Animalia: Extraterrestres de cineclub

Me reconozco en franca minoría con esta película. Animalia esta cosechando grandes críticas y yo, sin embargo, di un par de cabezazos con ella. No es que estuviera muy cansado, o al menos no más que otros días en los que me he enfrentado a una película, es que me pareció aburrida. Tiene buenas intenciones, buenas ideas y una reflexión sobre la sociedad a la que pertenece la directora muy valiente y comprometida, pero se olvida de algo esencial cuando se trata de hacer cine: divertir al espectador.  

Una joven marroquí vive en una mansión con la adinerada familia de su marido. Un día, tienen que hacer una visita protocolaria. Ella, embaraza de 8 meses o más, logra escaquearse y se queda sola en la casa. Sin embargo, lo que parecía un paréntesis de tranquilidad romperá al ocurrir ‘algo’, una de esas cosas que movilizan ejércitos y hacen que personas y sobre todo animales comiencen a comportarse de manera extraña. No es nuevo esto de usar el cine de género para hablar sobre la sociedad.

En el caso de Animalia la directora habla sobre religión, la necesidad de cambio, su propia sociedad e incluso de los medios de comunicación, pero lo hace todo de una manera demasiado... evidente. Al final, la sensación que deja es de cierto engaño. Nunca hubo intención de hacer una película de ciencia ficción. Si acaso, de ofrecer un viaje místico de su personaje principal. En ese sentido, Animalia es más apreciable como cine social e intelectual, como cine de cineclub, que como propuesta de género. La apuesta formal de su directora, entendida de esa forma, puede resultar hasta cautivadora, pero en lo que al cine de género se refiere, sus recursos están demasiado trillados y hasta parecen usados con cierta desgana. De esas películas en la que más vale saber qué es lo que se va a ver.