José Arroyo, Comisario de la Policía Nacional: “Guadalajara es una ciudad segura y la Policía Nacional trabaja para que siga así”


Desde el próximo lunes, Arroyo estará al frente de la Brigada de Investigación del Banco de España

Nos concede esta entrevista pocos días antes de marcharse a Madrid, al que será a partir de este próximo lunes su nuevo destino, al frente de la Brigada de Investigación del Banco de España. Afable y cercano, repite sentirse orgulloso de servir a los demás. Se llama José Arroyo y es, por unas horas todavía, el actual Comisario Jefe Provincial de la Policía Nacional en Guadalajara.


    Reconozca que le está costando despedirse de su actual puesto... 
    Como le estoy diciendo a casi todo el mundo en estos últimos días: “que no me voy de Guadalajara, que sólo cambio de sitio de trabajo...”. Es normal, pues la gente piensa que te retiras, pero no es así. No estaré tanto en la ciudad, pero seguiré por aquí.


    Y ¿cómo afronta este nuevo desafío laboral? Reconoció hace poco que usted querría haberse jubilado en su actual puesto aquí, en Guadalajara
    Es verdad que es una sensación agridulce. Por un lado, estoy muy orgulloso de que me hayan ofrecido esta nueva tarea pero, por otro, estaba muy a gusto con mis actuales funciones y, además, aquí está mi familia. Con todo, me lo tomo como una oportunidad y, por supuesto, lo asumo con mucha responsabilidad y con la intención de no defraudar a quienes han apostado por mí.


    En sus más de 39 años de servicio ha pasado por diferentes destinos por toda España.
    Sí. He trabajado en distintos lugares, como Navarra, Cataluña,  Madrid... En Guadalajara, estuve de prácticas en 1981 y en 1991 como inspector, para luego regresar en 2017 y seguir como comisario jefe hasta ahora. La verdad es que me conozco la Comisaría de Guadalajara mejor que mi casa y por eso la voy a echar de menos, porque aquí dejo compañeros y, sobre todo, buenos amigos.


    Una dilatada trayectoria profesional en la que habrá tenido multitud de anécdotas...
    Muchas y de todo tipo. La más curiosa y reciente tiene que ver con que me pidieron en relación a este nuevo puesto que les enviara mi currículum resumido en dos folios ¡39 años en dos hojas! ¡Casi lloro! Porque tuve que quitar cosas que eran muy importantes para mí ¡Son un trozo de mi vida! Y es que yo no me arrepiento de nada: no he hecho otra cosa que trabajar, estudiar y sacrificarme por los demás.


    ¿Cómo se encontró la Comisaría cuando llegó y cómo se queda ahora?
    Mi antecesor en el cargo, el comisario Trallero, dejó el listón muy alto. Al menos hemos intentado continuar con esa estupenda labor, aportando lo que hemos podido y mejorando en lo posible. Yo me voy satisfecho en ese sentido.


    ¿Algún momento especial que quiera destacar en este período en Guadalajara?
    Al poco tiempo de incorporarme en 2017, se celebró en esta ciudad el desfile a nivel nacional de las Fuerzas Armadas, un evento muy entrañable. Eso sí, previamente, conllevó un enorme esfuerzo de preparación y de coordinación, con la inestimable y fundamental ayuda de la Casa Real; al final resultó apasionante y así lo recordaré. También guardo en un lugar destacado el rescate del bebé que secuestraron en el Hospital el año pasado y que, afortunadamente, tuvo un final feliz. Fue una operación relámpago que luego trajo consigo numerosos reconocimientos.


    Su profesión genera satisfacciones pero también sinsabores ¿Cómo es el día a día de un policía nacional actualmente?
    En nuestra tarea como policías, nos enfrentamos a diario con situaciones muy diversas y complicadas. Pero, como también tenemos nuestro corazoncito, creo que cuando tratamos temas directamente relacionados con las personas nos afecta especialmente. Y más si tienen un grado de vulnerabilidad alto, como los menores de edad; o si estamos con casos de violencia de género, de maltrato familar, de abusos sexuales. Son situaciones que te tocan más la fibra que otras.


