Seis años del crimen de Hiendelaencina, el asesinato de Faustina sigue sin resolver


Faustina, de 91 años, sordomuda e inválida, fue degollada a plena luz del día en la puerta de su casa durante lo que parecía ser un robo. No se llegó a procesar a nadie. Ahora, los alcaldes de la zona piden que se reabra el caso para acabar con la sensación de miedo e injusticia que dejó en la Sierra Norte. 

El 16 de noviembre de 2015, la Sierra de Norte de Guadalajara sufría un crimen estremecedor. A las 11 de la mañana, a pleno luz del día, alguien degollaba a una anciana de 91 años, Faustina, en la puerta de su casa. Ni siquiera una cuadrilla de albañiles que estaba en las inmediaciones se percató de lo que estaba sucediendo.

La voz de alarma la dio el hermano de la víctima, Apolinar, de 86 años. Fue él quien salió gritando a la calle para pedir ayudar, También estaba herido. Las primeras personas que acudieron en su auxilio señalaron que se encontraba en estado de shock. Entre las frases que repetía destacaron dos: "¡Ha matado a mi hermana, la ha matado!" y "me ha dicho ‘sube y dame el dinero’". Todo hacía pensar en un robo.

 

 

El alcalde de Hiendelaencina, Mariano Escribano, fue uno de los primeros en llegar al lugar. “Recibí una llamada telefónica de Emergencias diciéndome que habían asesinado a dos personas en la calle Mayor de mi pueblo”, recuerda. “Yo no me lo creía. ¿Cómo me voy a creer que en Hiendelaencina han asesinados a dos abuelitos a las 11 de la mañana? Cogí el coche y cuando llegué me encontré aquí ya a los médicos”. La escena era dantesca. Faustina, de 91 años, sordomuda e inválida, había sido degollada. Su hermano, Apolinar, tenía un golpe en la cabeza y varios cortes.

 

Mariano Escribano recuerda junto a alcaldes de la zona y uno de los implicados en el caso los hechos del día del crimen.

 

La noticia corrió como la pólvora. Se movilizaron medios de la Guardia Civil y el suceso tuvo un gran impacto mediático. Ese mismo día se informaba que la Guardia Civil estaba buscando a dos personas, un hombre y una mujer. Las primeras noticias apuntaron erróneamente que el hombre podría ser del pueblo. En cuanto a la mujer, la descripción de aquellos instantes decía que iba vestida de negro, tenía unos 40 años, que era alta, morena y con el pelo rizado. Durante la noche del lunes incluso se difundió el rumor de que los agresores habían sido detenidos en la carretera de Burgos. Todo resultó ser falso.

Los hermanos vivían solos desde hacía un par de años y, según apuntan sus vecinos, ya habían sufrido otro robo tiempo atrás. La descripción de las heridas de Faustina hacía el suceso aún más impactante: “La agresora la atacó en el cuello, donde presentaba un corte longitudinal, y mostraba signos de ensañamiento”, publicaba entonces Nueva Alcarria.

 

La conmoción en el pueblo era absoluta. El Ayuntamiento decretó cinco días de luto y la suspensión de las fiestas de Santa Cecilia. “Fueron momentos muy duros. No solo para Hiendelaencina, también para todos los pueblos de los alrededores”, recuerda Escribano.

A Miguel Ángel Moreno, alcalde de Zarzuela de Jadraque, la noticia le llegó mientras estaba con una brigada de Diputación, arreglando una avería. “Lo que nos entró fue sorpresa. ¿Cómo puede ser eso? Será un bulo. Pero luego, las noticias que íbamos recibiendo indicaban que era verdad, que había ocurrido un asesinato en Hiendelaencina. Teníamos mucho miedo. La gente siempre estaba con las puertas abiertas, pero a partir de ahí empezaron a cerrarlas, sobre todo en invierno, cuando venía algún forastero. Les mirábamos con miedo”.

Algo similar ocurrió en Aldeanueva de Atienza. “Nos quedamos asustados con la situación tan grave que suponía eso. Un asesinato, en un pueblo tan pequeño y vecino. La gente desde entonces vive con mucho miedo”, relata el primer edil de la localidad, Pablo López. Y en Villares de Jadraque no fue diferente, tal y como rememora el alcalde, Fidel Paredes. “Aquí la población somos todos muy mayores y, al ser una señora mayor la víctima, la repercusión fue grandísima. En un pueblo de estos, que roben vale, pero que haya un asesinato y que ahora, seis años después, no se haya resuelto y se le haya echado tierra encima… Es horrible”.

