“Tengo la satisfacción personal de haber cumplido perfectamente con mi trabajo”

15/12/2018 - 11:26 D.Pizarro

Jaime Manso deja su puesto de ordenanza de la Diputación de Guadalajara tras 50 años de trabajo.

Jaime, el de la Diputación. Así es como conocen muchos guadalajareños a Jaime Manso, ordenanza del Palacio Provincial que el pasado mes de junio cerró con su jubilación una etapa de 50 años de trabajo.

Toda una vida trabajando para la institución provincial.

Me he jubilado con nueve meses de anticipo, pues cumplo los 65 años en marzo. Entré como botones con 14 años y he estado hasta los 64.

Usted llegó a Diputación a través del colegio San José. Pero, ¿cómo acabó en este centro?

Soy de Paredes de Sigüenza, el último pueblo de la provincia de Guadalajara.  Mi padre falleció siendo yo muy pequeño. Soy hijo y nieto de pastores y vengo de un ámbito rural muy castigado en la posguerra. Sin embargo, mi madre murió hace 10 años con 93 de muerte natural. Pero no tengo un gran recuerdo de mi infancia en el pueblo. Era muy duro. Así que entré en el colegio San José gracias a la Sección Femenina, lo tengo que decir muy alto. Iban por los pueblos haciendo una gran labor social, entre ellas Teresa butrón, una mujer extraordinaria. Por tanto, me vine con cuatro años. Yo tenía un hermano que murió con 17 años y que estaba paralítico de cintura para abajo. Imagínese, mi madre  viuda con sus padres muy mayores, un hijo disminuido y otro de cuatro años. Ahora ves esta situación y te dan ganas de llorar, pero antes había que salir adelante.

Tras su marcha a Guadalajara, ¿mantuvo el contacto con su familia?

Estuve unos ocho años sin ir al pueblo. Mi madre, cuando podía, cogía el coche de línea y bajaba a Guadalajara. A lo mejor venía una vez cada tres meses. Luego, con el paso del tiempo, se vino a vivir aquí. Entonces empezó un poco a respirar.

¿Qué recuerdos tiene de sus compañeros y sus profesores?

Tengo grandes recuerdos de los compañeros. De los profesores... había de todo, como en botica. Pero el resumen que hago de mi etapa en el colegio San José es muy bueno. Lo mucho que he sido se lo debo en parte al colegio.

Imagino que, de haberse quedado en el pueblo, la historia habría sido distinta.

Claro. Entonces, los pueblos ya estaban muertos. Y más aquella zona. En mi pueblo viven actualmente seis personas, y todo gente mayor.

¿Y cómo lo eligieron para trabajar en Diputación?

Un maestro que teníamos fue el que, junto con el administrador del colegio, me cogió para una vacante de botones. Yo ya había terminado las clases a los 14 años, por lo que empecé a trabajar en Diputación de 9.00 a 14.00 horas, regresaba a comer al colegio y tenía la tarde libre.

¿Por qué le seleccionaron directamente en el colegio?

En aquella época, los organismos oficiales como Diputación, Ayuntamiento u Obras Públicas, nos fichaban en el San José con un contrato de aprendizaje. En Diputación yo cobraba 2.000 pesetas cada tres meses. Era más bien una gratificación. Seguí viviendo en el colegio hasta los 18 años, edad a la que había que marcharse. Pero me sacaba más dinero de propinas que me daban los proveedores de la Diputación a los que les pagaba las facturas, que de sueldo. De hecho, me fui en 1974 a la mili, a África, y me llevé 200.000 pesetas ahorradas de propinas. Creo que incluso me sobró dinero. Luego, a los 18, nos hicieron fijos en Diputación y nos nombraron ordenanzas o porteros, que es lo mismo.

¿Qué trabajos ha desarrollado en Diputación?

Yo siempre he estado con el uniforme, hasta mi último día el 8 de junio. Estuve de ordenanza hasta 1983. Ese año saqué una plaza del grupo D: oficial de oficios. Una categoría más. Desde 1983 a 1987 ejercí de conserje mayor, pero no podía ser porque estaba el titular, de ahí que se crease entonces la plaza de oficial de oficios. Ese año pasé a Presidencia con la misma categoría. El presidente de turno, Francisco Tomey, me nombró oficial de oficios de Presidencia.

