31 de mayo, un día de luto y homenaje


Guadalajara era el lugar elegido este año para celebrar el acto institucional del Día de Castilla-La Mancha. ¿Cómo podíamos imaginar, cuando empezamos a pensar en cómo celebraríamos esta conmemoración, que este año nuestra fiesta no sería tal, sino una jornada de luto y homenaje? Este 31 de mayo de 2020 será, sin lugar a dudas, diferente. Será un día de recuerdo a todas aquellas personas de la región que han fallecido durante esta crisis sanitaria, pero también de agradecimiento con mayúsculas a toda esa buena gente que ha estado y está aún en primera línea de batalla en esta crisis. Porque en la batalla participamos todos, pero algunos en la retaguardia y otros jugándose el tipo un día tras otro para que el resto de la ciudadanía podamos seguir vivos.

Ningún lugar es bueno para participar en una lucha contra un enemigo como es el COVID-19. Se ha llevado por delante a tantas personas que es difícil siquiera imaginar todo el dolor acumulado y digerirlo. Cada persona fallecida duele en familia, amigos, compañeros, en el personal sanitario que estuvo a su lado dejándose la vida para salvar la suya, en mucha gente que ha formado parte de sus historias.  Muchas de esas personas que han fallecido habían superado duros y difíciles momentos, de los que sí pudieron salir adelante. Esta vez no pudo ser. Este enemigo se coló en nuestras vidas rompiendo en mil pedazos nuestra normalidad, nuestras rutinas, nuestro día a día. Este virus llegó y arrasó.

Pero tenemos el tesoro más grande que una sociedad puede anhelar, profesionales de distintos ámbitos con una gran preparación para afrontar situaciones de crisis y un corazón con un poder infinito para ayudar no solo con eficacia, sino con una eficaz humanidad. Profesionales de la medicina, de la enfermería, de laboratorios, personal de nuestros centros médicos, de nuestro Hospital que impidieron que, aunque los enfermos por COVID-19 no pudieran estar acompañados por sus familiares, se fueran solos. Mujeres y hombres que han trabajado duras e interminables jornadas y que han conseguido que esa dolorosa cifra de fallecidos no sea mayor, que han salvado vidas y siguen salvándolas a día de hoy.

Personal de limpieza, de supermercados, suministradores de alimentos y tantas otras personas que no han parado de trabajar en este tiempo, servicios esenciales que lo han sido más que nunca y a los que quiero reconocer y agradecer su esfuerzo.

Y tantas y tantas personas voluntarias que han colaborado de distintas formas. Hogares convertidos en minifábricas de mascarillas en muchísimos pueblos, empresas, colectivos incluso peñas que han realizado donaciones de material de protección o alimentos. Voluntarios de Protección Civil ayudando allí donde fueran necesarios. Personal de Geacam que, acostumbrados a trabajar en condiciones difíciles, optaron por no descansar hasta desinfectar pueblos, farmacias, centros médicos y cualquier rincón de esta provincia. Profesoras y profesores de centros educativos que, entre clase y clase, han dedicado su tiempo a imprimir material de protección para los sanitarios. Los conductores del parque móvil de la Junta en Guadalajara han recorrido la provincia llevado medicamentos a quienes no podían recogerlos, acercando material informático para que nuestras alumnas y alumnos pudieran seguir sus clases desde sus casas. Colectivos que han puesto en marcha iniciativas culturales para darnos también ese otro alimento tan necesario durante el confinamiento.

Y todas esas personas que han permanecido sin salir de sus viviendas, que han transformado sus casas en oficinas, guarderías, colegios improvisados en los que hemos aprendido a convivir de otro modo, con la esperanza puesta en que llegara ese esperado día en el que alguien nos comunicara que la curva comenzaba a bajar.

Podría escribir páginas enteras relatando la ola de solidaridad que este virus ha generado. Todo un batallón, el mejor de los ejércitos, plantando cara al COVID-19. Hemos hecho mucho más que aguantar. Hemos avanzado en este campo de batalla, pero la guerra no ha terminado.

La estrategia del enemigo es la de hacernos creer que se ha rendido. No es así. Tenemos que seguir en alerta. Que no nos confundan los datos, que no nos distraigan las cifras. El COVID-19 sigue estando aquí. No tiremos por la borda tanto esfuerzo, tanto trabajo, tanto tiempo robado, tanto dolor acumulado, tanto abrazo contenido, tanta despedida que no llegó a ser. Se lo debemos a quienes siguen estando en esa primera línea de fuego, nos lo debemos a todas y todos nosotros como sociedad.

Las herramientas de lucha ahora en la calle son otras. Mascarillas, distancia física de dos metros, higiene de manos. Esas son nuestras armas, no nos olvidemos. El enemigo seguirá ahí esperando a que nos relajemos, a que olvidemos su fortaleza, pero nosotros tenemos nuestra estrategia: responsabilidad. Seamos responsables y exijámosla a quienes no la asuman en sus comportamientos. Saltarnos las recomendaciones supone un gesto con enormes consecuencias no individuales, sino colectivas.

Este 31 de mayo será una jornada de luto para esta Comunidad por todos los que no están con nosotros y de gratitud por tanto esfuerzo. Gracias, gracias de corazón y sigamos dándonos motivos para felicitarnos por lo que conseguimos todo el batallón. Será lo que nos impulse y nos guíe en este camino hacia la nueva normalidad, hacia un nuevo Día de Castilla-La Mancha con Guadalajara, esperemos que esta vez sí, como lugar de celebración.

 

Eusebio Robles

Delegado de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Guadalajara