La Carta Magna

07/12/2018 - 17:50 Pedro Villaverde Embid

La Carta Magna sigue siendo útil y articula mecanismos para casi todo lo que puede suceder.

Carteles con el dibujo de una mujer recordando el cuarenta aniversario de la Constitución han adornado en estas últimas fechas muchos establecimientos. No es para menos. La Carta Magna, que ha permitido cuatro décadas de libertad, derechos, crecimiento económico y avances sociales, pese a distintas crisis territoriales o financieras, alcanza una cifra redonda motivo de celebración. Por ello, ayer jueves, en su día, y no antes como en otras muchas ocasiones para salir todos de ‘puente’, tuvo lugar el acto central en nuestra provincia,  en la subdelegación de Gobierno, con vino posterior porque la ocasión merecía alargar un poco el momento. Más allá de lo estético y lo protocolario, necesario para escenificar el apoyo a la norma de normas que ha hecho posible el desarrollo de una democracia incipiente hasta el sistema fuerte del que hoy disfrutamos, es preciso poner en valor las grandes virtudes de su texto y de la transición política en su conjunto, un éxito de todo el pueblo español y  de una clase política que prestigió el oficio, de la que hoy queda apenas el recuerdo y unos pocos exponentes. La Carta Magna sigue siendo útil y articula mecanismos para casi todo lo que puede suceder. Es cierto que se mostró insuficiente para resolver el bloqueo que casi nos lleva a una tercera repetición de elecciones, pero también ha servido para atajar la desobediencia  de una comunidad autónoma a las reglas del juego y para permitir un cambio de Gobierno porque la mayoría parlamentaria así lo ha considerado oportuno. Se pide ahora desde todos los grupos políticos, aunque con distintos matices, y desde la propia ciudadanía, una limitación o casi supresión de los aforamientos por considerarse privilegios y pretextos para la impunidad, algo que no podemos consentir al haber escrito la corrupción uno de los capítulos más negros de nuestra historia democrática. Los tiempos cambian, las realidades son otras y la Constitución puede precisar de adaptaciones puntuales, como en este tema o en el de la formación de Gobierno cuando no cuadran las mayorías.  Ella misma establece el modo de hacerlo porque hasta para darse cuenta de que envejecería fue un texto avanzado. El procedimiento se resume en  lograr el consenso o un muy amplio acuerdo, ya utilizado en alguna ocasión, y algo muy díficil en el actual marco fragmentado. Felicidades a la Constitución, nuestro marco regulador y garantía de libertades y democracia.