El Día del Libro
Es día hoy de felicitar a todos los escritores, así como de animar a la lectura como fuente de conocimiento, formación personal y entretenimiento.
Aunque no podamos disfrutar del libro en la calle y lamentemos la reducción en la impresión de publicaciones, incluso la creciente sustitución por motivos de coste económico del formato en papel por el digital, que será el futuro modo de estudio de los alumnos que todavía cargan con sus pesadas mochilas, es día hoy, seamos más nostálgicos o tecnológicos, de felicitar a todos los escritores, cualquiera que sea su género literario o soporte, así como de animar a la lectura como fuente de conocimiento, formación personal y entretenimiento.
Hemos sustituido un buen libro, en cualquier desplazamiento o en los momentos de descanso en el sofá, por un dispositivo móvil consumiendo principalmente contenido audiovisual. Las enciclopedias han sido relevadas por los buscadores de Internet y aunque todo puede ser complementario se observa un empobrecimiento cultural. Cada día se escribe peor, con faltas de ortografía, presos de las abreviaturas y las incorrecciones hasta en las concordancias, con un vocabulario muy limitado, poco criterio propio y desperdiciando la riqueza de nuestra lengua que magistralmente gestionase Cervantes al que cada 23 de abril conmemoramos y con él a la literatura como una de las más bellas manifestaciones de la cultura.
En tiempos de crisis de la lectura- aunque la pandemia parece haberla revitalizado- que lleva al retroceso social, facilitemos con ayudas la edición de libros, convoquemos premios literarios para animar a quienes tengan talento e inquietudes, no olvidemos las grandes figuras de la literatura universal y provincial como Camilo José Cela, Buero Vallejo, José Luis Sampedro o Leguineche- muy fina es la línea, si existe, que la separa del buen periodismo-, entre otras plumas de calidad, y pongamos en valor a nuestros creadores de hoy. Descubramos en los libros la oportunidad de aprender, sentir y disfrutar, de abrirnos al mundo. Leer nos instruye, ayuda a comprender la realidad, a ser críticos, más libres y estar mejor formados. La mejor receta para escribir bien es leer, leer y leer. No lo convirtamos en algo del pasado.