La historia de amor de un motero y una Harley escenifica el éxito del mercadillo de Kalvaria
El colectivo motero Kalvaria Kustom cosechó un nuevo éxito el sábado pasado, superando todas las expectativas. Más de 700 personas llegaron a su sede, en Fontanar, donde se celebró su II Mercadillo Motero. Entre ellas se encontraba uno de los socios, Rafa, que recibió el flechazo definitivo de una Harley roja en su corazón.
Muchos de los visitantes llegaron de clubes moteros procedentes de Madrid, Castilla-La Mancha e incluso de la Comunidad Valenciana. “Todo el mundo nos dio la enhorabuena por lo bien que estaba organizado; los stand y los grupos (Marcos Elvis y Cadillac Shadow) estuvieron a la altura de lo esperado y la comida no sobró", señala Luis Cerezo, miembro de Kalvaria.
La exposición de motos de segunda mano, los puestos de merchandising y aerografía, con el rock and roll y la buena comida casera kustomizada, generó un gran interés entre los asistentes.
Como curiosidad, uno de los socios, Rafa, que ya te hemos presentado, fue el primero en comprarse una moto de segunda mano, una auténtica e impecable Harley Davidson roja.
"Había que ver la cara de alegría que tenía", describe Cerezo. Y no era para menos, porque su color vivo, en contraste con el depósito negro, cautivaba la retina de cualquier aficionado al mundo clásico de las dos ruedas. Esa era su moto.
Nuestro amante iba vestido impecable para la ocasión: Chaleco de cuero, cadenas cuyo brillo proyectaba el sol espléndido que reinó de forma cegadora, vaqueros, gafas de sol y perilla arreglada. Él se encontró con su media naranja, una moto a la que solo la quedaba hablar, con cubiertas, llantas, manillar y faros niquelados, asiento y respaldo de cuero…
El sintió la llamada: “Llévame, llévame”, algo solo comparable al cántico de sirenas. No se pudo resistir. Llegó el mágico momento. Su característico ruido (pop-pop) se convirttió en música celestial. Unidos, para siempre.