El crimen llegó en un momento complicado para la Sierra Norte. En los últimos tiempos habían sufrido varios robos por la zona y el asesinato fue el detonante que impulsó una reunión comarcal, en Aldeanueva de Atienza, a la que acudieron representantes de una treintena de municipios. “Nos unimos y solicitamos una entrevista con la Subdelegación del Gobierno para pedir más seguridad”, apunta el alcalde de Zarzuela de Jadraque. “Lo que pedimos es que, cuando se llame a la Guardia Civil o a las fuerzas de seguridad, lleguen en un tiempo prudencial de 15 o 20 minutos, no como ahora, que al ser tan pocos efectivos pueden tardar horas”.

 

Las primeras detenciones

Poco más se supo del caso hasta cuatro meses después. En marzo de 2016 se producía la detención de nueve personas, todas ellas de nacionalidad búlgara, en los municipios de Villares de Jadraque, Hiendelaencina y Congostrina. La mayoría fueron puestos en libertad con diversas medidas cautelares, pero dos permanecieron en prisión preventiva durante cuatro meses. Se trataba de otros dos hermanos: Radko y Mitka. El primero residía en Hiendelaencina y era vecino y allegado de las víctimas. A él se le acusó de ser encubridor de los hechos. A su hermana Mitka, residente en Villares de Jadraque, de ser la autora material.

 

 

Radko recuerda perfectamente todo lo que ocurrió aquella mañana. “Yo estaba en la plaza, podando una rama. Entonces pasó un vecino y me dijo ‘vete a bajo que está pasando algo en tu casa’. Yo me vine corriendo con las tijeras de jardinero y al entrar dentro me encuentro a la abuela con la enfermera apretándole el cuello y a la médico con el abuelo. Él sentado. Y yo le dije ‘¿por qué no me llamas abuelo si tienes algún problema, por qué no me llamas?’. Y Apolinar no decir nada”. Sólo miraba hacia el suelo. “Yo no pensaba que me iban a meter a la cárcel. Yo vengo a España a trabajar, no a robar. No soñé nunca que me iban a meter en la cárcel cuatro meses. Lloraba todas las mañanas”.

La población quedó dividida. Algunos creyeron en su culpabilidad. Otros no.  “Nosotros conocemos más a Mitka, que es la que vive en Villares”, explica Fidel Paredes, “pero Radko también empezó viviendo aquí… Es que nos conocemos todos. Es gente muy trabajadora. La repercusión fue muy grande e incluso se recogieron firmas para que los sacaran de la calle”.

 

En julio de ese mismo año, cuatro meses después de ser encarcelados, Radko y Mitka fueron puestos en libertad por el Juzgado de Instrucción de Sigüenza, que les impuso una fianza de 6.000 euros. La decisión se basaba en las declaraciones de Apolinar, que nunca llegó a  identificarles como autores del crimen.

Recuperaban su libertad, pero había otro daño, el de la imagen, que no sería fácil de reparar. Por la zona empezaron a repartirse panfletos criticando la decisión y exigiendo que se marcharan del pueblo. “Cuando vuelvo, la gente no me quiere”, señala Radko. “Pensaban que yo había matado a la abuela. Incluso hicieron una pintada en la carretera que decía ‘Asesino, fuera del pueblo’. Tiraron papeles. ‘Asesinos fuera, asesinos fuera´”.

Fueron momentos complicados para Radko, que llevaba 10 años viviendo en Hiendelaencina cuando ocurrió el crimen. “Radi es empleado del ayuntamiento y llevaba 10 años de alguacil aquí”, explica el alcalde de la localidad. “Ahora sigue de alguacil y no hay ningún problema con él. Al revés, es una persona súper agradable y voluntariosa, pero llegó a plantearse dejar el pueblo”.

“Para ellos ha supuesto algo insólito. Cuatro meses en la cárcel, una familia de éstas, sin trabajar, con el gasto que les ha supuesto de abogados solamente para limpiar su nombre… Esto hace falta que se aclare”, lamenta el alcalde de Villares de Jadraque.

 

 

Un nuevo giro

La situación dio un vuelco en septiembre de 2016, cuando el Juzgado de Instrucción de Sigüenza llamó a declarar a Apolinar, el hermano de la víctima, en calidad de encubridor. Francisco Parrés, abogado de Radko, puso entonces ya en duda su veracidad como testigo. En su opinión,  sus declaraciones habían sido desde el primer momento "poco coherentes". Es más, se mostraba convencido de que tenía algo más que decir en esta investigación que lo declarado hasta el momento. Y aún más impactante es descubrir, días después, que Apolinar declararía finalmente en calidad de autor de los hechos. La decisión del juzgado la anunciaba Nueva Alcarria en un artículo publicado el 21 de septiembre de 2016:

