Titina: Poesía del éxito y el desencuentro

22/08/2023 - 17:46 J.P.

Titina es una de esas películas que deben existir, pero que resultan difícilmente clasificables en estos tiempos que corren. Como ente individual, casi como la obra de un francotirador, lo tiene complicado para alcanzar su público... si es que éste se entera de que han hecho una película para él. 

Lo más fácil viendo el cartel de la película es suponer que se trata de una producción infantil. Nada más lejos de la realidad. Titina es una película de sentimientos demasiado adultos. Mi hijo, fiel compañero en estas lides de ver películas animadas, me preguntó estupefacto a mitad de metraje: "¿Quién es el malo?" Nadie, todos... nuestro inquebrantable egocentrismo y orgullo. Mussolini, claro, pero ese apenas es un secundario cómico. 

En Titina, Kajsa Naess nos cuenta la expedición que realizaron al Polo Norte en los años 20 del siglo pasado el famoso explorador noruego Roald Amundsen y el aviador italiano Umberto Nobile en un zeppelin creado por este último. Lograron un éxito histórico, pero su relación personal terminó tan gravemente dañada que Nobile intentaría repetir la proeza por sí mismo tiempo después. No lean los libros de historia si quieren sorprenderse con el resultado. 

Y como testigo de la relación entre el soberbio y frío explorado y el herido ingeniero, tenemos a Titina, la perrita de Nobile, casi una excusa narrativa más que un personaje real. 

Titina no es una gran película, pero es interesante el acercamiento que propone a esta historia real, en la que también se aprovechan filmaciones en blanco y negro de la propia expidición. Además, Naess no duda a la hora de introducir cierto elemento onírico y casi poético en esta historia sobre las pequeñas miseras de los grandes seres humanos. El pobre Nico se aburrió una barbaridad. Solo su abnegada entrega a la experiencia cinematográfica en sala le permitió aguantar una película que, por contra, a mí me fue atrapando con el paso de los minutos hasta emocionarme en sus minutos finales. "Papá, es una película triste"... Qué gran crítico tengo en casa.