La reforma de las plazas de San Esteban y General Prim desde el punto de vista de un arquitecto y urbanista


El arquitecto y técnico urbanista Antonio Miguel Trallero analiza los planes que hay para la reforma de la plaza de San Esteban y la del General Prim y nos ofrece una perspectiva histórica. ¿Qué opina del paseo de baldosas amarillas en alusión a Guadalajara ciudad del cuento?

 

 

  Guadalajara, como cualquier ciudad, es consecuencia de su historia, de los motivos y del lugar elegido para su fundación y de su evolución posterior, en gran parte vinculada a las funciones que en ella se han ido desarrollando.
    Actualmente, para conocer el trazado de la ciudad, aparte de los restos de su trama urbana, de sus edificaciones o de sus restos arqueológicos, son fundamentales las representaciones, principalmente gráficas, conservadas. Entre ellas están las vistas de la ciudad de Antón Van der Wyngaerde de 1565, la de Pier Marie Baldi de 1668 o la Juna Francisco Leonardo de 1687, los grabados y dibujos de Jenaro Pérez Villaamil, Sandalio Sancha, Valentín Calderera, Richard Ford, Pascó, Oms, Salcedo, Digby Wyatt, etc. y también los planos conservados.

   Detalle del plano de Guadalajara, 1860. Francisco Coello. Detalle del plano de Guadalajara, 1880. Instituto Geográfico y Estadístico.

   De principios del siglo XIX son tres planos guardados en el Archivo Municipal, muy esquemáticos y de muy poca calidad gráfica, pero que nos sirven para hacernos una idea de la ciudad en ese momento. De mucha mayor calidad son otros como el “Plano de la Ciudad de Guadalajara y sus Arrabales” realizado en 1849 por la Brigada Topográfica del Cuerpo de Ingenieros, el de Francisco Coello de 1860 y sobre todo el realizado en 1880 bajo la dirección de Ibáñez Ibero con todos los planos de toma de datos previos. En estos últimos aparecen representadas las principales edificaciones públicas de la ciudad, pudiéndose comprobar la desaparición o el cambio de uso de importantes edificios religiosos tras la supresión de parroquias de 1831, la Desamortización de 1835 y las operaciones de reforma interior llevadas a cabo, aunque en ellos también se aprecia claramente que el callejero de la ciudad seguía teniendo un marcado carácter medieval.
    Recientemente, he conocido a través de la prensa, que se va a proceder a reformar las plazas del General Prim y de San Esteban, indicando que “se llenarán de colorido y vegetación y de más espacios de sombra”. Se dice también que ambas plazas quedarán unidas por un camino de baldosas amarillas en alusión al cuento del Mago de Oz, añadiendo “Si somos ciudad de cuento, vamos a ir incorporando elementos de cuento a nuestro entorno”.

   Valentín Carderera. Iglesia parroquial de San Esteban. Guadalajara, 1820. Museo de la Fundación Lázaro Galdiano.

Yo personalmente, como creo que le ocurre a la mayoría de los guadalajareños, me siento orgulloso de que Guadalajara sea una “ciudad de cuento” y soy consciente de lo que el Maratón de Cuentos ha hecho por la ciudad desde esa primera edición celebrada en el año 1992 por lo que entiendo que se merece este reconocimiento.
    También pienso que, como he indicado al principio, las ciudades evolucionan a lo largo del tiempo con lo que esto puede suponer de pérdidas importantes (en Guadalajara, por desgracia, demasiadas) y de nuevas aportaciones que la han enriquecido. Las ciudades, si están vivas, son cambiantes, no pueden, ni deben, quedarse estancadas, pero esto, de ninguna manera, puede significar que nos olvidemos o no respetemos las muestras de épocas anteriores ya que la ciudad actual es consecuencia de lo que ha sido anteriormente.
    En relación con el ámbito de esta nueva actuación, las plazas del general Prim y de San Esteban son unos espacios vinculados directamente con la antigua parroquia de San Esteban, una de las diez parroquias medievales de la ciudad y una de las que se suprimieron en 1831 que, al contrario de lo que ocurrió con otras, no fue demolida en ese momento. En el año 1853 las monjas Jerónimas vendieron el convento de los Remedios y, tras comprar unas casas junto a la Iglesia de San Esteban, se instalaron en ellas utilizando como capilla este templo. En estas fechas San Esteban ya había perdido sus dos ábsides a los que hace referencia José María Cuadrado (1853) y aparecen representados en los planos de Brigada Topográfica de Ingenieros Militares (1848), en el de la Brigada Topográfica de Ingenieros (1849) y en de Coello (1860), en el que también se representa el atrio.
    Por los planos de saneamiento y modificación de alineaciones de esta zona, sabemos que en 1864 ya habían desaparecido los ábsides, pero todavía se conservaba el atrio lateral. Por los planos del Instituto Geográfico y Estadístico sabemos que, en 1878, siendo convento de los Remedios, tanto los ábsides como el atrio, habían desaparecido.
    Tras muchas peripecias, la comunidad jerónima ocupó estos edificios hasta la Guerra Civil, a partir de la cual los restos de la Iglesia fueron utilizados como almacén hasta que en 1947 se construyó el edificio de viviendas actualmente existente, lo que se hizo manteniendo gran parte de la estructura vertical de la antigua Iglesia. Esto permitió que se conservase la portada mudéjar lateral que apareció tras la demolición de los edificios colindantes que sirvieron de Convento y es posible que ésta no sea la única “sorpresa” que guarde este edificio.
    Dicho esto, considero, y así me habría gustado, que junto a las referencias al “Mago de Oz” o a cualquier otro cuento, se hubiera tenido en cuenta las características de este histórico espacio, que se hubiera, por lo menos intentado, recuperar la memoria del patrimonio perdido y del trazado urbano, que, tras su exacto replanteo y utilizando cualquiera de las múltiples soluciones posibles, se hubiera materializado sobre el terreno y, utilizando las nuevas tecnologías, pudiera haberse transferirlo de la manera más directa posible su conocimiento tanto a la sociedad en general, como a los distintos grupos de interés en particular. De esta forma podríamos no solo disfrutar de estas plazas sino también entender estos espacios cuyo origen está íntimamente ligado a la antigua Iglesia Parroquial de San Esteban, algo que también podría haberse hecho en otras zonas de Guadalajara como podría haber sido la cercana plaza del Concejo, antigua plaza de San Gil, en la que, como ocurre con las de San Esteban y Prim, no solamente se entenderían mejor los espacios públicos sino también los restos conservados de la antigua Iglesia.