Sentido homenaje a las víctimas del incendio de ciclistas y senderistas

Más de un centenar de personas han participado este sábado en la XV Ruta Ciclista organizada por la Coordinadora Vecinal Queremos Futuro, con la que cada año se recuerda el incendio de los pinares de 2005 que afectó a los pueblos de Riba de Saelices, Mazarete, Santa María del Espino, Ciruelos, Cobeta, Ablanque, Luzón, Selas, Villarejo de Medina, Tobillos y Anquela.
    Salían a las 10.30 horas de la mañana desde Santa María después de degustar un rico chocolate ofrecido por los vecinos. La mitad, aproximadamente, lo hacía en bicicleta y la otra mitad caminando. Y es que este año la convocatoria ha incorporado como novedad una ruta senderista, lo que ha permitido una mayor participación en una cita que surgió tras el incendio como forma de hermanamiento de todos estos pueblos y, sobre todo, para no olvidar lo que ocurrió y reivindicar un futuro para la zona.
    La ruta, que tenía como destino la Cueva de los Casares, en el término municipal de Riba de Saelices, donde hace 20 años comenzó un incendio que arrasó 13.000 hectáreas, se cobró la vida de 11 miembros del retén de Cogolludo que participaban en las labores de extinción y dejó gravemente herido a un bombero de Arcos de Jalón, ha transcurrido por parte de los pinares que fueron arrasados y por el valle de Los Milagros. Un recorrido que, bien pedaleando o caminando, ha permitido observar los frutos de la regeneración del monte, así como descubrir o volver a disfrutar de las espectaculares formaciones rocosas rojizas de Los Milagros.
    La primera parada, en el Alto de la Sierra, tenía como objetivo, precisamente, recordar lo sucedido y explicar, más allá de lo evidente, la evolución del monte en estas dos décadas. Destaca la regeneración natural que se ha producido y gracias a la cual nuevos ejemplares de pinos, robles o jaras han vuelto a teñir de verde lo que entonces quedó reducido a cenizas. Aunque si no va acompañada de otras medidas como la limpieza de los montes, el desarrollo de los pequeños árboles se puede ver seriamente amenazado.
    Pero sin duda el momento más especial fue el sencillo pero sentido homenaje a las personas que perdieron la vida en el incendio. Tras unas palabras de recuerdo, ciclistas y senderistas guardaron un minuto de silencio en el lugar donde fallecieron los miembros del retén, en el que se les recuerda con 11 rosas de acero y sus nombres grabados en una placa. Depositaron una ofrenda de flores, concretamente girasoles que representan muy bien al territorio, y el sonido de la dulzaina ha puesto la banda sonora a un momento muy íntimo en el que ha sido difícil contener las emociones.           

También quisieron recordar a otras dos víctimas de este incendio, dos trabajadores que participaban en la posterior saca de la madera quemada, y al bombero que sobrevivió y que acudió como voluntario a colaborar en la extinción de las llamas. Sobre las 14.30 horas, a pie o en bici, los participantes llegaron por diferentes caminos, pero paralelos, al merendero de la Cueva de los Casares, donde hicieron un alto en el camino para comer y descansar, tras el cual los senderistas dieron por acabada la ruta y los ciclistas continuaron hasta Villarejo de Medina, donde todos juntos despidieron la jornada con una merienda ofrecida por el pueblo.
    La jornada dio para mucho. En las conversaciones estuvieron muy presentes aquellos días, del 16 al 20 de julio de 2005, recordando cada uno cómo lo vivió, y los que por edad o porque no son de la zona no lo conocieron directamente han podido conocerlo y preguntar a los que estuvieron en primera línea, ayudando en lo que podían, o fueron evacuados de sus pueblos con el miedo en el cuerpo y sin saber si podrían regresar a sus casas.
    Igualmente, no faltaron los paralelismos con los incendios que estos días asolan España, porque al ver las imágenes en la televisión se reavivan recuerdos y sensaciones imborrables. El incendio de Guadalajara marcó un antes y un después en la lucha contra el fuego y dejó muchos aprendizajes pero, lamentablemente, no los suficientes.