El secreto de un retrato

23/01/2017 - 00:21 Redacción

El pintor Emilio Fernández-Galiano relata para NUEVA ALCARRIA los pormenores de la entrega del retrato que ha realizado al Académico seguntino Javier Sanz Serrulla.

Media España debería conocer la magia de la San Vicente seguntina. La otra media lamentaría perdérsela. Al margen de lo espiritual, no es exactamente una celebración popular de una fiesta popular, no. Ni es popular ni quiere serlo, de ahí su magia. Es restringida porque está reservada para algunos elegidos, porque al fin y al cabo es una celebración privilegiada. No es casual que mi amigo Nacho Sanz me pidiera que entregara su encargo ese día. Y así lo hice, transgrediendo la rebeldía del artista, nos fastidia ser obedientes. Y en la víspera del santo, junto al mejor ramillete de amigos, cumplí mi promesa para oprobio de los genios –ya no lo seré-. Y Nuria lloró, y Carlos Cabrera, mi entrañable Charly, sentenció mientras contemplaba al académico: se parece más el del lienzo. Era el homenaje a un sabio, los sabios son buenas personas por esencia. Y el autor se emocionó en silencio. No por haber hecho un retrato que gustó, sino porque el retratado es su amigo. Un privilegio.