Palazuelos: corzos y lobos

25/10/2019 - 17:06 Luis Monje Ciruelo

Cuando me estaba despidiendo de un grupo de amigos al borde de la muralla se nos acercó un corzo.

En mi reciente visita a mi Palazuelos familiar presencié un episodio inesperado que pudiera haber sido preparado por la Concejalía de Turismo si no fuera porque reside en Sigüenza como Ayuntamiento que es de Palazuelos, su pedanía. Y es que cuando me estaba despidiendo de un grupo de amigos al borde de la muralla se nos acercó un corzo que escapó espantado por el barullo que armábamos. Pero no se fue lejos, pues se detuvo a unos cien metros. Este episodio, que no le diría nada a otro, me hizo recordar el que me contó mi abuela, yo, niño de 12 años en 1936, cuando llegué al pueblo para quince días de vacaciones y estuve más de tres años, lo que duró la Guerra Civil. Me contó mi abuela Ciriaca con 84 años, que a los siete años estaba regando un huerto alas dos de la mañana, en la Cuesta de los Chopos, a unos 300 metros de las murallas, exactamente donde se detuvo el corzo en su huída. Esta coincidencia en el lugar, aunque 170 años después, me ha animado a  comentar, para conocimiento de las jóvenes generaciones, que la niña vio pasar por el camino, a unos quince metros de ellos, siete u ocho escuálidos perros con ojos fosforescentes. 

                 - Mire, padre, qué perros más raros, le dijo en voz baja

                 - !Calla, hija, ya los he visto!

                Hasta el día  siguiente no supo la niña que era una manada de lobos. Sabía como todos, que los lobos, amparados por el bosque de marojos que llegaba hasta las murallas entraban por las noches en el pueblo y merodeaban por los corrales en busca de alimento, al estar cerrados los gallineros, suscitando una algarabía de ladridos. Más  de un escopetazo recibieron desde arriba, con diversa suerte, de los malhumorados vecinos despertados por el escándalo de ladridos y aullidos en el sosiego de la noche. Pero la niña nunca había visto un lobo. Los lobos de entonces y los corzos de ahora son todo un símbolo de cambio experimentado por el mundo rural en su seguridad, a la par que en la suavización de las faenas agrícolas con su mecanización. Así espero que se entienda esta brújula.