
El estrangulamiento que tiene estrecha vinculación con el crimen de la guadaña de El Casar
El hombre detenido por presuntamente matar el pasado sábado a otro en la localidad asturiana de Trevías pasará a disposición judicial en el juzgado de Luarca a lo largo de esta mañana. La Guardia Civil investiga las causas de lo sucedido que podía estar relacionado con el tráfico de drogas.
Según detalla La Nueva España, el joven estrangulado en Trevías “es un viejo conocido de las fuerzas de seguridad”. No solo por tener antecedentes relacionados con el tráfico de drogas o por haberse escapado, justo unas horas antes de se hallado muerto, de un control de la Guardia Civil.
“Lo era también por pertenecer al parecer al clan de los Canarios, que hace unos años protagonizó un sonado enfrentamiento con la familia de Los Gitanos en El Casar”, según informa La Nueva España.
La Audiencia Provincial de Guadalajara condenaba en julio de 2012 a cuatro años de cárcel a J.A.C.A., apodado 'El canario', como autor de un delito de homicidio por la muerte de un hombre, al que golpeó con una guadaña en la cabeza en el transcurso de una riña en la que se vieron implicadas dos familias en septiembre de 2009.
Los hechos produjeron como consecuencia de un incidente en las inmediaciones de la plaza de toros de El Casar entre varios miembros menores de edad de las familias apodadas como 'Los Canarios' y 'Los Gitanos'.
Ese mismo día, dos personas, J.M.R.M. y F.L.P., junto a otras, se introdujeron en la parcela de J.A.C.A., contra la voluntad de este. J.A.C.A. golpeó con una guadaña en la cabeza a J.M.R.M., causándole distintas lesiones que le causaron la muerte el 12 de septiembre.
El acusado, según el objeto del veredicto, al golpear con la guadaña a la víctima, teniendo en cuenta el lugar hacia donde dirigió el golpe y el instrumento utilizado "sabía que era muy probable que con su acción le causara la muerte, sin que ello le hiciera abandonar o desistir en la agresión", según la sentencia a la que tuvo acceso Nueva Alcarria.
Además, los jurados consideraban que el medio empleado por el acusado para defender su propiedad, su vida o su integridad física "no guardaba proporción con el ataque sufrido y el medio de que se valía el agresor, por lo que podía haberse defendido suficientemente ocasionando un mal menos grave a la víctima".