El número de ingresados en Proyecto Hombre por consumo de drogas se multiplica por 10 en los últimos años

10/10/2021 - 11:10 Erika Hatamoto

Dentro del incremento en el consumo de drogas entre los más jóvenes, hoy en día el hachís se lleva la palma, según Proyecto Hombre en Guadalajara. Junto al alcohol, constituye la “puerta de entrada” más común para otras drogas más fuertes, como la cocaína.

“Esto es como una banqueta de tres patas: el equipo terapeútico, la persona y su familia; si una flojea, las otras se caen”. 


    Con estas palabras viene a explicar el director de Proyecto Hombre, Modesto Salgado, las claves a la hora de afrontar con éxito la rehabilitación de personas drogodependientes que acuden a la organización en busca de ayuda para encauzar su vida y tener una segunda oportunidad. 
    Han pasado más de 25 años desde que la asociación comenzó su andadura, de la mano de Modesto Salgado, para proporcionar un espacio destinado a la rehabilitación, fundamentalmente, de personas que sufren una adicción severa a las drogas o al alcohol. 


Hoy en día no son las únicas. Con la llegada de las nuevas tecnologías han hecho su aparición en escena nuevas patologías, como las adicciones a “los videojuegos”, destaca Salgado; que, aunque minoritarias en comparación con las ocasionadas por el consumo de sustancias, también provocan graves estragos a quien las padecen y a su entorno más cercano, y cada vez se están dando con mayor frecuencia.


Ha habido un incremento”, afirma Salgado, “hemos tenido llamadas de casos de chicos que se encierran en casa con los videojuegos, de tan sólo 14 o 15 años”. Explica que, “aunque el perfil es diferente”, al de un consumidor de sustancias, “la adicción y la problemática que hay debajo suele ser la misma”. “Normalmente el problema no es la droga, sino los problemas que tapan con esa droga”, observa. 

 

En cuanto al abuso de sustancias, cada vez más extendido entre la población adolescente, Salgado lamenta que “han llegado a un  consumo de sustancias, alcohol y hachís cada vez más elevado” y la media de edad apenas se encuentra “entre los 13 y 20 años”. A Proyecto Hombre llegan por dos cauces, principalmente, “o bien por los centros de menores o por las propias familias que ya no saben qué hacer”, determina.
 

Echando la vista atrás, el director valora que, desde la asociación, “antes atendíamos un par de casos al año y ahora estamos en unos 15 o 20 jóvenes”, determina en referencia a Guadalajara; lo que representa un 20 por ciento de las cifras a nivel regional, situadas en torno a un centenar en el conjunto de Castilla-La Mancha. Aunque Salgado también matiza que “ahora los padres también se están haciendo más conscientes; antes muchos casos no se conocían, no salían a la luz, pero no quiere decir que no estuvieran”. 

 

De esta manera, gracias al convenio firmado con el Ayuntamiento capitalino el pasado mes de agosto y al incremento del presupuesto destinado a la asociación, ello va a revertir en un refuerzo e intensificación de los programas de prevención para jóvenes.  Así, unos siete u ocho institutos de la capital se van a ver beneficiados de las sesiones preventivas e informativas que luego se pretenden ampliar a todos los centros de Guadalajara. “En los dos últimos años el programa que más ha crecido es para los adolescentes”, valora. 


A la cabeza en el consumo de sustancias tóxicas dentro de los jóvenes se encuentra el hachís, según indica Modesto. “Piensan que no hay problema; muchos empiezan a jugar con este tipo de droga y pueden llegar a los 30 o 40 porros diarios; una barbaridad”, comenta. El director de Proyecto Hombre recuerda que “hasta los 22 años el cerebro está en desarrollo y el peligro que tiene la marihuana es que, a esas edades, destruye muchas neuronas; aquel que llega a una gran adicción el daño en el cerebro, nos dicen los expertos, es irreversible”.


Salgado pone de manifiesto que “la marihuana de ahora está adulterada genéticamente y es hasta 20 veces más fuerte que la de hace años”. Achaca su consumo a “problemas, complejos o timidez”, en el caso de muchos adolescentes, quienes recurren al consumo de este tipo de sustancias para desinhibirse y “quitarse esos problemas”.         

