Protestas en la Bolsa de Madrid por un desarrollo energético sostenible

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Las organizaciones no gubernamentales no pudieron acercar al recinto ferial donde se reunían y tuvieron que escoger otros lugares de la ciudad para dejarse ver, aunque su actuación esté relacionada con el citado certamen.
Quizá el más simbólico de ellos fue la Bolsa de Madrid, justo en un momento en que parece existir un consenso entre los países productores y consumidores sobre el papel negativo que los inversores financieros están jugando respecto al crudo.
Alrededor de un centenar de personas, miembros de la plataforma “Rompamos el silencio”, irrumpieron al mediodía en el parqué madrileño con gritos y silbatos, mientras coreaban consignas contra el encarecimiento del petróleo y la especulación, y a favor del desarrollo energético sostenible -idea defendida en la inauguración del congreso por el propio Rey don Juan Carlos-, mientras hacían un llamamiento sonoro a “no más sangre por petróleo”. Estuvieron unos diez minutos en este lugar, pero según informaron desde la sociedad Bolsas y Mercados Españoles la actividad diaria no se resintió por la protesta y las cotizaciones continuaron su ritmo habitual, justo en una jornada en que la Bolsa española concluyó su peor semestre desde 1990, con un descenso de casi el 21% de su valor. La Policía terminó desalojándoles de forma pacífica y anotó sus datos personales, pero no se produjo detención alguna.

Discrepancias
Los actores del petróleo, reunidos en Madrid, evidenciaron este lunes sus discrepancias a la hora de analizar el origen de la crisis de precios que se mantiene desde hace más de un año y que, según buena parte de los analistas, pueden aupar el coste del barril por encima de los 160 dólares tras el verano. Así, mientras la Unión Europea y la Organización de Países Exportadores de crudo (OPEP) coincidieron en resaltar el componente especulativo de la misma -si bien entre ellas también discreparon sobre la necesidad o no de elevar la oferta-, las principales compañías extractoras y de refino apuntaron a las trabas de orden legal y fiscal que los productores del llamado ‘oro negro’ ponen a la explotación de yacimientos y que, en última instancia, pueden producir una respuesta insuficiente ante la fortaleza de la demanda actual.