Capilla Luis de Lucena, la capilla Sixtina de la Alcarria


Destacado humanista y médico, Luis de Lucena, nacido en Guadalajara en 1491, fue también arquitecto y diseñó, costeó y mandó construir  la capilla Luis de Lucena.

Guadalajara fue en el pasado una de las ciudades más importantes de Castilla, muñidora de la España actual. Tuvo dos fueros “el corto” otorgado por Alfonso VII (5-mayo 1833) y “el largo” por Fernando III el Santo (1219). Alfonso XI (1312-1350) le concedió el privilegio de  tener voto en Cortes, facultad que solo tenían otras 16 ciudades. El Rey Juan I convocó y celebró las Cortes de Castilla en 1390 en Guadalajara, como también sucedió en los años 1407 y 1436 bajo el reinado de Juan II (1406-1454).

Nuestra ciudad fue residencia de reyes. En ella vivieron a veces largas temporadas monarcas como Alfonso VIII; Fernando III el Santo con su madre doña Berenguela; Sancho el  Bravo en 1290; doña Beatriz, reina de Portugal en 1296; Pedro I el Cruel en 1360; Juan II en 1407 y en 1435, Enrique IV en 1460, año en que otorgó a Guadalajara el titulo de Ciudad. En 1525 estuvo preso en Guadalajara el rey  de Francia, Francisco I; en 1557 fue Señora de Guadalajara y residente en ella doña Leonor, reina de Francia. En el Palacio del Infantado contrajeron matrimonio Felipe II con Isabel de Valois en 1560 y en 1714 Felipe V con Isabel de Farnesio….

Todo ello unido a la presencia en nuestra tierra de los romanos y los árabes, dejaron en Guadalajara muchos retazos de su historia y muchos monumentos. Cerca de una treintena figuran entre aquellos que testifican la importancia de nuestra ciudad y que debemos visitar y conocer. Entre ellos se encuentra la capilla fundada por Luis de Lucena (1491-1552), situada en la Cuesta de San Miguel, rectángulo de ladrillo, de 15 ms. de largo y 10 ms. de ancho y una altura cercana a los 9 ms., que por sus bastiones (4 al exterior) y por sus aspilleras, con estética mudéjar, semeja una fortaleza al estilo de las existentes en el mediodía francés, con cruces en las almenas y en las metopas de las cornisas y un salmo davídico que recorre las ventanas. Algunos la han definido como un “castillo de la fe cristiana” diseñado, costeado y mandado construir por el humanista Luis de Lucena.

Luis de Lucena había nacido en Guadalajara en 1491. Era miembro de una familia de judíos conversos, empezó a estudiar Teología y Medicina en la Universidad de Alcalá, posiblemente para no ser investigado por la inquisición por su heterodoxia religiosa  como muchos erasmistas. Marchó a Francia; antes de irse de España buscó epigrafías griegas y romanas y escribió un libro sobre ellas. Se doctoró en Montepellier y estando en Toulouse, fue autor de otro libro sobre tratamiento y prevención de la Peste.

De allí a Roma donde vivió largos años, alternando con otros humanistas como los sacerdotes  Juan Páez de Castro (1512-1570) natural de Quer y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573). Con el erudito Diego de Neila corrigió y editó el Breviario del Cardenal Quiñones (1480-1540); acudía a las reuniones con el Cardenal Pompeo Colonna (1479-1523) y fue médico del Papa Julio III (1550-1555). Murió en su casa de Puerta Leonina, en el Campo de Marcio, en el mes de agosto de 1552 y aunque en su testamento decía que deseaba ser enterrado en Guadalajara, sus restos reposan en la Basílica de Santa María del Popolo (S. XV) cercana a su domicilio.