 

Advierte, además, de que “el hachís o el alcohol son la puerta de entrada a otras drogas”, como ocurre con la cocaína, que, “en estos momentos es de lo que más se atiende en Castilla-La Mancha, a nivel general”. Tan sólo en Guadalajara se atienden, a diario, “a unas 20 personas” con problemas de adicción a la cocaína, evidencia Salgado. El director del centro asegura que “la media es de unos 12 años de consumo”, lamenta. 


Proyecto Hombre cuenta en Guadalajara con dos centros diferenciados, uno situado en la zona de Bolarque, donde principalmente se desarrolla el programa para tratar el alcoholismo y también acoge un programa ambulatorio de chicos adictos a la cocaína que acudían -antes del Covid- un par de tardes por semana acompañados por sus familiares, y, por otro lado, se encuentran las instalaciones de la comunidad terapéutica en la finca de Castillejos, donde también se llevan a cabo tratamientos de adicción a las drogas. 


 En Bolarque, “una de las riquezas  que se hace es trabajar con los padres”, destaca Salgado. Antes de la pandemia y sus restricciones, éstos “llegaban con una angustia tremenda y encontraban a otros padres también en su misma situación, lo que les aliviaba y les procuraba un beneficio muy grande”, asegura. En este programa ambulatorio lo que se hace es enseñar a los progenitores “una serie de pautas, normas, límites, cosas que se tienen que hablar con los hijos”, indica con rotundidad el director de Proyecto Hombre. Además, cuentan con la ayuda y el apoyo de un profesional de la asociación que les asesora y orienta. “Tenemos terapeutas que llevan más de 20 años con nosotros”, recuerda; una experiencia que, sin duda, ayuda a unos y a otros a la hora de encauzar de nuevo sus vidas.

Un nuevo perfil y más mujeres
El perfil de la persona que sufre este tipo de adicciones ha cambiado mucho con el paso de los años, tal y como valora Salgado.  

 

El consumidor de cocaína, a nivel general, responde al perfil de un varón, que ronda la treintena, de clase media y con una buena solvencia económica, detalla Salgado. “Es gente que empezó a jugar con las drogas y luego terminaron enganchados”, se lamenta apenado.  


La cocaína también centra buena parte de la problemática dentro de la comunidad terapéutica. “Son personas que han sufrido muchísimo deterioro, que han perdido todo y necesitan ingresar en ella”, comenta el director. 


    Llamativo ha sido el incremento del número de mujeres que sufren algún tipo de adicción y que han llegado a Proyecto Hombre, procedentes de toda Castilla-La Mancha. Uno de los posibles factores que ha podido influir en este aumento “un mal entendido error de igualdad” de género, reseña Salgado, quien hace referencia a recientes estudios que apuntaban a que “se ha doblado el número de chicas que están abusando del alcohol y otras sustancias”. Indica que, desde la asociación, “teníamos una media de cinco o seis mujeres y ahora atendemos a doce”, calcula Salgado; si bien reconoce que ellas son “psicológicamente más fuertes” que los hombres, lo que les hace afrontar y enfrentarse mejor a los problemas, buscando una solución, la gran mayoría de veces, “sin llegar a caer en una adicción”. 


La edad media en el programa  de tratamiento contra el alcohol está “en torno a los 50 años”, determina el director. “Pueden pasar hasta 20 o 30 años de adicción hasta que la gente decide rehabilitarse; mientras que con las drogas se tarda menos, unos diez o 12 años”, ya que sufren un deterioro más acelerado. 

Patología dual
El incremento de la llamada patología dual, donde confieren una adicción a las drogas y un trastorno psiquiátrico al mismo tiempo, ha hecho que desde Proyecto Hombre se hayan visto en la necesidad de crear un grupo específico para ello. “Muchos años con las drogas han hecho también mucho daño en el cerebro”, asevera el director. 


Antes, la patología dual se atendía de forma ambulatoria en Bolarque pero, ante la creciente demanda de atención que se está dando actualmente hay cerca de una decena de chicos internos, que reciben tratamiento especia y apoyo de un psicólogo clínico, cuenta Salgado con el orgullo y la satisfacción de quien comprueba de primera mano el éxito de su esfuerzo. “Estamos consiguiendo retenerles y que hagan terapia; estamos muy contentos”, asegura. 


