El mundo rural, en femenino
Hay que insistir ante la administración para que hagan cumplir eso que tanto gusta: los españoles somos iguales.
Se nos llena la boca hablando de nuestros pueblos. Lo que nos gustaría poder vivir en ellos y dar carpetazo al estrés de la ciudad. Pero sólo unos pocos valientes –y afortunados, por qué no decirlo– dan ese paso. Ellos son los que mantienen vivos unos pueblos que llevan años agonizando y que parece que pronto entrarán en parada cardiorrespiratoria. Pero ese momento se pospondrá siempre que haya gente dispuesta a luchar por el medio rural. Este viernes, esa lucha ha tenido un carácter eminentemente feminista. Porque las mujeres rurales, las que pueden decir con orgullo que viven de lunes a domingo en sus pueblos –ya sean propios o de adopción– fueron las verdaderas protagonistas del Día de la Mujer Rural. La tarea pendiente con nuestros pueblos es inmensa, pero más aún con las mujeres que los habitan. Porque ellas tienen aún más complicado acceder en condiciones de igualdad a trabajos, servicios y recursos. Si ya es complicado que te tengan en cuenta en una empresa urbana, cuánto más no tendrá que demostrar una mujer que habita en un pueblo. Y tres cuartos de lo mismo ocurre con el acceso a la formación. Es cierto que las nuevas tecnologías marcarán la diferencia y conseguirán que la brecha –en todos los sentidos posibles, no sólo la salarial– se vaya haciendo tan pequeña que desaparezca. Pero de momento no son más que ilusiones, a la vista que ni la electricidad está garantizada en localidades como Zarzuela de Jadraque, donde el Ayuntamiento ha denunciado más de 70 cortes de luz desde el mes de septiembre. Así que de fibra óptica y de cobertura móvil ni hablamos. Por todo ello, hay que insistir ante la administración para que hagan cumplir eso que tanto gusta: los españoles somos iguales, ante la ley y ante los derechos y deberes, faltaría más. Si todos pagamos impuestos, todos deberíamos poder disfrutar de servicios, públicos y privados, tanto en la ciudad como en nuestro pueblo, por mucho que éste se encuentre en la Alcarria, la Sierra o el Señorío de Molina.