La madre del cordero

15/08/2025 - 12:19 Jesús de Andrés

Coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Asunción, este fin de semana se celebran en Jumilla, tierra de graneles básicos, poco dada al refinamiento, las fiestas de Moros y Cristianos, brillante cierre a una quincena de agosto en la que no han tenido otra cosa.

Aunque todo el mundo ha hablado de ello, pocos han leído las dos propuestas motivo de la polémica: ni la de Vox, que solicitaba “prohibir la celebración pública de la denominada ‘Fiesta del Cordero’ u otras celebraciones similares ajenas a nuestras tradiciones”, ni la del PP, finalmente aprobada en solitario, con la abstención de Vox, que instaba al Ayuntamiento a modificar el reglamento municipal para que el uso de las instalaciones deportivas fuera eso, deportivo, “y en ningún caso para actividades culturales, sociales o religiosas ajenas al Ayuntamiento”.

Me sorprende que haya quien se sorprenda del auge de Vox, de su permeabilidad a los sectores más jóvenes y desfavorecidos, aquellos que antaño ocupaba la izquierda. Ya pasó en el “cinturón rojo” de París, que de estar controlado por el Partido Comunista pasó a ser granero de votos de los Le Pen. El error es considerar que toda propuesta suya es un despropósito, cuando precisamente una de sus señas de identidad es señalar lo que el resto no quiere ver. Otra cosa son sus soluciones, su demagogia y su objetivo último, que los convierte en caballo de Troya de los intereses de las autocracias que nos amenazan, aunque ese es otro tema.

La celebración popular de la Fiesta del Cordero es una aberración que únicamente se entiende desde la estupidez más primaria, el buenismo complaciente o la corrección política. Consiste en degollar públicamente un cordero, cabra más bien, derramando su sangre por el suelo para conmemorar el cuento aquel de Abraham dispuesto a asesinar a su hijo Isaac porque un dios inmisericorde se lo había pedido en sueños. En fin. Lo lógico es que las instituciones públicas velaran por el cumplimiento de la legalidad sanitaria y contra el maltrato animal y preservaran a los corderos de tan brutal y primitivo sacrificio. Al contrario, unos a decir que es un derecho constitucional y otros a espantar moscas. Y en esto que sale un reciente cardenal, José Cobo, arzobispo de Madrid, nombrado hace un par de años por el peronista Bergoglio, a decir que “la libertad religiosa debe ser acogida y la libertad de culto respaldada”, cuando ni una ni otra han estado amenazadas. Por lo visto, han empezado a ver pelar las barbas de su vecino, porque de barbudos va la cosa. Y de degüellos. Que ese es el meollo, la madre del cordero.