Sigamos volcados con las personas y territorios afectados por la dana
El paso del tiempo hará realidad el temor de los valencianos de dejar de estar en el foco de atención, pero, en especial los políticos, no podemos olvidar que estamos ante un proceso de reconstrucción lento, costoso y en el que debemos perserverar.
Tiempo de balance, ayudas y explicaciones. Han pasado más de quince días desde que el 29 de octubre tuviese lugar la catástrofe natural que ha segado 215 vidas en nuestro país, siete de ellas en nuestra región, ocasionando tremendos daños económicos. Asusta conocer las cifras calculadas solo en la provincia de Guadalajara, en la que un total de 54 municipios han sufrido daños que suponen actuaciones por parte del Gobierno regional de 3.557.000 euros, a los que se suman otros 870.000 en once tramos de carreteras y un puente y 840.000 más por parte de la Diputación en cuatro carreteras, con unas pérdidas en el sector agrario y ganadero estimadas de más de tres millones. Y esto solo en nuestro chico territorio, infinitamente menos afectado que la comunidad valenciana. No queremos ni pensar hasta dónde puede llegar allí la cantidad. Cuánto dolor y horror, cuánta tarea por delante de reconstrucción anímica y material. El miedo de muchos valencianos, expresado a los medios de comunicación, es que poco a poco vaya desapareciendo el foco de aquellos lugares y con ello la solidaridad, el interés, la implicación, la empatía que ahora de manera ejemplar demuestran administraciones de cada rincón del país, colectivos, empresas y particulares que no han dudado en coger sus propios coches y desplazarse a las zonas más afectadas para hablar con los vecinos, fundirse en un abrazo de consuelo, ayudarles a quitar barro... Allí han estado trabajando pala en mano desde políticos, a miembros de agrupaciones de Protección Civil y voluntarios de muchos puntos de nuestra provincia de donde, también, han partido camiones con ropa, alimentos, muebles, mantas…., amén de múltiples donaciones económicas a cuentas habilitadas al efecto. Una voluntaria de Guadalajara nos decía que necesitan carretillas, carros, medios para transportar tantas cosas, aunque la principal necesidad es el dinero contante y sonante. Es de pura humanidad esta reacción social de afecto y apoyo, pero no por ello debemos dejar de ponerla en valor.
El paso del tiempo hará realidad el temor antes expresado, como ha pasado con tantas tragedias. Es ley de vida, pero los responsables públicos han de seguir al pie del cañón hasta que cada persona tenga una vivienda, trabajo, una existencia digna y se recupere la normalidad en las ciudades. Saquemos también conclusiones para una primera y más eficiente reacción en un futuro ante adversidades así que dejan un fracaso político inaceptable que ha podido costar vidas. Empieza a llegar también el tiempo para las explicaciones. Decepcionantes las del presidente valenciano, aunque al menos se cree una consejería solo para emergencias. Pagarán el pato, políticamente, otros, no el presidente que es el principal responsable de cualquier ejecutivo. Y a nivel nacional tampoco habrá asunción alguna de responsabilidades. En fin... no es cierto que tengamos- el pueblo- lo que nos merecemos.