    Todo lo relacionado con la violencia de genéro, por desgracia, sigue siendo una de las lacras en nuestra sociedad.
    Sí. Debemos seguir entre todos luchando por erradicarla, empezando por la prevención y con la educación hacia los más jóvenes.  Bien es cierto que en mi trayectoria profesional he visto un avance en esta materia, pues hace años debíamos enfrentarnos a situaciones donde las mujeres estaban aún más desprotegidas. En muchas ocasiones, me he jugado mi carrera por proteger a mujeres víctimas de maltratos que denunciaban y que veíamos cómo salían de comisaría  poco después de la mano de sus agresores... Por eso, me gustaría que se viera a la Policía siempre del lado de las víctimas, porque somos muy sensibles a esas situaciones tan complejas y duras y estamos para ayudar.


    Y eso que la Policía Nacional es uno de los Cuerpos de Seguridad más queridos entre la ciudadanía.
    Sentimos constantemente ese cariño por parte de los ciudadanos. Bien es cierto que, para una mayoría, como se suele decir “estamos haciendo nuestro trabajo”. Y es verdad, porque cumplimos con nuestro deber sin esperar que nadie nos lo agradezca. Pero, como a todo el mundo, cuando te reconocen y felicitan aunque sea tu trabajo, te gusta y lo agradeces.


    Una glorieta dedicada a la Policía Nacional, distinciones de la Junta de Comunidades, de CEOE, de Nueva Alcarria; la Medalla de Oro de la Diputación y, en breve, casi seguro la del Ayuntamiento de Guadalajara... ¡Esta ciudad sí que les quiere!
    Todos los reconocimientos son bienvenidos, tanto a título personal como colectivo. Y, en cualquier caso, orgullosos y agradecidos. A mis policías siempre les he dicho en estos casos: “lucélo con orgullo y con la cabeza bien alta, porque ha sido por nuestro trabajo pero también por el de nuestros predecesores, muchos de los cuales no lo han podido disfrutar”. En el caso de lo más reciente, que espero acabe siendo la Medalla de Oro de la Ciudad, supondrá el broche de oro a estos tres años en la Comisaría.


    En la reciente jornada conmemorativa por el 196º aniversario de la creación de la Policía, usted recalcó que “Guadalajara es una ciudad segura”.
    Así es. El balance de criminalidad en nuestra Comisaría indica que la eficacia policial ha aumentado en Guadalajara en estos últimos tres años, con un descenso a su vez de la media de las infracciones penales graves, como los robos con violencia e intimidación, los cometidos con fuerza en viviendas y en el interior de vehículos y, especialmente, los hurtos y la sustracción de vehículos a motor. En cualquier caso, son estadísticas que sitúan a esta capital como una ciudad segura, fruto del trabajo de todos los que trabajamos porque así sea. Y la Policía Nacional es uno de esos factores que contribuyen a que lo siga siendo.


    Todo esto en lo positivo, aunque suponemos que no todo son buenas noticias...
    Lamentablemente, es cierto.  Por ejemplo, las actas de intervención de armas u objetos peligrosos y las derivadas de agresiones físicas han aumentado: eso tiene a favor una mejora en la eficacia policial pero, a la vez, que ese tipo de conductas también han subido... Como en el caso de las actas de intervención de sustancias estupefacientes, que también se han incrementado. Aquí nos preocupa especialmente el aumento de todo lo relacionado con la heroína, algo en lo que estamos trabajando todavía con mayor dedicación.


    ¿Y en cuanto a la Comisaría en sí? Las instalaciones, el personal... ¿Cuál es su valoración?
    Quiero remarcar también con enorme orgullo que en la Comisaría de Guadalajara hay un personal extraordinario, con veteranos pero también gente joven, con agentes muy bien preparados y todos siempre con vocación de servicio y de ayudar a la ciudadanía. Un excelente grupo humano que funciona como un gran equipo.  Y con respecto a las instalaciones, creo que contamos con la mejor Comisaría de Castilla-La Mancha y con una de las mejores de España.


    ¿Cómo es José Arroyo sin el uniforme de comisario?
    Dentro y fuera de la Comisaría soy un tío normal, trabajador y que no se ha rendido nunca. Y así pienso seguir siendo. Es la clave del éxito en la vida: trabajar y no rendirse.