La artista de los trampantojos de Moranchel comparte su obra

30/09/2022 - 17:09 M.T.A

Asun Vicente Ríos ha pintado nueve murales en su pueblo, pero su trayectoria es mucho más amplia.

Sus obras más conocidas tal vez sean los trampantojos de su pueblo, Moranchel, pero la trayectoria de Asunción Vicente Ríos va mucho más allá. Durante los últimos meses ha realizado dos exposiciones de arte rural que bajo el título de Lo pequeño es hermoso llegó a Ruguilla y Gualda.


    En estas muestras de arte rural, cada una con un título específico, además del general ya citado, Asun Vicente ha mostrado su obra nueva pero también una selección de sus pinturas con las que ha querido hacer una retrospectiva, de forma que ninguna de ellas ha sido igual.


    Esta artista alcarreña recuerda que sus primeras exposiciones fueron en 1996 en Cifuentes, junto a dos compañeros más, cuando terminó la Licenciatura de Bellas Artes, y la siguiente fue en 2008 en Guadalajara. Señala que ha ido “muy poco a poco, con mucho esfuerzo y buscando la cercanía y lo sencillo”. Además cuando puede apuesta también por las exposiciones al aire libre y en enclaves sugerentes, en la naturaleza. Ha hecho cinco exposiciones en su pueblo. También ha expuesto en Jerez de la Frontera, donde residió durante cinco años; en Cuenca, donde estudió; y en Guadalajara. Siempre ha optado por la cercanía,  y, como ella misma reconoce, “por la comodidad”, a la hora de exponer.


    Con Lo pequeño es hermoso es la primera vez que ha llevado su arte a los pueblos pequeños. Lanzó la propuesta a través de las redes sociales y ayuntamientos y asociaciones han contactado con ella para que muestre su obra y así dinamizar la vida cultural de estas localidades. “Es algo bonito que si tú sabes hacer algo y lo puedes compartir, lo compartas”, señala, y advierte que los cuadros no se venden. Vicente Ríos dice que el crear para vender es una presión y que no le gusta el pintar algo porque se vende. Ella no pretende vivir de su vocación, sino que simplemente lo hace “por amor al arte”.

 

Los trampantojos
Esta alcarreña reconoce que hasta que no hizo los trampantojos de su pueblo no empezó a ser conocida a nivel comarcal, aunque ya llevaba muchos años pintando. A ella le gustaban los murales, pero el detonante fue un viaje a Francia. Allí había muchos y quedó “fascinada”. “Ví que aportaban alegría y personalidad al pueblo y dije, tengo que hacer uno”. Y así se inspiró. El lugar elegido fue su pueblo, en la fachada de un antiguo gallinero propiedad de su familia, que reunía las condiciones idóneas para convertirse en el primer trampantojo de Moranchel denominado La calle busca ruido. El segundo, en 2012, fue La panadería; y el último La floristería, que, lamentablemente, ha sido el primero en desaparecer.


    Estas pinturas, que confieren una identidad especial y diferente a este pequeño pueblo de la Alcarria, están hechas a pincel, por lo que la elaboración es segura, pero también lenta, pues además están hechos en los ratos libres. Ahora, cuando ya han pasado 17 años desde que pintara el primero, Asun detalla que están envejeciendo “muy bien”. “Es arte efímero y yo cuento con que van a desaparecer y de hecho pensaba que iban a desaparecer antes. He utilizado pinturas de muy buena calidad y he buscado buenas orientaciones para que se deterioren lo menos posible, pero se deterioran y terminarán desapareciendo, y de hecho quiero que desaparezcan”. Quiere que sean pinturas vivas, como el propio ser humano, que va evolucionando hasta que desaparece. “Además van cambiando, porque al deteriorarse hay partes que se vuelven invisibles o más suaves, y ya tiene vida propia, yo lo he dejado, pero ellos ya siguen su camino y eso me gusta, es bonito”.


La vida rural    
La obra de Asun Vicente está centrada en la pintura, pero su especialización cuando estudió fue la Escultura, en la que también ha trabajado, pero en menor proporción. Sus cuadros se basan en la vida rural y natural, en lo efímero, imperfecto, incompleto, y en cuanto a la técnica le gusta que sea con textura. “La gente dice que tengo una paleta de azules y morados que se reconoce que es mía”.


Son más de 200 cuadros los que ha pintado a lo largo de su vida, sin contar los que hacía en su niñez y adolescencia, pues Asun ha pintado siempre. A lo largo de su vida artística se ha producido una evolución, pero sigue manteniendo la misma inquietud y esencia. “El haber pasado mi infancia en un pueblo me ha marcado mucho y necesito expresarlo”.

Sobre sus trabajos actuales, asegura que ha ido depurando, quitando cosas para hacerlo más liviano, consciente o inconscientemente, y el resultado es que está satisfecha con su obra. “Antes eran más compactos, ahora son más ligeros, más frágiles, casi dibujos, utilizo más el collage y otros materiales, que no solo la pintura. Incorporo muchas cosas de la naturaleza, cosas que me voy encontrando en los paseos por el campo en mi pueblo. Lo nuevo va más en esa línea”. Y el resultado, dice, es que, ahora, “soy más capaz de reflejar en el lienzo lo que tengo en la cabeza”.

Sus obras surgen tras tomar notas, escribir detalles, de empaparse como una esponja, de dejar madurar las ideas y después revisarlas y empiezan a surgir las ideas. “Y de un cuadro sale otro. Es como una búsqueda del tesoro. Es un continuo sorprenderte a tí misma, que es lo que también busco al pintar, el encontrar cosas que no esperabas. Buscas una cosa y encuentras otra. Eso me pasa mucho y me gusta. A veces empiezo una serie de una forma y la termino de otra. Por eso mi obra es muy diversa”.

‘Land Art’
Pero estas no son las únicas creaciones de Asun Vicente. Si caminamos por los alrededores de su pueblo podremos ver varias piezas de Land Art que ha creado en distintos parajes del municipio. Uno de ellos es ¡¡ Vaya valla!! junto al puente del río Tajuña a su paso por Moranchel, que son palos  de chopo recogidos de la ribera del río y pintados de colores, y puertas y ventanas de maderas  rescatadas de casas antiguas del pueblo.“Todo ello colocado formando una valla. Al ser arte efímero actualmente está muy detetiorado”.


En mejor estado se encuentra, dice, Ojos del río, realizado en 2021, que son troncos pintados de colores con poemas, flores y hojas secas a 200 metros de ¡¡Vaya Valla!! río arriba.
  

Y también ha intervenido en el Camino de la Lana,  en 2021, en un homenaje a los peregrinos del camino que pasa por Moranchel. “Son unas tablas con el nombre escrito de los siete pueblos de la provincia de Guadalajara desde Salmerón hasta Moranchel.En cada tabla he representado lo que cada pueblo me inspiraba”.
    
Nuevos proyectos
Tras los nueve trampantojos, tres obras de Land Art, los numerosos cuadros, y su proyecto Lo pequeño es hermoso, está inmersa en Arte efímero fugaz, a través del que realiza pequeñas decoraciones en Moranchel. Estas se pueden ver en el mobiliario urbano, en concreto en dos bancos que son un homenaje a la toponomia del lugar y a las palabras olvidadas que ya no se usan. También está trabajando en la decoración de fachadas, pintando golondrinas y motivos florales con su particular estilo.