las consultivas. Y luego la propia Constitución de 1812 le dio carácter de órgano constitucional. Por supuesto, en la Constitución de 1978, en el artículo 107, se dice que es el máximo órgano consultivo del Gobierno, pero también lo es de comunidades autónomas y de la administración pública en general. 

¿Cómo es el día a día en el Consejo de Estado?

Todos los jueves hay una reunión. El órgano fundamental es la Comisión permanente, que se reúnen todos los jueves y analiza proyectos de dictamen. Cada sección es competente en una materia, pero no hay tantas como ministerios. Secciones hay nueve, por lo que quitando la Sección II, que lleva exclusivamente las cuestiones del Ministerio de Justicia, el resto son de varios ministerios. También nos puede consultar el Banco de España y las comunidades de Cantabria y Extremadura, que no tienen órganos consultivos propios.  De los proyectos de dictamen de todos los temas que van a la Comisión permanente, cada sección se encarga de los que le corresponden por la materia, se hace un proyecto de dictamen. Cuando el tema es muy complejo, todo el equipo de letrados hace el proyecto de dictamen y a veces piden ayuda a otra sección. Y luego se reúnen con su consejero, debaten el proyecto de dictamen y cuando se ponen de acuerdo lo elevan a la comisión permanente. En algunos supuestos lo ve también el pleno, que se suele reunir una vez al mes.

¿Cuáles son sus objetivos más inmediatos al frente de esta institución?

Me he puesto, evidentemente, a trabajar todos estos procesos. Y también intento mejorar todo lo que pueda algunos aspectos que creo que son mejorables, pero teniendo en cuenta opiniones. También estoy en la línea de mi antecesora de estrechar lazos con los consejos consultivos de las comunidades autónomas. Ya he tenido una reunión telemática con todos ellos y voy a propiciar encuentros presenciales a lo largo del año. Por otro lado, en 2021 hubo un encuentro con el Consejo de Estado francés para hablar de la publicidad de los dictámenes. Y me han propuesto a lo largo del año participar en un encuentro de consejos de estado de Latinoamérica y Península Ibérica, incluido Portugal y Andorra.

Y más a largo plazo, ¿qué planes tiene para el Consejo de Estado?

Quiero intentar un plan de mejora de la institución en muchos aspectos. Y eso lo haré con una metodología participativa. La última decisión será evidentemente mía. Me gusta planificar, pues nunca sabes cuánto tiempo vas a estar en los cargos, no soy permanente. Te propone un Gobierno, tienes que pasar la comisión de idoneidad y que no haya conflicto de intereses y el nombramiento definitivo es del Consejo de Ministros; pero uno te puede proponer y otro te puede cesar.

Es una carrera de fondo en la que hay que estar preparada para pasar el testigo cuando toque.

Así es, y cuando llega ese momento, intento irme a mi casa con la conciencia tranquila, que durante el tiempo que estuve hice todo lo que pude para dejar la institución en una buena situación. Además, en esta institución no sólo se pide consulta sobre leyes o anteproyectos de ley, no todos tienen que pasar por el Consejo de Estado, otros son facultativos. Y luego, en general, los dictámenes no son vinculantes, si deciden seguir las consideraciones, en el proyecto de Ley o de norma, aclara si se siguen o si se han oído solamente. El 97 por ciento, incluso un poquito más, de dictámenes en los que hay observaciones esenciales, van de acuerdo con el Consejo de Estado. Así que tiene bastante predicamento.

Además del Gobierno, ¿quién más puede recurrir al Consejo de Estado?

Hay dictámenes sobre reclamaciones de responsabilidad patrimonial que empresas o ciudadanos hacen ante un mal funcionamiento de la administración pública. Es preceptivo aunque no vinculante. También, controversias en relación a contratos administrativos: si la administración quiere resolver un contrato por incumplimiento de la empresa, tiene que recurrir al Consejo si hay oposición. Otro caso, si el Gobierno de España quiere imputar alguna parte de una ley de una comunidad autónoma, también es obligatorio que antes de interponer ese recurso de inconstitucionalidad ante el TC, haya un dictamen del Consejo de Estado. También recibimos discusiones sobre títulos nobiliarios. Y hay una cuestión que es preceptiva y vinculante: cuando la administración quiere anular de oficio un acto administrativo, unas subvenciones que se han concedido a una empresa o un particular, al darse cuenta de que es nulo de pleno derecho.

¿La población infravalora o sobrevalora la función del Consejo de Estado?

Creo que hay gente que nos sobrevalora y cree que legislamos y ejecutamos las leyes. Para nada, esto es una administración consultiva que te da un consejo muy técnico, no político. Se vela mucho por que haya una buena técnica normativa, que la memoria esté completa y correcta. Que no contravenga algunos de los antecedentes legislativos que hay en esa materia. Y luego los dictámenes tienen a veces observaciones de tipo gramatical o sobre una incorrecta numeración, etc. También se puede opinar sobre la oportunidad de esa norma, pero en los últimos tiempos, el Consejo de Estado no se suele meter en cuestiones de oportunidad, porque considera que es el Gobierno de turno y las Cortes los que tienen que decidir.

