Los benditos SMS, siempre dispuestos a ayudar altruistamente
Finalizó el colapso mundial de las redes sociales. WhatsApp, Instagram y Facebook resultaron ser gigantes con pies de barro, y nos afectó inesperadamente, como todo lo que últimamente estamos experimentando debido a acontecimientos que jamás hubiéramos pensado que sucederían.
Muchos desprecian a los coches antiguos, por ser altamente contaminantes, y, sin embargo, se ha registrado un crecimiento sin precedentes de las compras de vehículos de segunda mano. Gastan más combustible, son más lentos, pero cuestan menos. Cada vez son más frecuentes las caídas en los sistemas basados en plataformas que se apoyan en la red de redes para su funcionamiento en el ámbito de la comunicación social, lo que ahora se llama Community Management. Son los únicos, los predominantes, no hay otra posibilidad para contactar al instante.
Sin embargo ahí tenemos al coche viejo, que siempre está a nuestra disposición, que nunca falla y sigue presente. Estamos hablando del SMS, un valor que persiste, no está en alza, pero que, cuando hubo colapsos como el de ayer es muy utilizado. Quién no recuerda aquellos anuncios de 100 SMS gratuitos por un contrato de telefonía móvil. Algo de la Prehistoria. Pero el siglo XXI nos está dando grandes lecciones: podemos pasar de la Prehistoria a la Historia en cuestión de segundos.
Ahora el SMS es el Bienvenido Mister Marshall de la tecnología; el gurú de aquellos, muchos, que no conocen otra alternativa al WhatsApp, ni se lo han planteado, ante la dificultad para ellos de adaptarse intuitivamente a otros modelos.
Ya estamos en otoño, las hojas se caen, anochece antes –ya no dispongo de esa maravillosa luz natural para escribir-. Y ayer la oscuridad se agudizó tecnológica y estacional. Muchos dicen: “Mientras todo sea por una caída de las redes sociales…”.
Me estoy hartando a mandar SMS a familiares. BENDITOS SEAN, aunque SIEMPRE NOS QUEDARÁ EL TELÉFONO...O quién sabe.