Donde hay caridad y amor: Esta vez Pastrana


El sacerdote Miguel Ranera y el arquitecto Manuel Alegre se han embarcado en un proyecto de rejuvenecimiento del pueblo; para ello han dado ayuda a decenas de inmigrantes ucranianos.

 LaSemana Santa ha sido un testimonio innegable de la fe católica que pervive en España, aunque nuestras manifestaciones exteriores no siempre se reflejen en “obras, obras”, como decía Santa Teresa. Y, sin embargo, también hay muchas buenas obras; ahora el testimonio más consecuente con la fe es la solidaridad con las víctimas ucranianas del ladrón y degenerado (¡Y hay que amar a los enemigos!) que las asesina. Pero en el día a día de caritas y en las generosas donaciones de órganos y sangre, sigue viva la España católica que se inauguró con Recaredo (el de Recópolis, Zorita) el año 589 d. C. ¡La Semana Santa! Dios, el omnipotente creador de todo lo existente, que se hace hombre, muere en la cruz y asciende al cielo a prepararnos un asiento que nos permita contemplarle para siempre en un momento intenso y único que llamamos eternidad. ¡La sensación de eternidad! Estar tomando un café con esa persona querida y sentir que se ha detenido el tiempo. El soneto V de Garcilaso, que comienza con el verso “Escrito está en mi alma vuestro gesto”, termina con estos dos: “Por vos nací, por vos tengo la vida/, por vos he de morir y por vos muero”. 

Pasado, presente y futuro (nací, vivo, moriré), se condensan en el instante eterno: “Y por vos muero”. Desde luego, esa misma estructura está en los siguientes versos de Quevedo: “Soy un fue y un será y un es cansado/; en el hoy y mañana y ayer junto/ pañales y mortaja, y he quedado/, presentes sucesiones de difunto”. Es curiosa la aparente coincidencia; pero en Quevedo la muerte está asociada con el propio yo, mientras en Garcilaso lo está con el amor, o sea, “por vos muero” significa: mi vida se parece a la muerte por vuestra ausencia o desvío. Curiosamente, la palabra que más he oído durante la Semana Santa ha sido Amor: el Dios que manda a su Hijo, el Hijo que da su vida para redimir a toda la humanidad, y el mandamiento de amarnos los seres humanos con la mayor solidaridad y respeto solidaridad, se puede decir que ha sido el mensaje más apremiante de la semana.

Pero esto no es nuevo: alguna vez he afirmado que el 90% de la lírica occidental (el otro 10% quedaría para el humor y la sátira), desde la poeta y amante Safo (siglos VII-VI, a C.) hasta hoy, despliega el amor, como el agua de la que todos los humanos estamos sedientos. Por suerte, el amor existe y nos anima a la mayoría de las personas a gozar la salud “En tanto que de rosa y azucena/ se muestra la salud en vuestro gesto”, cuando ayudamos a las personas necesitadas y cuando necesitamos aceptar humildemente ayuda en la debilidad. “Donde hay caridad y amor, allí está Dios”. 

Esta vez es en Pastrana, donde don Emilio, el párroco y sabio historiador de la colegiata, y dos hijos del pueblo: el sacerdote Miguel Ranera, misionero en Perú. y el arquitecto Manuel Alegre, se han embarcado en un proyecto de rejuvenecimiento del pueblo; para ello han dado ayuda a varias decenas de inmigrantes ucranianos que por falta de espacio adecuado todavía no se han podido instalar en el pueblo. Pero en su debido momento se instalarán los nuevos vecinos, y con otros planes de aprovechamiento, ya puestos en marcha, Pastrana volverá a tener la vida que hemos gozado con los visitantes de la Semana Santa de este año. Con el mazo dando y a Dios rogando.