¿Cuál es el plazo medio de resolución?

El plazo normal es de dos meses para cualquiera de los temas, pero si el Gobierno declara urgente un asunto, es 15 días. Algunos me dicen que me han mandado a un cementerio de elefantes. Nada que ver. Yo ya dije en mi comparecencia parlamentaria que, por lo que conocía yo del Consejo de Estado tanto como funcionaria como ministra, me he encontrado con un auténtico grupo de gacelas.

¿Qué asuntos trató con el Consejo de Estado en su etapa previa a presidir esta institución?

Cuando he estado en la función pública me tocó, por ejemplo, impulsar la resolución del contrato del centro de salud del Balconcillo. Estuvimos esperando a que hubiera un dictamen que era preceptivo, y a raíz de eso se resolvió y se terminó inaugurando el centro de salud.  Y como ministra, desde junio de 2018 a las elecciones 2019, se pidió dictamen para cinco reales decretos y 10 órdenes ministeriales.

¿Se va a aprovechar el 500º aniversario para acercar la institución a la ciudadanía?

Así es. Ya comenzó mi antecesora y yo lo voy a intensificar. El Consejo de Estado debe actuar con autonomía orgánica y funcional. Evidentemente el presupuesto nos lo tiene que dar el Ministerio de Economía. Este año somos unas 140 personas y tenemos un presupuesto de 14 millones de euros, muy mesurado y medido. Aparte de trabajar en equipo y estrechar lazos con los consejos consultivos de España y del resto del mundo, también está la mejora de las nuevas tecnologías. Una de las cosas es abrirlo a la sociedad sin perder nuestra autonomía e independencia. Vamos a entablar relaciones con el Instituto Nacional de Administración Pública, donde se forman los altos funcionarios. Habrá una participación para que en todos los ministerios, las personas que elaboran las normas conozcan la doctrina del Consejo de Estado y mejore la calidad normativa.

¿Cómo puede entrar alguien a trabajar en el Consejo de Estado?

El año pasado se convocaron cuatro plazas para letrados, solamente las firmaron 16 personas, de las que sólo se presentaron ocho y cuatro han pasado la primera prueba. Es una oposición muy difícil, pero muy desconocida a la par. Hay que fomentar que los estudiantes de nuestras universidades, en este caso de Derecho, conozcan la oposición y se animen a prepararla. Además la preparación es gratuita, porque los propios letrados jóvenes preparan a las personas que están opositando. Queremos ir por las facultades de Derecho contando qué es esto del Consejo de Estado. 

Lleva más de 25 años de actividad política. ¿Qué le queda por hacer en política?

Dije sí quiero al PSOE en marzo de 1999, hace ya 24 años, excepto unos cuantos en los que volví a la función pública. He pasado por muchos cargos y no sé lo que está por venir. Me centro en el presente, en asumir esta inmensa responsabilidad. Todos me dieron la enhorabuena y creo que mi nombramiento ha caído bien tanto fuera como dentro del Consejo. ¿Qué está por venir? Por ley de vida quizá lo siguiente es que me tengo que jubilar. No sé qué va a ser de mi futuro, pero no me preocupa. Suelo ocuparme con el presente, no sólo de mi tarea, sino de mi familia. Tengo un plus de atención de mi madre porque mi padre acaba de fallecer, de mis hijos y de mi pareja. Para mí misma y amigos tengo menos tiempo. Aunque sea un rato, alguna mañana necesito resetear, me quedo en casa, me pongo música clásica, procuro leer algo, ver una película... Así que no estoy preocupada con el futuro. Eso sí, me preocupa el futuro de la humanidad, que la guerra de Ucrania termine cuanto antes, el hambre en el mundo, la miseria, las enfermedades, que este país y el resto del mundo mejoren, que las personas que tienen problemas y estén excluidas socialmente se puedan integrar, me preocupa los que tienen que cruzar el Mediterráneo huyendo de la pobreza, la enfermedad, las guerras… Pero como no puedo resolver todo lo del mundo, yo creo en el pensamiento de piensa en global y actúa en local. Si me ocupo todos los días de que el Consejo de Estado funcione bien y sirva, miel sobre hojuelas.

El 14 de marzo recibirá el Premio Popular de Honor de Nueva Alcarria. ¿Qué supone para usted?

Me llena de orgullo y satisfacción que Nueva Alcarria, medio de comunicación al que he tenido siempre mucho respeto, en la que trabajan personas con las que he ido coincidiendo a lo largo de estos años, me haga este reconocimiento me llena de alegría. Lo que he intentado siempre y ahora con este cargo es dejar a mi tierra, tanto de origen como de adopción, en buena posición.