Ramón Melendi, cantautor

15/09/2019 - 14:34 JR

El cantante además sorprendió con su impresionante capacidad narrativa.

Debo comenzar pidiéndole disculpas a Melendi.  Y lo hago porque lo tenía atravesado hasta anoche. Tuve la suerte o la desgracia de verlo en otras ocasiones y la verdad es que hasta me sentaba mal su éxito. Era un tarambanas integral con muy mala leche. Creo yo que llevado al lado oscuro por ese triunfo y como a unos cuantos que también han  sucumbido a los embrujos del éxito no había dios que lo aguantase. Sabía,  sin embargo que era un tipo genial con los suyos, que quizás esa fama en parte era exagerada y que tras un letrista tan interesante con canciones de mensaje certero y poético había un gran profesional de la música, pero tenía demasiada energía mal usada.

Afortunadamente Melendi es también Ramón y es alguien totalmente distinto. Ayer el poco más de medio estadio que se llenó de incondicionales asistió a un concierto entrañable que si bien en principio todos intuíamos sería un recorrido por su nuevo trabajo, su décimo álbum, acabó por ser un repaso a su carrera y a buena parte de sus éxitos de siempre.

El cantante además sorprendió con su impresionante capacidad narrativa. Entre canción y canción fue explicándose, contando sus vivencias con la naturalidad del amigo/a del bar, haciendo de aquello una reunión de amigos. 

Sin descartar nada de lo hecho Melendi ya no era aquel macarrilla de canciones que tiraban a rumba casi siempre y una chulería juvenil casi insultante. Ahora uno puede escuchar sus letras y ver que tras cada una de ellas hay una buena historia y un buen escritor. Que todo tiene su por qué  y su como. Melendi ha conseguido dar el salto.

Dicen que atrajo menos que Marea pero no creo que pueda quejarse. Es lógico pensar que más de uno y de diez se quedaron en casa tras las agoreras noticias de lluvias hasta en los garajes y la apariencia de que así iba a ser puesto que a las siete caía con cierta mala leche. En cualquier caso los 4.000, 4.500 espectadores estaban entregados ya en casa. Particularmente me terminó de cambiar la opinión un gigante de dos metros largos y espaldas de tres abrigos que tenía en la cara unos lagrimones que para sí quisieran los del trasvase y una emoción, una congoja, de altura, como él. Si era capaz de convertir en un osito de peluche con alma de ángel a ese hombre es que Melendi tiene don. Ya he dicho que se intuía pero no le daba la gana.

La banda que le acompaña no tiene ni un agujerito. Ha conseguido rodearse de excepcionales músicos, alguno como GERE, José Guereñu, que es probablemente el mejor bluesman bass de España. Pero es que los demás no le andan a la zaga siendo la consecuencia un sonido excepcional. Ni un acople, ni alto ni bajo, nítido… Desde mi corto entender quizás el mejor concierto que he escuchado en Guadalajara en los últimos años.

En fin, muchos motivos para celebrar que el nuevo Melendi, Ramón Melendi viniese de nuevo a la vieja Arriaca. El que vimos ayer, moderado, elegante, efusivo, abrazable, ha cogido el buen camino, el del éxito sosegado y saber convivir con él. No será el de más tirón de los profesionales de la música pero será Don Ramón Melendi, un notable cantautor.

Solo le falta olvidarse del reggaeton. Ya, ya sé que es lo que se consume y hasta Alejandro Sanz experimenta, pero que vaya dejando eso. No le va a hacer falta.

En resumen que fieles y conversos disfrutamos, nos enteramos de que uno de sus compañeros inseparables de conciertos es guadalajareño y que le compuso una canción para su boda. Ya no es sólo nuestra calle Mayor y su calle de la pantomima la que nos relaciona, que por cierto, no cantó y fue la única decepción colectiva de la noche. Si se llega a acordar de que grabó ese vídeo en nuestra ciudad y lo canta en poco tiempo le hacen Hijo Predilecto.

Gracias Melendi, por descubrirte y disculpa mi desconfianza. La gente puede cambiar y las posturas inamovibles no son buenas.