Labrador Herráiz recupera la obra de Pedro de Padilla
01/10/2010 - 09:45
Por: Redacción
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El investigador cifontino es el editor de un libro titulado Églogas pastoriles
Una novedad literaria que afecta a Guadalajara, por cuanto el editor y estudioso de la obra es alcarreño José Julián Labrador Herráiz, nos llega desde el Frente de Afirmación Hispanista de México, que acaba de editar un nuevo volumen de la obra completa del poeta andaluz Pedro de Padilla.
Se trata de las Églogas Pastoriles y juntamente con ellas algunos sonetos del mismo autor, con un prólogo de Aurelio Valladares y la edición y profundo estudio del libro que con ese título se publicó en Sevilla en 1582, hasta ahora muy poco conocido, de José J. Labrador Herráiz y Ralph A. DiFranco. Un volumen de 422 páginas en el que las primeras 40 van ocupadas por el estudio referido de los filólogos Labrador y DiFranco, y el resto por el texto original del poeta del Siglo de Oro.
Para los amantes de la poesía clásica, éste es un libro capital, una verdadera joya rescatada de las profundidades polvorientas de las bibliotecas americanas. El propio autor dice de la obra que son églogas pastoriles de diferentes subjetos y composturas, donde con versos sueltos en lugar de prosa van ligados los demás que a diversos propósitos se hicieron. Bien a las claras confiesa el autor lo diverso de su obra, aunque parezca que lleva un hilo conductor. Está en la línea de lo que en el siglo XVI se pretendía: lanzar versos que divirtieran, entretenidos, bellos y recordables. Aunque fueran sin hilazón unos de otros.
Para los amantes de la poesía clásica, éste es un libro capital, una verdadera joya rescatada de las profundidades polvorientas de las bibliotecas americanas. El propio autor dice de la obra que son églogas pastoriles de diferentes subjetos y composturas, donde con versos sueltos en lugar de prosa van ligados los demás que a diversos propósitos se hicieron. Bien a las claras confiesa el autor lo diverso de su obra, aunque parezca que lleva un hilo conductor. Está en la línea de lo que en el siglo XVI se pretendía: lanzar versos que divirtieran, entretenidos, bellos y recordables. Aunque fueran sin hilazón unos de otros.