La Cueva del Tornero de Checa, 20 kilómetros de galerías con lagos subterráneos y cavidades como túneles de metro

11/06/2018 - 13:11 J. Pastrana

No se engañen, este mundo aún ofrece grandes retos para los exploradores. Lo que ocurre es que ya no basta con recorrer la superficie de la tierra. Ahora hay que adentrarse en sus entrañas. Los primeros escritos sobre la Cueva del Tornero, en Checa, datan de finales del siglo XIX. Se conoce desde hace tres siglos, pero nadie decidió explorarla hasta hace apenas 50 años. En 1967, los grupos SIE de Barcelona y GEM de Madrid recorrieron más de 11 kilómetros de cuevas. En 1978, el Grupo Lobetum de Cuenca tomó el testigo, durante dos años. Sus planos, más detallados, presentaban mayor calidad técnica y en ellos se indicaban aspectos más concretos y útiles para la explotación, pero el trabajo quedó incompleto. La Cueva del Tornero se negaba a descubrir todos sus secretos.

 
Isidoro Ortiz, que conoce este enclave desde hace más de 30 años,  decidió retomar el trabajo de exploración en 2017. Para ello cuenta con la ayuda de sus compañeros del Grupo de Espeleología Geológica de Madrid y con los miembros del Grupo Viana de Guadalajara. Juntos han recorrido más de 7 kilómetros de nuevas galerías, lo que eleva la longitud de este sistema de túneles hasta casi 20... y contando. En estos momentos, cree que puede alcanzar los 35 kilómetros, lo que convertiría esta cueva en la más importante de toda Castilla-La Mancha. 


“En estos momentos, para llegar al punto más alejado hay que hacer un recorrido de 4 horas de ida y 4 horas de vuelta”, explica Ortiz. “Hemos llegado a estar 13 horas dentro de la cueva”. Por eso, no es de extrañar que, para seguir adelante con la exploración y llegar aún más lejos, sea necesario hacer noche dentro de la cueva. “Tenemos pensado hacer un campamento interior. Hay una zona que ya está preparada, pero aún no la hemos usado”. 


Lo primero que encuentra el visitante al llegar a la Cueva del Tornero son dos kilómetros de grandes galerías “que todo el mundo ha visitado”, con un enrejado central “fácil de recorrer”, aunque confuso, por lo que se le conoce como El Laberinto. A partir de ahí, el recorrido se divide en dos ramales. 


El Norte es el más corto, de unos 6 kilómetros, pero el más exigente a nivel técnico, con rampas de subida y bajada y saltos de cuerda. “Exige tener conocimientos técnicos y  realizar un importante esfuerzo físico”. Además, hay zonas en las que el agua forma pequeños lagos. De hecho, dependiendo de la época del año, alguna de estas galerías pueden llegar a anegarse completamente de agua, lo que se conoce como sifonar. 


El segundo ramal es el Este, del que por ahora se han recorrido  unos 10 kilómetros de galerías. Además, aquí se encuentra otro de esos lagos subterráneos, aunque en este caso, al ser de entre 25 y 30 metros, es necesario  atravesarlo en  un bote neumático. Y eso, si no es época de lluvias, porque entonces también sifona y resulta necesario recurrir a medios subacuáticos para atravesarlo. De hecho, se calcula que estos sifones temporales mantienen bloqueado buena parte del sistema durante aproximadamente la mitad del año. 

 

La sequía vivida durante gran parte de 2017 fue muy dura para la provincia, pero también se notó bajo tierra, en este caso para bien. Al vaciarse los lagos, se pudo acceder a nuevos recovecos y redes de galerías, descendiendo hasta una profundidad de 35 metros respecto a la boca de entrada de la cueva, aunque no todo han sido bajadas. Ortiz apunta que, para salvar algunos obstáculos, también han tenido que escalar alturas de 15 metros.

 

Por si no ha quedado ya claro, el agua juega un papel fundamental dentro de esta cueva. De hecho,  el mayor interés que ofrece este enclave es el hidrogeológico. A seis kilómetros de la cueva, una parte del río de la Hoz Seca se sumerge bajo tierra, corriendo paralelo al superficial a través de las propias galerías. Este río subterráneo emerge nuevamente a la altura de la conocida como Cueva del Agua, donde se vuelve a unir al de Hoz Seca. Así, siempre que el río superficial va fuerte de agua, es porque en el subterráneo ya se han colmatado los sifones de las cuevas, permitiendo que el agua emerja hasta la superficie. Por eso, está previsto el desarrollo de estudios que servirán para conocer aún mejor el curso y las características de este río subterráneo. 
 
