El fuego fue “digno de una película de Hollywood”
Así define D.L.L., que lleva 20 años en el Cuerpo Nacional de Policía -17 de ellos en Guadalajara-, el fuego del pasado jueves en la calle Felipe Solano Antelo, 12A. Nos cuenta cómo sus compañeros y él salvaron la vida de dos personas y una mascota.
No recuerda en su carrera un acontecimiento tan “emotivo, a la par que arriesgado”. Él es uno de los seis agentes que actuaron en primera instancia, y hasta la llegada de los Bomberos del Ayuntamiento que, dadas las características del equipamiento pesado que tienen que trasladar lo hicieron poco después, en el incendio que se produjo el pasado jueves por la noche en la calle Felipe Solano Antelo, número 12A, de la capital. Su actuación fue –describe- fuera de lo común; “el valor y la determinación que mostramos todos nos ha unido a todos como grupo”, indica.
Él nos narra la dura, increíble e intensa actuación de los agentes, gracias a los cuales se salvó la vida de un señor mayor, José Luis Merino Gamo –que evoluciona favorablemente en el Hospital de Toledo-, una niña y una mascota, ambos fuera de peligro.
En el fuego intervinieron la totalidad de efectivos de la Comisaría de Guadalajara, además de los bomberos de la capital, y, aún a riesgo de su vida –cuatro de ellos tuvieron que ser atendidos por intoxicación, debido al fuerte humo- se internaron en el edificio.
La historia sucedió hacia las 23.45 horas del pasado jueves, cuando recibieron la llamada. Instantes después –narra D.L.L.- llegaron hasta el lugar de los hechos. “Allí nos encontramos una fuerte humareda en el bloque y unos vecinos que habían escapado de las llamas nos dijeron dónde se había propagado el incendio y que había una persona mayor atrapada en el segundo piso que no respondía, porque ellos inicialmente intentaron socorrerlo”, relata.
Con inmediatez subieron y un compañero, tras golpearla insistentemente, consiguió abrir la puerta. “En ese momento salió una humareda que nos cegó y nos dejó con falta de respiración”, recuerda. Tras salvar el humo vislumbraron en la esquina de la vivienda cómo asomaba un brazo. “Nos introdujimos y logramos salvar de ahí al hombre, y a su perro, ambos inconscientes”, describe.
Una vez llegaron a la planta baja les pusieron a disposición de los sanitarios del Sescam “y allí le atendieron de las heridas y le proporcionaron oxígeno”.
De nuevo intentaron entrar porque tenían una información sobre la posibilidad de que aún quedara una niña, pero les resultó imposible “debido a la gran cantidad de humo, incluso alguno de ellos llegó a vomitar, motivo por el que tuvieron que ser atendidos”. Fue entonces cuando Daniel, en un acto “más inconsciente que valeroso”, decidió subir de nuevo ante la posibilidad de que arriba estuviera atrapada la menor.
Después de reptar por el pasillo “como si estuviera en la batalla de Normandía” y alcanzar la última habitación, que se encontraba junto con la del fuego, “abrí la puerta y me la encontré en estado de shock preguntando por su gato”. La echó una sábana por encima y le dijo que se tumbara en el suelo. “La arrastre por el pasillo, como buenamente pude y la saqué al exterior en perfecto estado, gracias a Dios”, continúa.
Los compañeros advirtieron a los bomberos que en la tercera y cuarta planta había dos personas mayores más, de en torno a 90 años, que fueron rescatados por ellos y llevados al hospital. Ya están dados de alta.
Esta mañana D.L.L. ha estado en la casa y visitado a la familia, sana y salva, recibiendo su agradecimiento. Una historia bonita, con final feliz, de aquellas que dejan buen sabor de boca.