Que el odio no vuelva a las calles

21/04/2017 - 13:09 Álvaro Mozo

El otro día un artista callejero nos regaló un nuevo fresco para el colegio Salesiano y todos los viandantes de la calle Toledo: “Vamos a pegarle fuego a tu colegio del Opus”.

Una de mis canciones de misa favoritas , empieza diciendo : “Qué alguien se ponga de pie, que alguien de la cara…” ¿Os suena? Probablemente, si habéis estudiado en Salesianos, ahora mismo, la estaréis tarareando en vuestra cabeza.
    No suelo escribir, pero hay veces que hay que ponerse de pie y dar la cara. Hace unos meses tomando una caña en El Cazador, comentaba, acaloradamente, sobre la ansiedad que me producía la absolución de los asaltacapillas semidesnudos, rabiosos, pintados y con hachas de guerra (perdonad estos últimos adjetivos, que acabo de ver una peli de romanos y bárbaros y se me ha ido la pinza).
    Mi miedo es que el odio vuelva a las calles y a las mentes de los más jóvenes. ¿Exagero? Puede que sí, pero en mi casa me han enseñado que los problemas hay que tratar de resolverlos antes de que aparezcan y no seguir la táctica del avestruz.
 Ayer un artista callejero nos regaló un nuevo fresco para el colegio Salesiano y todos los viandantes de la calle Toledo: “Vamos a pegarle fuego a tu colegio del Opus”
     La “pintada” sectaria, trasnochada y en parte aterradora nos revela una juventud que viene con odio, y que no tiene miedo a amenazar, esperemos que sí a cumplir sus amenazas. Está pintada propia de tiempos pasados (que no fueron mejores) viene acompañada de una hoz y un martillo, símbolos de terror allí donde han estado. Como dice mi abuela en su delirio senil: “Cuidado Nano que vienen los rojos y estos no perdonan”
    Estoy casi seguro de que estamos ante una chiquillada de muy mal gusto y perseguible, no económicamente (que culpa tendrán los padres de haber criado un energúmeno así) pero sí con trabajos a la comunidad: Lo pintas, pides perdón y lo limpias.
    El problema que yo veo no es que nos hagan una pintada o que algún trasnochado nos insulte en la Campaña de recogida de alimentos de Navidad. El verdadero problema es que la Iglesia y todos los que formamos parte de ella sigamos teniendo un sentimiento de culpa por tiempos pasados y agachemos la cabeza ante hechos de esta magnitud. No puede ser, ya hemos expiado nuestros pecados (y lo seguimos haciendo). Reivindiquémonos, saquemos pecho, y gritemos ¡Basta ya! No todo vale, aquí no se ve libertad de expresión, sino mala idea y amenazas. La labor que hace la Iglesia día a día es algo esencial y que hay que saber poner en valor, porque de ella se beneficia toda la Sociedad y no solo los católicos.
    En concreto el colegio Salesiano lleva más de 50 años dando servicio a la provincia, por sus aulas han pasado miles de alcarreños y actualmente estudian cerca de 900 chavales. Salesianos no es solo un colegio, es mucho más: Es una Parroquia, es un Centro Juvenil, es un Grupo de Teatro, un Club Deportivo y una casa para todo aquel que pase por allí.
    Mostremos rechazo y no indiferencia ante estos ataques. No es algo normal, es algo que está mal y como tal hay que decirlo. No permitamos que otros colegios, parroquias… sufran lo mismo que Salesianos.
    La canción acaba diciendo “la gente no quiere ver Cristianos de boca cerrada…” ¡Tomemos nota!