Magia, una cuestión de ilusión... y también de fe

02/02/2025 - 02:24 J. P.

Para disfrutar de un espectáculo de magia es importante fluir, buscar el truco, sí, pero también dejarse fascinar por él. Y con eso y las ganas de pasarlo bien, fue suficiente el sábado para disfrutar en la gala de Estrellas de la Magia del robótico G. Alexender, que adornó el virtuosismo de sus manos con una puesta en escena impactante; de la doble actuación de Florian Sainvent, la primera casi más cómica que mágica y la segunda toda una demostración de grandes ilusiones; y de Lya Kyle, con ese show de cambio de ropa tan único, divertido y fascinante. Todos ellos brillaron, pero ninguno logró conectar con el público como lo hizo Alberto Figueiredo, que también ejerció como maestro de ceremonias. Su capacidad para unir magia y humor, para sumar con calidez al público a sus número y para improvisar bromas fueron, sin duda, de lo mejor de la gala. 

Mención a parte merece el hipnotista Astayro, porque si antes hablábamos de fluir, en su caso hay que hablar también de fe. El hipnotismo es lo que tiene, que uno siempre piensa en compinches. Sin embargo, el espectáculo que ofreció en Guadalajara invitaba a creer. El público pudo ser testigo de todo el proceso que llevó a la elección de los voluntarios, e incluso reconocer caras de vecinos entre ellos. Resulto exigente para los espectadores, sobre todo para los niños, pero la realidad que emanaba de su show compensó el bajón de ritmo. Astayro logró algo muy complicado, que el público aceptara que en la magia no todo tiene porque tener un truco, por increible que  parezca. Lo suyo fue la guinda de un pastel que siempre sabe bien, como volvió a demostrar un Buero Vallejo lleno de público.