“Vete a tocar el tambor a Jócar”: Triste refrán espejo de la despoblación
En el actual término de Arbancón queda el recuerdo de lo que fue el pueblo de Jócar. “Este lugar serrano fue desmantelado completamente por el Estado hacia 1970, una vez vacío de habitantes, que se habían ido a otros lugares de España, y repoblando el término de pinos, señala el Cronista Oficial de la Provincia de Guadalajara, y colaborador de Nueva Alcarria, Antonio Herrera Casado, en un artículo sobre el libro que, bajo el título “La Sierra Norte de Guadalajara, paso a paso”, escribieron, José Antonio Alonso Ramos, Luis Monje Arenas y él propio Herrera. Pincha aquí para ver el texto íntegro.
Captura de canal para gente inquieta, de You Tube
En el actual término de Arbancón queda el recuerdo de lo que fue el pueblo de Jócar. “Este lugar serrano fue desmantelado completamente por el Estado hacia 1970, una vez vacío de habitantes, que se habían ido a otros lugares de España, y repoblando el término de pinos, señala el Cronista Oficial de la Provincia de Guadalajara, y colaborador de Nueva Alcarria, Antonio Herrera Casado, en un artículo sobre el libro que, bajo el título “La Sierra Norte de Guadalajara, paso a paso”, escribieron, José Antonio Alonso Ramos, Luis Monje Arenas y él propio Herrera. Pincha aquí para ver el texto íntegro.
“Nada quedó de sus casas ni de su iglesia, de la que se salvó la sencilla puerta, obra semicircular, baquetonada, con lindos capiteles rudamente tallados, y que, formando un ejemplar románico muy curioso, hoy se muestra en el Museo Diocesano de Arte Antiguo de Sigüenza”, prosigue.
Perteneció este lugar, desde la reconquista, al alfoz o Tierra de Cogolludo, pasando como esta villa por los señoríos de la Orden de Calatrava, los Mendoza y los duques de Medinaceli. “Poseía numerosos y valiosos ejemplares de arquitectura popular, pero todo fue lastimosamente perdido”, lamenta.
El estadista Pascual Madoz, en Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, describía así la localidad a mediados del siglo XIX:
Lugar con ayuntamiento en la provincia de Guadalajara, partido judicial de Tamajón, diócesis de Toledo, Audiencia Territorial de Madrid y capitanía general de Castilla la Nueva: situado en llano al pie de una cuesta con libre ventilación; clima sano. Tiene 43 casas: la consistorial y escuela de instrucción primaria con 43 niños; maestro dotado con 7 fanegas de trigo y retribuciones de los discípulos... Iglesia parroquial (La Asunción de Nuestra Señora), matriz de la de Fraguas... Confina N. con Fraguas, E. con Beleña, S. con Arbancón y O. con Tamajón.... Una ermita (N. S. de la Fuente) y alquerías de Las Cuevas y de Robledo... Un molino harinero... Población: 42 vecinos, 164 almas. Producción: 690000 reales; 55200 reales impuestos. Contribución 2656 reales; Presupuesto municipal 624 reales que se reparten entre los vecinos.
En 1860 alcanzó su mayor esplendor, llegando a albergar 238 ‘almasְ’. A partir de 1930, con 181 habitantes, comenzó su proceso de despoblación.
Entre 1967 y 1980 el ICONA se hizo progresivamente con el control de la totalidad de los terrenos de Jócar, junto a los de Muriel y Umbralejo. Al declararlos perímetros de reforestación obligatoria y expropiarlos dejaba pocas posibilidades de continuar con la actividad agrícola o ganadera a los vecinos que todavía habitaban estos pueblos. El resultado final fue el abandono total de algunos de ellos, ya que además de los terrenos a reforestar, los vecinos de Jócar, Santotis y Umbralejo vendieron al ICONA el propio núcleo urbano. En Jócar, la actuación de la administración llevó al derribo de todas las edificaciones de la aldea.
En el Blog de la Vereda de la Puebla destaca una interesante, pero reveladora, anécdota: “Como muestra de su desolación, en la Sierra Norte quedó el refrán ¡Vete a tocar el tambor a Jócar! para indicar al pesado de turno que allí no molestaría a nadie. Estos datos parecerán intrascendentes, pero forman parte de nuestra historia”.