Galería con dimensiones similares a los túneles de metro
Con los trabajos ya realizados sobre la mesa, Ortiz considera que es “indudable” que se trata de  “una cueva que tiene un potencial muy importante”, con salas que alcanzan los 50 metros de diámetro y los 20 de altura. “Hay galerías que son como los túneles del metro (...) Las expectativas son impresionantes”. 


Por el momento han topografiado 5 kilómetros de galerías  con aparatos técnicos y están balizando el camino para evitar que los futuros visitantes provoquen desperfectos. Su siguiente objetivo es transmitir la importancia de este emplazamiento y encontrar un patrocinador que les ayude a financiar sus investigaciones. “Queremos levantar un plano topográfico de detalle de la cueva”. 


En estos momentos, el  grupo de exploración cuenta con 20 miembros, “unos 13 del Grupo de Geológicas y el resto del Grupo Viana”. Para hacer todos los trabajos necesarios, “teniendo en cuenta que el año pasado hicimos 500 horas de actividad, más trabajo de gabinete”, calcula que necesitarían contar con una ayuda de entre 50.000 y 60.000 euros, un dinero que garantizaría la actividad constante de un grupo formado por 20 personas. 

Desarrollo para la zona
Quienes ya les están prestando colaboración, al menos dentro de sus posibilidades, son el Ayuntamiento de Checa, que les cede una vivienda para alojarse, y el parque natural del Alto Tajo. El alcalde de Checa, Jesús Alba, se muestra entusiasmado con este proyecto. “Aquí hay un sistema de simas y cuevas impresionantes”. 


La Cueva del Tornero se encuentra en el Barranco de la Hoz Seca, a 3 kilómetros de Checa, y el alcalde es consciente de las posibilidades que ofrece este enclave de cara al desarrollo turístico de la zona. De hecho, entre los años 70 y 76, después de las primera exploraciones realizadas en el sistema, se registró un aumento en las visitas de grupos llegados desde lugares como Valencia y Barcelona. Además, periódicos como ABC, La Vanguardia y, claro está, Nueva Alcarria, publicaron noticias y reportajes. “Es un recurso turístico de primer orden”, que además se encuentra enclavado en el Geoparque de Molina de Aragón-Alto Tajo. 


El alcalde cree que la galería norte, es “hipertécnica, para expertos, de gran dificultad”. Además, destaca que esta ruta se complementa con el camino de la galería Este, “que es más apto para turistas”, aunque es consciente de que para hacerlo transitable sería necesario poner señalización y controlar el acceso a la cueva. De hecho, considera que en la galería Este se podría hacer un pequeño recorrido habilitado para visitantes que acudieran sin guía y otro más largo para el que sería necesario contar la presencia de un profesional. 


El Ayuntamiento está trabajando con los responsables de los grupos espeleológicos para sacar este proyecto adelante. “Son las personas adecuadas, disfrutan investigando y todos tenemos claro el potencial de la cueva”. Alba considera que lo primero sería arreglar el camino de acceso a la entrada de la cueva y la senda de bajada. A esto habría que añadir la instalación de paneles interpretativos, indicaciones de seguridad y la publicación de una pequeña guía. “Y si queremos sacarle rendimiento de verdad, habría que hacer una promoción internacional”. De todas formas, el proyecto turístico se encuentra en una fase inicial. “Estamos valorando cuál es la mejor forma de hacerlo, pero todavía no hay prisa, porque aún están investigando y parece que la cueva nos sigue dando alegrías”.

 

Independencia, Carlismo y... ¿restos del paleolítico?

Aunque no se han realizando investigaciones arqueológicas en el interior de la cueva, no se puede negar su conexión con la historia. De hecho, se encuentra enclavada en una zona en la que sí se han localizado restos del paleolítico. Y más allá de esta época, cabe reseñar uno de los descubrimientos realizados en una de las primeras explotaciones de la cueva, los restos de un ser humano que finalmente fueron catalogados como el cadáver de un soldado carlista. Por último, la Cueva del Tornero funcionó como almacén durante la Guerra de la Independencia contra las fuerzas napoleónicas. Situada cerca de una fábrica de armas, los responsables de la misma decidieron guardar los tornos de la fábrica en las galerías de la cueva.