¿Y qué hace un oficial de oficios?

Mi labor era atender en primer lugar a todos los alcaldes. Me daba lo mismo el signo político. También atendía al público en general. Yo era funcionario de un órgano oficial, y el primero al que se le preguntaba.  Tengo la satisfacción personal, y mejor crítico que yo no hay nadie, de haber cumplido con mi trabajo de forma perfecta. Y tengo que reconocer que he tenido grandes amistades en alcaldes de derechas, y cuando digo de derechas es de la derecha de antes. He obtenido una satisfacción extraordinaria de mi trabajo. Y le he dedicado todo el tiempo posible. Yo estaba en todos los charcos, en oposiciones y en todo tipo de actos. También he tenido muchas relaciones profesionales con otras administraciones, como Hacienda o el INSS. En aquella época nos conocíamos todos en la administración pública y había grandes profesionales. Me han tratado estupendamente, tanto en los organismos oficiales como en la banca.

Usted ha sido testigo del paso de muchos presidentes.

Entré cuando era presidente el alcalde de Aranzueque, Mariano Pérez Pardo Muñoz. Luego han pasado por ahí Francisco López de Lucas, Mariano Colmenar Huerta, López Fernández, Carlos Vaamonde... Este último fue uno de los mejores presidentes que ha habido y alcalde de Fuentelahiguera de Albatages. Era un hombre de aquella época, pero asequible con todos los alcaldes, cuando había muy poco dinero y muchas necesidades en los pueblos. Había que meter el agua en todos los municipios. Venía a vernos el alcalde de turno para pedir para las acometidas y el abastecimiento. Y de la época moderna hay de todo. Algunos presidentes han sido buenos, otros han pasado desapercibidos porque así lo querían, a otros les tocó la lotería... Pero, por regla general, los presidentes han sido para mí bastante buenos y han trabajado mucho por la provincia. 

Y de los más recientes, ¿qué opina?

Latre está siendo un buen presidente, muy serio, muy discreto, no le oirás nunca una palabra más alta que otra. Ana Guarinos ha sido también comedida, muy en su sitio.

¿Cómo vivieron en Diputación el paso de la dictadura a la democracia?

Entre los compañeros no hubo ninguna tensión, creo que se aceptó bastante bien. Entonces éramos una gran familia. Luego cambiamos a una gran empresa. 

¿Qué piensa de los partidos que piden la abolición de las diputaciones?

Me hace mucha gracia. Al empezar esta legislatura, en Ciudadanos se llenaron la boca diciendo que tenían que desaparecer. Pero no les he oído decir en tres años y medio una palabra al respecto, ni a favor ni en contra de las diputaciones. Y es que la Diputación de Guadalajara es el ayuntamiento de los ayuntamientos, con 288 municipios. Y el alcalde de Muduex tendrá que venir a la Diputación, no va a ir a Toledo. Además, a Guadalajara nos metieron en Castilla-La Mancha, pero somos de Madrid. 

¿Sabe a qué se habría dedicado de no haber entrado en Diputación?

Por la edad que tengo, me cogió todo el boom industrial en Guadalajara. Yo era muy conocido, por lo que podría haberme ido a una fábrica. O a un banco, pues también viví la llegada de las cajas de ahorro. Pero lo que estaba haciendo me gustaba y disfrutaba mucho. He sido feliz, desde el día que entré hasta que salí el 8 de junio. Jamás me he ido mal a casa por haber discutido con algún compañero. No he tenido  ningún problema de ningún tipo. Por mi trabajo, he oído de todo, pero he sido una tumba. Ver, oír y callar. He estado en todos los plenos, he acompañado a diferentes presidentes a actos, visitas, pero yo he sido una tumba. 

¿Cómo vivió su último día de trabajo?

Se me cayó alguna lágrima, y aún ahora me vienen recuerdos y me vengo abajo.  Creo que Diputación puede considerarse mi primera casa.

¿Se ha adaptado ya a la vida de jubilado?

Soy una persona muy realista y he vivido esto como el fin de una etapa.