La cascada de Mandayona nos deja esta bonita estampa

03/05/2020 - 16:05 Ana Calles

Las lluvias del mes de abril hacen que el río Dulce aumente su cauce.

Las abundantes precipitaciones del mes de abril han hecho que el cauce del río Dulce aumente y permitan ver las cascadas en todo su esplendor. Si cuando acabe este confinamiento tienen pensado recorrer el Parque Natural del Barranco del Río Dulce no se queden solo a ver Pelegrina, Aragosa o La Cabrera, avancen por las orillas de este río y descubran una de sus cascadas muy cerca del municipio de Mandayona.

Cuando podamos circular, adéntrate por esta zona para ver auténticos paraísos que nos dejan los meandros de este afluente. Donde la vida animal también se deja ver y las mariposas juguetean en el aire. Después de conocer la ribera del río Dulce, visita el pueblo de Mandayona. Una localidad tranquila con sus 250 habitantes, que tuvo un pasado de lo más ajetreado. Por aquí pasó la vía romana que unía a Mérida con Zaragoza.

Fue una villa moderna, donde gran parte de la población trabajaba en la industria. Y quienes tuvieron un papel importante fueron las mujeres que trabajaban en ella, “disponían de una independencia salarial que les permitía vestir ropajes más adelantados a su época o ir al bar” comenta el alcalde de Mandayona, Óscar Relaño. Costumbres no habituales en esos años.

Recorrer sus calles es recorrer la historia de estos y otros grandes acontecimientos. Detengámonos justo en la antigua fabrica de harinas “La Esperanza” y conozcamos la una historia de amor que tuvo un joven riojano, Fernando Aldana, que vino hacer una inspección rutinaria y se quedo prendado de la belleza de Magdalena Mayor Gil, más conocida como Marieta, hija de los propietarios de esta fabrica.

De esta historia de amor pasamos a las historias de todas las fabricas de este municipio. Ahora solo podemos apreciar sus edificios y sus carteles, pero las historias quedaron en las mentes de muchos de estos lugareños. Porque todas las fabricas de este pueblo facilitaron la vida en Mandayona. En una época difícil, donde muchas personas tuvieron que emigrar en busca de trabajo, incluso fuera del país. Rondaban los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

En la actualidad, todas las fabricas están cerradas permanentemente. Aunque, sí podremos visitar, su iglesia parroquial de San Pedro de estilo renacentista. En su puerta principal apreciamos los escudos de armas de los Mendoza y la Cerda, señores de Mandayona. Su alcalde habla de su castillo medieval, pero “escasos restos quedan.” Tan solo unos fosos subterráneos convertidos ahora en unas “bodegas,” añade.

Además, dispone de una obra contemporánea de interés, como es el Centro de Interpretación de Parque Natural del Barranco del Río Dulce, lugar para conocer bien el entorno que invita al ocio y donde puedes comer al aire libre. Porque ahora más que nunca conocer nuestra provincia será una de las mejores opciones que tengamos después de este confinamiento. ¡Apúntatelo!