“El Juzgado de 1º Instancia e Instrucción Nº 1 de Sigüenza ha dictado providencia, con fecha 21 de septiembre de 2016, en la que la juez María del Mar Lorenzo Calvo dispone que ‘dada cuenta, visto el estado de las actuaciones y a la vista del resultado del informe de toxicología consistente en Dictamen Nº M15-12503 (continuación) recibido vía lexnet en fecha 19 de septiembre de 2016, póngase en conocimiento de las partes y del Ministerio Fiscal que la declaración del investigado don Apolinar Vacas Cuenca, que está señalada para el día de hoy, lo será en concepto de autor’”. Un día después, el 22 de septiembre, se confirmaba que  Apolinar estaba en libertad sin fianza, aunque continuaba siendo investigado en calidad de autor.

 

 

En marzo de 2017 llegan los primeros indicios que apuntan al abandono de esta línea de investigación, al decretarse que Radko solo debería comparecer ante el juzgado de Sigüenza una vez al mes y no una a la semana, como venía ocurriendo hasta la fecha. Su abogado, Francisco Parrés, insistía en que en el crimen había aún mucho por resolver.

Dos meses más tarde, el juzgado de Sigüenza solicitaba al Instituto de Medicina Legal más información sobre las lesiones que sufrió Apolinar. El objetivo era intentar confirmar si fueron autoinflingidas, ya que el informe del médico forense emitido en noviembre de 2015 no descartaba esa posibilidad dada la ubicación de las mismas. Seis días después, el Juzgado decidía cerrar el sumario, ya que no apreciaba indicios racionales de criminalidad que permitieran continuar con el proceso. Hasta 13 personas llegaron a tener la condición de investigados, pero finalmente no hubo procesados.

 

La testigo protegida

El 3 de julio es la Fiscalía la que se pronuncia en un sentido similar, reconociendo que no se puede probar que Apolinar, Radko o Mitka hubieran tenido intervención directa en la muerte de Faustina y calificando la investigación realizada como “larga y prolija".

Fue en ese momento cuando salió a relucir la existencia de una testigo protegida que había jugado un papel destacado a la hora de acusar a Mitka y Radko. Fue ella la que les situó en el lugar de los hechos, pero la ubicación de los teléfonos de ambos contradecía sus palabras. A ello se sumaba, además, que Apolinar, único testigo presencial, ya les había descartado como autores.  El abogado de Radko se mostró muy duro con el proceso. "Se acusó a los búlgaros de forma injustificada y si no llega a ser por nuestro empeño, se habrían comido la cárcel, eso es lo terrible", insistía Parrés.

El 3 de octubre se daba un paso más hacia el sobreseimiento de la causa cuando la Audiencia Provincial decidía devolver sus pasaportes a Radko y Mitka. Y es en enero de 2018 cuando decreta el sobreseimiento del caso. Al conocerse la noticia, Parrés vuelve a incidir en el tema de la testigo protegida. En su opinión, "mintió". Por eso adelantaba su intención de solicitar su identificación para iniciar acciones por falsedad en este caso.

 

Miedo e injusticia

En estos momentos, nadie intenta descubrir quien asesinó a Faustina. Hubo una segunda investigación, pero también se cerró sin procesados. Según indican desde Hiendelaencina, Apolinar nunca regresó a vivir al pueblo. Fue a una residencia y falleció hace menos de un año. Faustina tardó tres en recibir sepultura.

“Un crimen en el mundo rural, a las 11 de la mañana, y el caso está cerrado”, lamenta el alcalde Hiendelaencina. “Yo solicito al Ministerio Fiscal o a quien corresponda que, por favor, no se quede en el olvido. No hay derecho. Esto fue muy duro para la zona. ¿Por qué se ha cerrado este caso? ¿Por qué? Antes todas las puertas estaban abiertas. Ahora no. Cuando vas a casa de alguien tienes que llamar a la puerta y te preguntan quién es”.

 

 

Su sentir es general en la zona. El alcalde de Zarzuela de Jadraque se pronuncia en el mismo sentido. “Tenemos sensación de abandono por todo, por las comunicaciones, por la luz, por la sanidad y por la seguridad. Y ahora esto incrementa aún más la sensación de abandono. Es como decir que no les importa. Es un caso aislado, una mujer muy mayor… Qué más da. Esa es la sensación que tiene la gente de mi pueblo y de todos los pueblos”.

Y el apunte más inquietante lo deja Pablo López, el primer edil de Aldeanueva de Atienza: “El problema de que no se haya resuelto el caso es que el asesino o asesinos pueden estar aún por aquí, a nuestro lado tomando un café…”.