La diócesis asegura que ha realizado un "seguimiento minucioso" de la actividad del sacerdote condenado por abusos a menores

19/03/2019 - 08:45 J. PASTRANA

El País publica que cumplió condena entre 2012 y 2015 y que en la actualidad ejerce en una veintena de municipios del entorno de la comarca de Molina. 

El periódico El País ha publicado una información en la que señala que el Obispado de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara habría “recolocado de nuevo como párroco en 24 localidades del norte de Guadalajara” a un religioso que cumplió tres años de condena entre 2012 y 2015 por abuso de menores. C.G.H., continúa relatando este medio, había sido denunciado por tres menores de 11 y 12 años de la escolanía del Monasterio del Escorial, donde era profesor. Tras salir de prisión, El País indica que está ejerciendo el sacerdocio en numerosos pueblos “sin ninguna cautela especial, desde octubre de 2015”, cuando habría sido nombrado párroco de Mazarete, Anchuela del Campo, Anquela del Ducado, Establés, Tobillos y Turmiel. Después, en julio de 2016, se habrían ampliado sus competencias al ser nombrado pá­rro­co “in so­li­dum (junto a otros sacerdotes) de Al­dehue­la, An­chue­la del Pe­dre­gal, An­que­la del Pe­dre­gal, Aran­go­ci­llo, Ca­na­les de Mo­li­na, Cas­te­llar de la Mue­la, Che­ra, He­rre­ría, Oti­lla, Pra­di­lla, Pra­dos Re­don­dos, Ri­llo de Ga­llo, Se­las, Tor­del­pa­lo, To­rre­cua­dra­da de Mo­li­na, To­rre­mo­cha del Pi­nar y To­rre­mo­chue­la. También fue designado vi­ca­rio pa­rro­quial de las iglesias de Santa Ma­ría la Ma­yor de San Gil y de San Mar­tín, en Mo­li­na de Ara­gón”, donde también es ca­pe­llán del monasterio de las Cla­ri­sas.

 

Así, desde El País señalan que en este caso no se estarían cumpliendo las propias directrices de la diócesis sobre prevención de casos de abusos. “El protocolo de prevención y actuación frente a abusos sexuales a menores, publicado en el boletín oficial de la diócesis número 2566 de abril-junio de 2018, indica expresamente en el punto 2.1, referido a la selección del personal: ´La selección de las personas implicadas en la pastoral o la docencia con menores marca el inicio de la actuación preventiva. Incluye la selección adecuada de los sacerdotes (…) de todo el personal con posible contacto con niños y adolescentes.´ Y prosigue: Será obligatorio solicitar un certificado negativo del Registro Central de Delincuentes Sexuales a toda persona que vaya a tener responsabilidad profesional o voluntaria con menores en el ámbito de las instituciones y actividades diocesanas´.

 

Por su parte, la diócesis ha emitido un comunicado en el que confirma que C.G.H. fue condenado por “conductas inapropiadas con menores y cumplió la condena que se le impuso”, a la que se sumó “el correspondiente proceso canónico, cuya pena también ha cumplido”. Por eso, “teniendo en cuenta la dignidad de toda persona, la capacidad de su reinserción pastoral y la presencia de su anciana madre en Guadalajara”, la diócesis decidió atender petición de C.G.H y del Superior Provincial de la Congregación, acogiendo al sacerdote para que trabajar pastoralmente en una zona rural de la provincia, “comprometiéndose firmemente a tener especial cuidado en la relación con los menores”. De hecho, continúan, el propio Obispo “asumió la responsabilidad de acompañarle durante su estancia en la misma y de velar paternalmente por su persona, llevándose a cabo un seguimiento minucioso de su actividad para garantizar su recto comportamiento”. Así, el comunicado de la diócesis manifiesta que C.G.H. “está perfectamente integrado con los hermanos sacerdotes y con los miembros de las comunidades parroquiales que lo han acogido con afecto sincero”. Eso sí, frente a esta afirmación, la información publicada por El País indica que la actitud del párroco “ha causado extrañeza en las misas en verano cuando hace subir a los niños al altar para acompañarle en la ceremonia y les deja darse la comunión unos a otros, una práctica irregular”. 

 

Por último, el comunicado de la diócesis confirma que está “comprometida en la erradicación de los posibles delitos de pederastia cometidos por sacerdotes o por otros agentes de pastoral. Asimismo manifestamos la disponibilidad a escuchar a las posibles víctimas, a acompañarlas en todo momento y, por supuesto, a la colaboración con la justicia (…)Expresamos nuestro compromiso de luchar decididamente para evitar que sucedan hechos de esta naturaleza y que no produzcan tan gravísimo daño a todos los que confían en la Iglesia y sus pastores, en su inmensa mayoría ejemplares”.