  Destacado humanista y médico fue también arquitecto y diseñó, costeó y mandó construir la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, también conocida como de los Urbina  por el patrocinio que tuvieron en ella y como Capilla Luis de Lucena, un monumento a la espiritualidad que tanto le preocupaba y a la sabiduría, adosada a la iglesia de San Miguel del Monte  (S.XIII), así llamada porque situada en las afueras de la ciudad hasta ella llegaban las zonas boscosas, obra mudéjar de grandes dimensiones, en la que se dijo estuvo enterrado Alvarfáñez de Minaya.  Los historiadores Torres y Núñez de Castro señalan que dependía de la Iglesia de Santo Tomé (S XIII, actual Santuario de la Virgen de la Antigua, única parroquia existente durante la dominación árabe) En 1831 perdió la categoría de parroquia, 1843 se desplomó el atrio y en 1877 fue derruida, salvándose la capilla que quedó como un edificio aislado que se utilizó de basurero, evacuatorio, leñera…

En 1914, por intervención del Conde de Romanones (1863-1950),entonces presidente del Consejo de Ministros, fue declarado Bien de Interés Cultural, y con un presupuesto de 9.000 Pts el arquitecto Ricardo Velazquez Boscos (1843-1923) redactó un proyecto de rehabilitación, en el que se  taparon los arcos, cuya silueta  se puede ver en los paramentos del edificio. La Capilla Luis de Lucena a lo largo de su historia ha sido objeto de varias restauraciones, la mayoría  debida a las humedades que se producen en la planta baja, consecuencia de la escasa profundidad de los cimientos y que la parte final de los mismos coincide con la salida de aguas de los edificios lindantes. Siendo alcalde con el director general de Bellas Artes Benigno Pendás, el  8 de octubre de 1997 visitamos la capilla e impresionado por su belleza, el ministerio de Educación y Cultura  aprobó un proyecto que se terminó de ejecutar en 1999 con un presupuesto de 600.000 euros, con el que no solo se trató de eliminar las humedades, sino que se restauró el interior. La última intervención se ha llevado a cabo en el año 2019 con una inversión de  52.000 euros.

  Sobre la  puerta  de acceso a la capilla se encuentra el escudo heráldico del fundador, una sencilla Cruz sobre un montículo de piedras. El edificio consta de dos plantas en forma de L, la principal con una altura de 6 ms, en la que existen cinco bóvedas incluida la de la entrada y tres arcos semicirculares sobre los frisos, con pinturas  que se hicieron a partir de 1580, cuando ya había fallecido el fundador, realizadas en parte por el pintor italiano Rómulo Cincinato (1502-1593) a quien solo se atribuyen las de la bóveda más cercana a la escalera de caracol. 

Pinturas que en sentido profético anuncian la llegada del Mesías, escenas bíblicas sacadas del Antiguo Testamento del Éxodo y del Libro de los Reyes, con Sibilas, Profetas y Virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza), temas icnográficos que recuerdan los de la Capilla Sixtina del  Palacio Vaticano de Roma, pintados  por Miguel Ángel  Buonarroti (1475-1564) al que Luis de Lucena conoció en su estancia romana. En la parte derecha están los paneles explicativos de la historia y el contenido artístico de la capilla, el sepulcro yacente de Mencia Núñez, esposa de Juan Sánchez de Oznayo (S.XVI) que fue sacado de los muros de la iglesia de mudéjar de San Esteban (S.XIII) en 1949 y una estela funeraria de 1775.

Enfrente cuatro vitrinas, tres de ellas con restos de la Capilla de los Orozco, traídos en 1924 de la iglesia mudéjar de San Gil (S.XIV) y restos del mausoleo calcinado en 1936 en la iglesia de San Ginés (S.XVI)  de los Condes de Tendilla, originarios del convento de Santa Ana de Tendilla, tras el paramento que da a la Cuesta de San Miguel, restos del sepulcro de Juan Sánchez de Oznayo, camarero magnifico del Duque del Infantado (S.XVI), procedentes de la iglesia de San Esteban y yeserías del siglo XV de la Capilla de los Orozco. Al fondo, una torrecilla cubre la estrecha escalera de caracol que nos lleva a la segunda planta. En el centro  de ella una vitrina con restos arqueológicos, en donde quiso ubicar Luis de Lucena, que había escrito sobre su mejor ordenación, la primera biblioteca publica de Guadalajara.

La Capilla de Luis de Lucena es una joya arquitectónica, con un admirable contenido artístico, que  algunos han  llamado la Capilla Sixtina de la Alcarria, que pone de manifiesto el esplendor monumental e histórico de nuestra ciudad.