Fuertes nevadas en Orea: "Las costumbres se hacen leyes"
Los vecinos de la localidad del Alto Tajo amanecen sin un fluido eléctrico que regresó a las 10.30 horas de hoy, de la misma forma que su vecina Checa.
Es algo común en Orea, porque los vecinos ya están acostumbrados. La temperatura mínima, alta para lo que suele hacer cuando nieva y con temporal, que puede descender hasta los 20 bajo cero,ha llegado a solo -2 grados. Respecto al corte de luz, “es bastante común cuando hay tormenta o nevada fuerte”, asegura su alcaldesa, Marta Corella. Situaciones como ésta son las que tiene que abordar la España vaciada, con unas características comunes: poca población, muy mayor y con carencia de servicios.
Sin embargo es un inconveniente que requiere, según Corella, “la labor de despejar los accesos a los lugares públicos, al centro de salud, a la panadería, a la tienda o al bar, pues en estos sitios la gente transita de continuo”.
De la misma manera ha habido que abrir los accesos a las personas mayores, “que es lo que más nos dificulta la nieve”. De momento no ha helado.
Arturo Quesada Segura, de 26 años, es un joven ganadero que lleva trabajando en la localidad desde hace tres años. Él es un ejemplo de las duras condiciones en las que se desarrolla la labor en el campo, en el Alto Tajo, cuando llega el invierno. Es responsable de 105 reses de vacuno que están sueltas en los sitios adecuados situadas en el monte y 15 en la nave de labor. Además tiene seis caballos protegidos por un pastor eléctrico en la localidad. Cuando llega esta adversidad, ya tiene todo preparado. “En cuanto recibo la alerta en el móvil me pongo manos a la obra”.
Todos los años hace suficiente acopio de pienso y paja, que pone debajo de los pinos para que vacas y novillos puedan sentarse encima, porque, sobre todo, cuando hiela, la situación se complica. De la misma forma echa pienso, paja y hierba a los caballos.
“Lo que ya he hecho es abrir caminos con el tractor y colocado el pienso en ellos para que las vacas bajen y tengan sustento”, añade. Una vez que las reses acuden a comer, por “querencia” llegan hasta la nave y los alrededores.
Lamenta el imprevisto de la nevada, aunque ya está más que acostumbrado, porque su ganado -lamenta- tenía ya que haber sido trasladado hasta Córdoba, donde posee una infraestructura adecuada para desarrollar su actividad alejado de las nieves y el hielo. “Pienso ir por primera vez allí, a Hinojosa del Duque, donde estaré seis meses y los otros seis en Orea”.
Como anécdota ilustra que una de sus siete vacas parideras está en el establo, sana y salva con su cría. “Tengo siete dispositivos GPS para localizar a todas aquellas que pueden parir y escaparse por el monte, lo que me sirve también para saber dónde se halla en ganado, ya que suele ir por grupos”.
Una cálida y humana historia para un frío y adelantado invierno.