Modelo 77: Presos en Lucha

04/10/2022 - 12:14 J.P.

Alberto Rodríguez es un seguro de vida a la hora de retratar atmósferas densas, de violencia soterrada, de esas que incluso cuando todo está en calma, parecen estar augurando una tormenta. Por eso Modelo 77 era una película perfecta para él, una historia carcelaria de tipos rasgados por la vida y recompuestos a jirones, sostenidos con los medios posibles, que no deseados.

Modelo 77 se sitúa en la España del salto a la democracia, la de las ilusiones. Aquella España que cambio de un régimen a un sistema con un salto que, entonces, muchos consideraron modélico y ahora otros denuncian fallido… o al menos bastante imperfecto. 

La acción se sitúa en una prisión, La Modelo, en la que entra un joven por un delito más impuestos que cometido. Sin embargo, más que la injusticia de su denuncia, lo que le quema es la injusticia del sistema carcelario. Casi sin comerlo ni beberlo se encuentra envuelto en la Copel, una especie de sindicato con el que los reclusos aspiraban a conseguir derechos y en última instancia una amnistía general. Y lo hace caminando de la mano de un viejo recluso, descreído de todo al principio, pero que en la lucha por el cambio irá encontrando un camino hacia la dignidad perdida. 

Si algo destaca en Modelo 77 es la atmósfera creada por Rodríguez y las interpretaciones de su elenco. Puede que Miguel Herrán y Javier Gutiérrez destaquen representando esa dupla de joven y veterano que tan buen resultado le ha dado al director en otras producciones, como la Isla Mínima o  Grupo 7, pero sería injusto no destacar también a quienes les acompañan, como Jesús Carroza (indispensable su personaje) o Fernando Tejero.

La película pretende ligarnos a la piel de sus protagonistas y se le podría achacar una visión demasiado pegada a la que ellos tienen del mundo, con esos guardias casi unidimensionales que les atormentan de forma caprichosa. Aún así, sirve como atractivo relato carcelario al que quizás le sobre unos minutos, probablemente por su intento de meter dos películas en una, pero que nos acerca a otra realidad de aquella España que algunos, peligrosamente, a veces quieren olvidar.