Soberanía económica

27/05/2019 - 21:30 Jesús Fernández

Es incomprensible cómo quieren defender a los pobres los políticos que son y viven como rico.

En sentido contrario a una expresión circulante estos días en la opinión publicada, en España  no hay ricos políticos sino políticos ricos. ¿Quién hace ricos a los políticos? El pueblo. Nunca me resisto a comparar  la soberanía popular con la soberanía económica. No hay una sin la otra. Llamad a la economía. El pueblo ofrece y da sus dineros, sus ahorros, sus rentas, sus recursos económicos a quienes elije para gestionar sus asuntos públicos. No hay  asunto más público que el poder del dinero y la economía. ¿Quién sostiene al Estado con toda su maquinaria política y administrativa de cargos, puestos, y representantes? El pueblo con sus impuestos. ¿Es esto soberanía económica? A estas alturas, los ciudadanos ya saben que toda elección política es también una cesión económica de su soberanía que se refleja no sólo en el modelo político elegido sino también en el modelo económico adoptado.  

Es incomprensible cómo quieren defender a los pobres los políticos que son y viven como ricos. A éstos les interesa que siempre haya pobres. No desean ni luchan por terminar con la pobreza. A esos políticos ricos a costa de  los pobres, les conviene que siempre haya pobres para sostener su rico nivel de vida, su mensaje falso y falsificador. ¿De qué iban a vivir esos partidos si no fuera por los pobres reales o inventados? Prefieren bajar la persiana a este problema. Sin embargo, la política y la economía son inseparables. ¿Desde cuándo la economía no sirve para ganar elecciones? se preguntaba  un gobernante de nuestro tiempo en el cenit de su carrera política. 

Últimamente hemos descubierto que la izquierda extravagante niega la estructura moral del capitalismo en el sentido de que las empresas, el impulso y el riesgo del capital, las plusvalías, las ganancias no  son tales sino que son “robos” perpetrados contra los pobres (explotación decía Marx) y la justicia distributiva o el reparto de ganancias en forma de ayuda a los pobres es una “limosna” que debe ser rechazada. ¿Cómo pueden algunos partidos rechazar al capitalismo del que viven ellos y sus ciegos seguidores y servidores? Algunos grupos sólo se fijan en el peligro que cierta economía representa para la naturaleza y no se dan cuenta que esa misma economía destruye, en primer lugar,  al hombre. Los gobiernos   comunistas a quienes representan y defienden los partidos de nuestra izquierda, practican un capitalismo estatal, es decir, el Estado es el dueño de todos los medios de producción, aunque necesite de algunos particulares que “figuren” o aparezcan  como titulares parciales de los mismos. Que se lo pregunten a los militares de esos países comunistas. Se forma así un capitalismo de Estado cuyas ganancias nacionalizadas se reparten entre ellos. No van en contra del capitalismo sino en contra de la producción e iniciativa privada que expropian y confiscan en beneficio de ellos no de los pobres, pues ellos son ricos y viven como ricos del Estado mientras el pueblo sigue siendo  pobre. Este es el modelo de economía que muchos quieren.