Y llegó la fiesta

12/09/2016 - 22:42 Javier Pastrana Margüenda

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Miles de peñistas han dado colorido a las calles de Guadalajara en la tarde-noche de este lunes. Es el inicio oficial de las fiestas de la capital, de la Semana Grande que concluirá el domingo en el mismo lugar, mucho más cansados y pensando ya en otras nuevas fiestas.

Guadalajara ya está en fiestas. Todo lo ocurrido hasta ahora puede considerarse un calentamiento, los compases previos o el prólogo, pero fue ayer cuando miles de peñistas se dieron oficialmente por enterados de que la ciudad está en su Semana Grande. De su mano y durante toda una semana, la ciudad será un hervidero de actividades, charangas y colores, elementos todos ellos que ayer pudieron verse en la plaza del Ayuntamiento.
Este año, el Carajillo fue la peña encargada de dar el pregón y de recordar que tan importante como pasarlo bien es hacerlo con responsabilidad. “Somos profesionales”.
A los pies de la balconada en la que también se daban cita las autoridades de la ciudad, encabezadas por su alcalde, Antonio Román, los peñistas daban los primeros sorbos al desenfreno de este año. Rostros veteranos y jóvenes se mezclaban entre el gentio, todos ellos con un elemento en común: la ilusión por los días que se avecinan.
No faltaron a la cita con el desfile las peñas que año tras año se conjuran para dar vida a la ciudad.
Los primeros en salir fueron Choitos, con su camiseta azul y abundancia de chisteras entre sus miembros. Les seguían los chicos y chicas de La Otra, con sus camisetas del 25 aniversario y presumiendo de relevo generacional. BO2 , de amarillo, fueron los siguientes en pasar por una plaza del Ayuntamiento en la que no faltaron pancartas anunciando Pokeparadas, incluso se dejó ver un Pikachu por la zona. La cuarta posición del desfile la ocupó El Tarro, camiseta morada y también con una fuerte presencia de niños entre sus filas que delataba el carácter familiar de esta peña. Y acto seguido hizo acto de presencia la peña que este año se encargó del pregón, El Carajillo, con algún pirata y más de una Wonder Woman infiltrada entre sus filas.
La Amistad llegó en perfecta formación tras su pancarta, un colorido mosaico que iba a juego con sus camisetas verdes. Otro clásico que no faltó a la cita fue el trenecito de los Búfalos, también atestado de niños. El azul oscuro de sus camisetas contrastaba con el claro del Bizcocho Borracho, que en uno de sus vehículos llevaba a dos voluntarios entregados a la causa de impedir que alguien pasara sed.
Los que también se dejaron ver en abundancia fueron los miembros del Buey. De amarillo y con letras discotequeras, su presencia en la plaza del Ayuntamiento fue una de las más notables. Detras de ellos iba otra peña con la palabra ‘familiar’ inscrita en el ADN, La Agüela, también de verde.
Por si fueran pocos, entre los miembros de El Caracol estaban infiltrados varios miembros de Los Increibles, la entrañable película de animación de Pixar. También hubo unas cuantas faldas de hawaianas, pero no fue un disfraz que disfrutaran los Caracoles en exclusividad durante el desfile de ayer. Y si Los Caracoles son uno de los símbolos de estas fiestas, los Agapitos no les van a la zaga, aunque en su caso eran pitufos los que habían decidido apuntarse a la peña este año.
No hay Crisis sin burro. En el año de su 40 aniversario, los niños de este grupo volvieron a disfrutar de su paseo en burro tanto antes, como durante el desfile. Igualmente entretenidos se mostraron los miembros de El Pellejo, a los que seguían de cerca Los Fugitivos, enfundados en su granate habitual y con la misma alegría de siempre.
El rojo de Carioquita ocupaba el decimo sexto puesto del desfile y tras ellos iba el naranja de Scopitos. Los últimos puetos del desfile los ocuparon Peña Güeba y el imprescindible cañón de espuma de Spynce. Y como bonus, Pipi Estrada subido en el camión de los Lacasetes. Sin duda, Guadalajara ya está en fiestas.