Por una iglesia sinodal


Con esta convocatoria, el Santo Padre desea que todos los bautizados nos preguntemos sobre un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia en los años venideros.

 El papa Francisco convoca a toda la Iglesia a participar en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Con el lema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, esta asamblea tendrá su inicio, el próximo día 9 de octubre, con una celebración presidida por el Santo Padre. El día 17 de octubre, todos los obispos del mundo, en comunión con el Papa, estamos invitados a celebrar la santa misa con quienes quieran participar en la misma para orar por el fruto espiritual de este camino sinodal que hemos de vivir con profunda alegría y esperanza. 

Propiamente el encuentro de los obispos de todo el mundo con las personas invitadas a participar en la asamblea sinodal tendrá lugar el mes de octubre de 2023. Pero, hasta ese momento, el Santo Padre nos invita a celebrar una fase diocesana y otra continental para que todos los miembros del Pueblo de Dios puedan ser escuchados y puedan ofrecer sus aportaciones a los cuestionarios sinodales. 

Con esta convocatoria, el Santo Padre desea que todos los bautizados nos preguntemos sobre un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia en los años venideros, teniendo en cuenta que “el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. El futuro de la misión de la Iglesia depende en gran medida de la puesta en práctica de procesos de escucha, de diálogo y discernimiento comunitario en los que todos puedan participar y colaborar. 

El camino a recorrer durante las distintas etapas de preparación de la Asamblea Sinodal hemos de contemplarlo como un don y una tarea. Es un gran regalo de Dios, porque todas las iniciativas y actuaciones de la Iglesia han de tener su origen en la gracia de Dios, que nos ha amado primero. Y es también una tarea, porque a partir del diálogo y de las propuestas concretas, podemos ayudar a la Iglesia a descubrir los procesos que ha de recorrer para crecer en la comunión, en la participación y en la misión. 

Esto nos obliga a cuidar la oración para permanecer a la escucha del Espíritu Santo y para acoger sus insinuaciones a lo largo del camino sinodal. Mediante la apertura a la acción del Espíritu, podremos encontrar los caminos a recorrer para la realización de la misión evangelizadora de la Iglesia, a la que todos somos convocados por haber sido constituidos sacerdotes, profetas y reyes en virtud de la participación en el sacramento del bautismo. 

Para caminar juntos, consagrados, cristianos laicos, presbíteros y obispos, es preciso que todos nos dejemos educar por el Espíritu Santo para actuar siempre con una mentalidad verdaderamente sinodal, entrando con audacia y libertad de corazón en un proceso de conversión sin el cual no será posible la constante reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene necesidad (Cfr. EG 26).