  A pesar de que este tipo de situaciones son sumamente delicadas y que el tratamiento se puede llegar a alargar de una forma indefinida. “Aquí están internos durante unos 10 meses, pero luego tendrán que estar con medicación y apoyo psicológico durante muchos años”, evidencia. Para conseguir buenos resultados, el papel de la familia es fundamental. “Tienen la obligación de implicarse, cuanto más lo hacen, el éxito es mucho mayor”, apostilla el director. 

Voces de esperanza 
Lorena, interna en Proyecto Hombre durante 11 meses a causa de un grave problema con las drogas -consumía cocaína “desde los 16 años” y durante casi 20- conseguirá estos días dar por finalizada su estancia en Guadalajara y volver a su lugar de residencia, en Talavera de la Reina; donde continuará con la fase de reinseción en un centro de Toledo. 

 

Un utimátum por parte de su familia fue el detonante para que Lorena se replantease hacia dónde dirigir su vida. “Yo me veía mal, incluso tenía problemas judiciales y al final te das cuenta de que estás solo, solo con tu adicción”, reconoce ella. Habla, con franqueza y sin tapujos del punto al que es capaz de llegar una persona adicta; cuando asegura que “llegó un momento en que me dije o acabo con esto o tiro mi vida por la borda”. 


Sin embargo, gracias al valioso apoyo de su familia y de sus hijos –“los amigos vienen y van, pero familia sólo hay una”–, asegura con rotundidad, Lorena es hoy otra persona completamente diferente. “En mi caso llevo dos años limpia y casi un año aquí”, señala. 


En Proyecto Hombre ha encontrado la ayuda y fuerza necesarios para dar un giro de 360 grados a su vida. “Aprendes a cambiar tus comportamientos, tus actitudes, tu forma de ver la vida. Las personas adictas la felicidad la llevamos a un extremo muy grande. Destapamos muchas carencias con el consumo”, explica. Para ello, una de las herramientas fundamentales a la hora de trabajarlas es la inteligencia emocional; donde se enseña a las personas en terapia a “hacernos más fuertes, autónomos; a afrontar la vida de otra manera”, asegura. 


No es un camino fácil, sin embargo, hay luz al final del túnel. “Hay mucha vida por vivir, la droga no trae más que problemas, a tí y a tu entorno”, valora. Eso sí, hay que tener muy claro que “cuando uno viene forzado no lo consigue; tienes que estar muy seguro pero, lo primero, querer hacerlo por tí”, concluye. Reconoce que “al principio se pasa muy mal. Te alejas de tu familia y de tus hijos. Son tantos años de destrucción que cuesta mucho que vuelvan a confiar en tí”, advierte. 


José David es otro ejemplo de la inmensa fortaleza que, a veces casi inexistente, se saca para salir adelante. El punto de inflexión, muy parecido al de Lorena. “Tenía un negocio familiar y había perdido todo, el trato con la familia, la pareja... Perdí las riendas de mi vida. Y antes de verme casi en la calle me dije: algo estoy haciendo mal”, reflexiona. Lo más complicado de todo es “darte cuenta de que te estás equivocando”, afirma, en alusión a que “eres capaz de lo peor por consumir” y “te conviertes en lo que más odias” y “cuando te hacen verlo, duele”. Al igual que Lorena, manifiesta que la confianza es lo que más se tarda en recuperar. “Dices mucho de palabra pero nunca lo haces; esto se va demostrando con hechos”, aclara. Por este motivo, al círculo de personas más cercano de quienes sufren este tipo de adicciones “les cuesta” ver los cambios. 


Su mensaje para otras personas que se encuentran en su misma situación es que “hay que ser consciente de que haces daño a la gente que más quieres”. “Les digo que se pongan en la situación de los demás, que los quieren; si ellos aguantarían de otra persona todo lo que han hecho”, invita a reflexionar José David puntualizando que “sino te das cuenta de algo no puedes cambiarlo”. 

El porcentaje de éxito y curación es bastante elevado en el caso de los programas ambulatorios; menor en la comunidad terapéutica, “estar interno es más duro”, alega Salgado. No obstante, y tras largos años de experiencia, no quiere dejar de mandar un mensaje de ánimo a todo el que lo intente, “lo más difícil es el primer paso”. Después, está Proyecto Hombre.