Todos estupendos

12/10/2019 - 18:49 Luis Monje Ciruelo

 Me refiero a esos sketchs, dislocantes en su mayoría, en que los protagonistas, tanto hombres como mujeres, son todos jóvenes, guapos, alegres y desinhibidos.

Desde el realismo de mi alta edad, que me permite dar simbólicamente casi con la cabeza en el techo de la previsión de vida  en la actualidad, cada vez más cerca de los cien años, desde mi alta edad, digo, quizá me sienta un poco  catón ante las cosas, hábitos o costumbres tan distintos de los que vimos o aprendimos de nuestros padres o de la sociedad en que nos empezamos a educar. Vaya por delante el dato, necesario para poder contrastar, de que esa previsión de vida  era en la época romana de 21 años, que casi se mantuvo a lo largo de la Historia porque en el  siglo XIX estaba en torno a los 35 años. El  estirón se ha dado en el siglo XX por los avances de la Medicina, de la Microbiología, el  descubrimiento de los virus y los extraordinarios adelantos  en la Cirugía, junto  a la mayor preocupación por las normas de higiene y respeto al Medio Ambiente. Hoy la mortalidad infantil y de las madres en el parto prácticamente no existe, y eran las que desnivelaron durante siglos las previsiones de vida en general. Quizá por mi alta edad, que me hace ver los hábitos y costumbres de hoy, con ojos de ayer, me sorprenda más lo que veo, y entienda menos las imágenes que con frecuencia, quizá excesiva, nos ofrece la televisión. Me refiero a esos sketchs, casi todos mañaneros, dislocantes en su mayoría, tal vez para que superemos las telarañas del sueño, en que los protagonistas, tanto hombres como mujeres, son todos jóvenes, guapos, alegres y desinhibidos, sobre todo ellas, que no se hubiesen atrevido a mostrarse en el siglo XX como las vemos en el XXI para complacencia de los espectadores lascivos. Ya sabemos que todo eso es tramoya y marketing, fruto de los castings de selección de aspirantes. Por eso sorprenden y asombran a los teleespectadores ancianos que desconocen la complejidad preparatoria de las imágenes que ofrece la televisión. Aunque a veces se pasan en sus exigencias productores y directores, y en sus concesiones las bellas jóvenes que creen que mostrando su encantos les resulta más fácil allanar el camino de su porvenir artístico.