Pensamiento crítico

26/04/2021 - 12:12 Jesús Fernández

 Las Leyes y los Parlamentos van más allá de la escuela y se puede legislar sobre la vida de los ciudadanos en otras situaciones.

Los jerarcas de los partidos están equivocados en su lucha contra la religión desde la política. Su cinismo es repugnante cuando sabemos que llevan una vida de privilegios frente al ciudadano común que es quien paga sus caprichos. No saben lo que es la democracia como forma de vida. ¿Cuánta religión está dispuesta a tolerar la democracia de partidos? Mientras que la práctica religiosa sea una “tolerancia”, no  hemos avanzado nada en relación con las dictaduras. Dichos jerarcas políticos hablan contra la religión desde  una forma de clericalismo añejo y trasnochado. Son ateos militantes y anticlericales. Usan todo su poder para luchar contra las clases dominantes, según ellos, sin darse cuenta  que ellos mismos aspiran a ser clase dominante. Ven en el poder de la religión un contrapoder al de ellos. No entienden que la religión es otro poder y diferente. La espada y  la cruz siempre han existido. Cruz es sufrir los ataques de la espada. 

  Por otra parte, la Iglesia Católica que representa a la fe de la mayoría de españoles, tampoco entiende que la lucha contra ella del gobierno comunista que nos dirige, ha cambiado. La Iglesia sigue obsesionada por la educación y cree que en ella está la mayor batalla de la izquierda atea. No es así. A ésta le interesa la etapa educativa, los colegios donde los ciudadanos pasan la infancia y la adolescencia aprendiendo y formando su personalidad. Allí se deben inculcar valores, derechos y obligaciones. Pero la vida sigue. Las Leyes y los Parlamentos van más allá de la escuela y se puede legislar sobre la vida de los ciudadanos en otras situaciones. Ley de protección de la infancia, ley de educación, ley de eutanasia, ley del aborto libre, leyes sobre la familia. Ved cómo se puede legislar contra la Iglesia. A  los que gobiernan ya no les interesa la confrontación con los creyentes en los terrenos que ellos estiman. Toda la vida humana en su extensión  puede ser objeto de reforma y de confrontación.

Tampoco los de la izquierda izquierda  saben lo que es la Iglesia de hoy. Desde luego no es la Iglesia clerical que ellos han conocido. La Iglesia es el pueblo. Ese pueblo que ellos pretenden atraer con sus leyes y cuyos votos necesitan. Cuando critican la actitud encubridora de la misma, no piensan en que sus miembros forman parte de la misma sociedad que ellos pretenden doblegar. La democracia va por otros caminos. Ella vive de los conceptos y lenguaje de la confrontación pero defienden valores comunes. Les molesta que la autoridad venga desde arriba y no pase por una votación. Se creen la capital del ateismo. La Iglesia ha visto aparecer y desparecer muchos ateismos. Para la sociedad que cuida su identidad, la cruz es parte de su orientación. La religión responde a las últimas preguntas de la vida. Pero los gobiernos no tienen preguntas. No se pueden ya repetir viejos y rancios  clericalismos. Ellos lo saben y por eso dirigen sus ataques a otros frentes de la existencia humana, sobre todo, la familia.