National Geographic lo recoge: La mitad de los habitantes de un pueblo de Guadalajara son artistas

02/07/2025 - 18:15 FCV

En lo alto del Parque Natural del río Dulce, a más de mil metros de altitud y rodeado de riscos, se encuentra Pelegrina, un pequeño núcleo medieval de la provincia de Guadalajara que ha cautivado a National Geographic por algo más que sus paisajes. El periodista Juan Pedro Chuet-Missé firma un reportaje en la revista Viajes en el que redescubre esta pedanía de Sigüenza donde apenas viven quince personas... y la mitad de ellas dedica su vida al arte.

Pintores, grabadores, ceramistas. Todos ellos, vecinos de un caserío que en el siglo XIX llegó a tener más de 600 habitantes. Hoy, en Semana Santa, organizan una muestra colectiva con vistas a los acantilados y al vuelo silencioso de los buitres leonados, cuyas alas alcanzan casi los tres metros de envergadura. La mayoría de sus obras representan lo que ven desde casa: la hoz del río Dulce, un paraje de formaciones imposibles y rapaces en vuelo eterno.

Este 2025, la IV Exposición Colectiva organizada por Pelegrinart ha vuelto a llenar de vida cada rincón del pueblo. Siete de sus propios vecinos —Ana Hernánz, Blanca Moreno, Emilia Benito, Guillermo de Lama, Jaime D. Nevado, Penélope Fulljames y Sebastián Hernández— han mostrado sus creaciones en disciplinas que van desde la pintura, el grabado o la cerámica hasta la escultura y el dibujo. En un entorno tan reducido como evocador, el arte se funde con el paisaje, con la piedra, con el silencio y con la memoria.

Desde el mirador de Félix Rodríguez de la Fuente, se contempla la geografía abrupta que tantas veces retrató el naturalista en su serie El Hombre y la Tierra. Allí mismo se levanta la caseta que utilizaba como base de rodaje, y un panel recuerda su legado divulgador. El propio cañón forma parte de la Red Natura 2000, y acoge otras especies como el águila real, el halcón peregrino o la culebrera europea.

El reportaje, publicado el pasado 26 de junio, recorre también la historia de este enclave, que hunde sus raíces en la fortificación musulmana que controlaba el paso por el valle. Con la repoblación cristiana, se levantó el castillo de Pelegrina, más tarde residencia veraniega de los obispos de Sigüenza, y arrasado en la Guerra de Sucesión y por las tropas napoleónicas. Hoy son ruinas, pero evocan siglos de conflictos y poder.

Junto al castillo se alza la iglesia de la Santísima Trinidad, de estilo románico rural, que aún conserva su artesonado mudéjar policromado y un retablo mayor del siglo XVI. Todo en Pelegrina parece resistir el paso del tiempo: las piedras, los ecos de la historia… y sus vecinos.

Otro de los tesoros naturales que destaca el reportaje es la cascada del Gollorío, un salto de 50 metros que solo se muestra en época de lluvias. En primavera y otoño cae con fuerza, pero en verano apenas es un hilo, y en invierno, puede helarse. Es un espectáculo impredecible, como la propia naturaleza del parque.

Los senderos señalizados que recorren el valle del Dulce y la hoz permiten descubrir todo este entorno a pie. Muchos parten del propio pueblo, donde un centro de interpretación ofrece información geológica, faunística y botánica. Cerca, el restaurante El Mirador del Dulce invita a completar la jornada con cocina tradicional.

La pieza de National Geographic consigue algo más que describir un destino. Retrata un estilo de vida que resiste, donde la creación artística es la respuesta a la despoblación. En Pelegrina, el arte no es un lujo: es una forma de estar, de mirar, de habitar un territorio donde la belleza aún manda.