Cogolludo recuerda al retén fallecido en Riba de Saelices
Hoy se cumplen 18 años del trágico suceso que acabó con la vida de 11 personas en el incendio de 2005.
El pueblo de Cogolludo se ha acercado esta mañana, al sencillo, pero sentido monumento que la villa serrana tiene dedicado a los once fallecidos del Retén de Cogolludo mientras realizaban labores de extinción del incendio de la Riba de Saelices, al verse sorprendidos por el fuego en el Valle de los Milagros. Está a los pies del olmo centenario de Cogolludo que, milagrosamente, ha sobrevivido a la grafiosis y que recibe a vecinos y visitantes a la entrada del pueblo.
Al acto han acudido vecinos de la localidad, concejales y el alcalde de Cogolludo, Juan Alfonso Fraguas, miembros de Protección Civil, de la Guardia Civil, los actuales integrantes del retén, y el nuevo delegado de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Guadalajara, José Luis Escudero.
El alcalde de Cogolludo, Juan Alfonso Fraguas, dedicó unas sentidas palabras a todos los integrantes del retén de 2005, que hizo extensivas, en agradecimiento a su labor, a sus actuales miembros y, en general, a quienes se dedican a proteger el medio natural. Fraguas le puso voz al sentimiento cogolludense. “Nos acordamos del Retén, en este día y todo el año, especialmente cuando se inicia un incendio forestal, dondequiera que sea”, ha dicho.
Uno de los presentes en el homenaje ha sido Álvaro, tractorista que resultó herido hace prácticamente un año, también en un incendio forestal acaecido en Yunquera de Henares. “Afortunadamente, lo tenemos aquí, recuperado”, ha afirmado Fraguas. El alcalde de Cogolludo ha recordado que los incendios son voraces y asesinos, del medio natural y de personas. “Por eso lo más importante es que las personas vuelvan. Os pido, encarecidamente, que volváis siempre a vuetras casas”, ha enfatizado, en alusión a quienes trabajan cada día para proteger el medio natural, sea cual sea su profesión.
El actual delegado de la Junta de Comunidades en Guadalajara, y anterior consejero de Medioambiente, José Luis Escudero recordó en primer lugar a las once víctimas. “Quiero que ese recuerdo sirva para trasladar el aliento a sus familiares y amigos. Los tenemos muy presentes, cada día del año”, ha afirmado. Escudero ha añadido que hoy, el Plan INFOCAM de la Junta de Comunidades es un referente internacional, con personal que lo da todo para preservar lo que también es de todos: el medio natural, en Castilla-La Mancha y fuera la región. Asimismo, Escudero se ha mostrado “orgulloso de las personas que nos protegen: agentes medioambientales, bomberos forestales, personal técnico y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado” y ha subrayado que “todos ellos tienen una clara vocación de servicio público, como también mostraron en la lucha contra el COVID 19”. Por último, el delegado ha enfatizado que la otra parte de la lucha contra los incendios, le corresponde al resto de la población. “Nos tenemos que implicar todos. Cuando sube la temperatura y hay alto riesgo de incendio, es necesaria la máxima precaución. 9 de cada 10 incendios forestales se producen por negligencias humanas”, aseveró, antes de transmitir, nuevamente a las familias de las víctimas y al pueblo de Cogolludo el cariño del Gobierno de Castilla- La Mancha.
Para terminar el acto, una vecina, Amparo García Ortega, leyó una poesía en memoria del Retén. El párroco local, Mauricio Muela, oficio un pequeño responso, y numerosos vecinos depositaron ramos de flores sobre el monumento, antes del respetuoso y sentido minuto de silencio en memoria de los fallecidos.
Los miembros del Retén de Cogolludo en 2005 fueron Mercedes Vives, José Ródenas, Alberto Cemillán, Pedro Almasilla, Sergio Casado, Jesús Ángel Juberías, Manuel Manteca, Marcos Martínez, Jorge César Martínez, Julio Ramos y Luis Solano.
La tragedia ocurrió tal día como hoy, 17 de julio de 2005, hace ahora 18 años, aunque las llamas se hubieran originado un día antes en la barbacoa que un excursionista había dejado mal apagada. Su virulencia hizo que los servicios de extinción de incendios tardaran más de una semana en extinguirlo. Fue el incendio más devastador de la historia de Castilla-La Mancha y, además de la tragedia en vidas humanas, el fuego arrasó 13.000 hectáreas de monte de gran valor medioambiental.