Cambiar el chip es la clave de todo


 ¿A qué alguna vez has sentido que estás atrapado o atrapada en una rutina que parece imposible de cambiar? ¿Te has preguntado por qué es tan difícil abandonar viejas costumbres o adoptar nuevas? 

Sobre este problema tan común para muchas personas, los autores del libro “Cambia el Chip”, Chip Heath y Dan Heath, argumentan que gran parte de nuestra resistencia al cambio proviene de nuestra mentalidad arraigada. El motivo es que tenemos “chips” mentales predefinidos que dictan cómo respondemos a situaciones y cómo tomamos decisiones. Sin embargo, ¡podemos cambiar esos chips! 

Cambia el software de tu mente

Cambiar el chip es una metáfora que se asemeja mucho a cambiar el software de un ordenador. ¿Quieres cambiar tu dieta, hacer más ejercicio o dejar un mal hábito? ¡Debes cambiar tu chip! 

Y para ello, puedes seguir tres principios clave: 

• Dirección clara: es muy difícil cambiar si no sabes hacia dónde vas o quieres ir. Por esa razón, es muy importante que definir los objetivos claramente, intentando imaginar tu “YO” futuro, y trabajando para conseguir esa imagen mental.

• Motivación emocional: es un hecho incuestionable que los humanos somos seres emocionales. Por eso, para cambiar se necesita conectar emocionalmente con los objetivos. ¿Por qué quieres hacerlo? ¿Cómo te sentirás cuando finalmente lo logres? Y, de hecho, ¿cómo te sentirás mientras trabajas por ese objetivo? Lo ideal es buscar la forma de emplear tus emociones como combustible para mantener la motivación hacia el camino, en lugar de tenerlas en contra. 

• Cambio gradual: en lugar de intentar llevar a cabo un cambio radical, opta por pasos pequeños y manejables, intentando romper tu objetivo en tareas más pequeñas para que sea menos abrumador y más factible. De esta forma, ¡cada pequeño éxito nos impulsará hacia adelante!

El elefante y el jinete: navegando el conflicto interno. 

Imagina esto, dentro de cada uno de nosotros hay una peculiar y constante lucha entre el corazón y la mente. El elefante, grande, majestuoso y emocional, representa nuestra gratificación inmediata. Es la parte de nosotros que se guía por el placer y el dolor, que quiere las recompensas aquí y ahora. Como un elefante, es dinámico y activo, pero a menudo está impulsado por las emociones, actuando sin pensar en las consecuencias a largo plazo. 

Por otro lado, el jinete es nuestra voz reflexiva y racional, la que mira hacia el futuro, que analiza y deliberadamente toma decisiones. El jinete es el encargado de mantenernos en el camino y resistir el cambio. A menudo, se opone a cualquier desviación de la norma y prefiere la estabilidad. 

Entonces, ¿cómo navegamos este conflicto interno? Para motivar al elefante y ganar su cooperación, es crucial identificar el sentimiento. Si deseas adoptar un nuevo hábito, debes hacer que el elefante se sienta bien. Si reducimos la dimensión del cambio en tareas más manejables, el elefante no se sentirá abrumado. ¡Y recuerda celebrar cada pequeña victoria! Hacer que el elefante se sienta orgulloso de sus logros reforzará su compromiso. 

Por otro lado, para dirigir al jinete, es necesario jugar con estrategia. Aprovecha las crisis, ya que el jinete tiende a ser más receptivo al cambio cuando siente que es necesario. Si enfocas los objetivos hacia un destino claro y definido, el jinete tendrá un rumbo que seguir. Evitando la ambigüedad, ya que el jinete tiende a paralizarse cuando las decisiones son inciertas.

Por ejemplo, imagina que estás tratando de hacer ejercicio regularmente, pero tu elefante solo quiere quedarse en casa cómodamente viendo televisión. Tu jinete sabe que el ejercicio es importante para tu salud, pero a menudo cede ante el elefante. Aquí es donde aplicamos los principios: identifica lo emocionante que es sentirte en forma, comienza con pequeños pasos como una caminata diaria y, cuando logres tus metas, ¡celebra con entusiasmo!