Nacen los derechos
El joven Marx se debatía entre dos concepciones de los derechos: la concepción idealista o liberal y la concepción materialista.
Si digo que la izquierda marxista-leninista y socialdemócrata tiene un concepto materialista de la historia, no lo entiende nadie. Discusiones académicas, piensan muchos. Pero si digo que la generación de marxistas que nos gobiernan tienen un concepto materialista de la vida, ya se entiende un poco mejor. Y si decimos que la política que hacen estos marxistas en el gobierno es la aplicación de su ideología materialista a las relaciones de producción, a la economía, a la familia, a la educación, a la biografía del ciudadano, ya se entiende todo lo que hacen y por qué lo hacen. Les molesta la trascendencia, la dignidad de la persona, la libertad, la religión, la moral. Dividen a la sociedad en clases sociales y ella es una lucha de clases primero por la teoría, por la formación y luego por la práctica jurídica, política y social. Ahora se entiende por qué necesitan el poder del Estado. Los partidos políticos son el instrumento para asaltar dicho Estado. El Estado es un trampolín para agitar a la sociedad. De tal manera que con los comunistas en el poder, parece que con ellos han nacido los derechos y sólo ellos han traído los derechos al mundo, a la humanidad.
Todo ello sin apurar las últimas consecuencias del humanismo. ¿Qué es el hombre? ¿Por qué se sienten superhombres los que tienen poder? Tienen que morir. Son sólo hombres, no ministros. La alfombra roja no es infinita. ¿Y la enfermedad? Estamos todos expuestos a la muerte que puede llegar en cualquier forma de contagio. ¿Quién es capaz de garantizar nuestra permanencia en el poder? ¿Por qué se fía uno tanto de los amigos? ¿Son amigos míos o más bien amigos del poder que tengo? ¿Miran por mí o miran a mí? Seguimos en un régimen feudal de esclavitud por el poder. El interés es ciego y el instinto es interés. Los derechos nacen de los intereses materiales, según los marxistas que nos gobiernan. Ellos buscan sus intereses. Los demás somos satélites de sus vidas, de sus ansias de poder. A eso llaman ellos derechos humanos.
El joven Marx se debatía entre dos concepciones de los derechos: la concepción idealista o liberal y la concepción materialista. La sociedad de su época estaba dominada por las clases sociales. Hasta que descubre que los derechos humanos son una “superestructura” creada por el capitalismo como producto moral y de mercado. Todo es convencional, negociación, pacto de no agresión. Libertad e igualdad son los dos carismas que distinguen al hombre. Entre hombres hay diferencias pero subsiste una igualdad que es el fundamento de los derechos humanos. Hay que condenar a los ricos y que sean los pobres los que marquen el perímetro de los derechos humanos. La necesidad es lo que mueve al hombre. El trabajo es necesidad y con ella juega el capitalismo. Según los marxistas, la fuente de los derechos humanos es la voluntad de la clase dominante. Hasta ahora era la burguesía. Pero llegó el proletariado, se implantó la dictadura del proletariado. Entonces, cambian los derechos humanos. La revolución es la única madre y fuente de los derechos humanos. Completada la revolución con el asalto al Estado, es el Estado la fuente más potente de derechos. Pero, a partir de ahí, el Estado es fruto y creación de la clase dominante. El Estado es la fuente inmediata de los derechos humanos.
Todo esto que estamos diciendo, no es pura teoría. Es la política que está aplicando este gobierno de marxistas aunque se llamen socialdemócratas. Están imponiendo los derechos humanos que a ellos les conviene como clase social. Es un Estado de alarma o alarmante.