Coche propio o renting. La nueva era de la movilidad
El auge del renting ha sido impresionante. Antes de la pandemia representaba el 19% de las matriculaciones en España, pero a día de hoy ya está por encima del 30%.
Si estás pensando en tener coche propio o alquilar uno a largo plazo, seguramente te has topado con la opción del renting. Y es que, en los últimos años, esta modalidad ha crecido como la espuma. Tanto jóvenes como empresas se están inclinando por el renting, porque ¿para qué complicarse la vida con la compra cuando puedes tener un coche “a lo Netflix”, es decir, pagando una cuota mensual? Pagas una cuota fija cada mes, lo usas y, cuando te cansas, lo cambias.
El auge del renting ha sido impresionante. Antes de la pandemia, el renting representaba el 19% de las matriculaciones en España, pero a día de hoy ya está por encima del 30%. Esto significa que mucha gente ha cambiado su forma de ver la propiedad del coche. La idea de pagar por uso en lugar de tener algo en propiedad ha calado fuerte, y no solo entre los millennials, también entre autónomos, empresas y prácticamente en cualquier persona que busque flexibilidad.
El renting tiene su encanto, y no solo porque te da acceso a un coche sin tener que desembolsar un dineral. Lo primero que enamora del renting es que te despreocupas de todo. Adiós a los trámites de seguros, mantenimiento, averías e impuestos. Todo está incluido en la cuota mensual que pagas.
¿Cuántas veces has escuchado la frase “gastos inesperados”? Pues con el renting esa frase casi desaparece, porque ya sabes cuánto vas a pagar cada mes, sin sorpresas desagradables. Incluso si se te rompe el coche, lo llevas al taller y no te duele el bolsillo. Así de simple.
Otra ventaja es que puedes cambiar de coche cada poco tiempo. Si te cansas rápido del modelo que tienes o simplemente te apetece uno con más tecnología, el renting te lo pone fácil. Nada de esperar años para renovar el coche. Además, con el renting flexible, puedes incluso elegir la duración del contrato según tus necesidades. Por lo que, ya no tienes que estar atado a un solo vehículo durante años, como suele ocurrir cuando lo compras.
Y hablando de tecnología, si te importa conducir los modelos más actuales y con todas las innovaciones en seguridad, el renting es ideal. Las empresas de renting actualizan constantemente su flota, así que es poco probable que te toque un coche anticuado.
Ahora bien, aunque todo suene maravilloso, el renting también tiene sus pegas. Para empezar, el vehículo no es tuyo. Parece obvio, pero hay gente a la que le gusta tener un coche propio, personalizarlo a su gusto y saber que, después de años de pagos, será completamente suyo. Con el renting, al final del contrato, devuelves el coche y adiós.
Otro detalle a tener en cuenta es el kilometraje. Con el renting tienes un límite anual de kilómetros y, si te pasas, pagas extra. Esto puede ser un inconveniente si eres de los que hacen muchos kilómetros , o si no te gusta estar pensando en cuántos kilómetros llevas recorridos.
Y luego está el tema del “compromiso”. Aunque es flexible, sigues firmando un contrato que puede durar varios meses o años, y si decides terminarlo antes de tiempo, es probable que tengas que pagar una penalización.
Por otro lado, si eres de los que prefieren tener su propio coche, comprarlo sigue siendo una opción sólida. Lo mejor de tener un coche en propiedad es la libertad. No tienes límite de kilómetros, puedes modificarlo como quieras y, cuando termines de pagar, es tuyo para siempre. Además, si cuidas bien de tu coche, puedes venderlo más adelante y recuperar parte de la inversión y cambiar a otro vehículo.
Eso sí, la compra también tiene su lado complicado. Para empezar, necesitas un buen desembolso inicial o financiación. Y ahí entran ya en juego los intereses, que hacen que el coche te salga más caro de lo que parece.
Asimismo, un coche propio implica gastos constantes: el seguro, los impuestos, el mantenimiento y las reparaciones salen de tu bolsillo. Y como los coches se deprecian con el tiempo, cuando quieras venderlo, es probable que su valor haya caído bastante.
Entonces, ¿qué es mejor? La respuesta está en tus necesidades. Si valoras la flexibilidad, quieres evitar complicaciones y prefieres saber exactamente cuánto vas a pagar cada mes, el renting es perfecto para ti. Pero si lo que te gusta es tener tu propio coche, personalizarlo y no preocuparte por devolverlo después de un tiempo, entonces la compra puede ser la mejor opción.