En el Alto Rey

13/12/2020 - 12:18 Luis Monje Ciruelo

 Desde el Alto Rey se ve, casi de tu a tu el Moncayo hacia el norte; hacia el Sur, las columnas de vapor de las dos torres de la central nuclear del Trillo distantes unos 100 kilómetros y hacia el Este el castillo de Atienza.

Necesitaría la realista pluma de Don Jose Maria de Pereda en su Obra “Peñas Arriba” para describir aproximadamente las impactantes impresiones de mi desplazamiento hace unos días al Alto Rey, de 1.850 m. de altitud, pero como hace tiempo que Don José Maria no “cesó de correr de Santander a Polanco y de Polanco a Santander me apañaré yo solo. Para empezar hay que saber que la víspera cayó una gran nevada y al otro día, la nieve era un campo de hielo.

No hubo problemas hasta Hiendelaencina, pero a partir de allí hasta Bustares, observamos inquietantes manchones de nieve a ambos lados de la calzada. La niebla nos impidió ver la cima hasta que llegamos a un par de kilómetros de la ermita de Santo Cristo, que parece que remonta sus orígenes a la época de los Templarios.

Llegamos a las abandonadas instalaciones militares que exigieron la construcción de la carretera, y desde allí pudimos ya ver las detestadas antenas que estropean la silueta de la ermita recortada contra el cielo e impiden obtener una de las imágenes mas bonitas de Guadalajara.

A un kilómetro del pico nos entretuvo casi media hora un individuo con una 4x4 de matricula madrileña que realizaba pruebas con un dron, supongo que pensando que si no podía llegar ala Ermita podría enviar el dron a fotografiarlo.

A los cinco minutos de estar parado, el termómetro del coche marcaba -5º, por lo que en el exterior no se podía permanecer, aunque salimos del coche un instante para contemplar el grandioso panorama que ofrecían las nubes a casi dos mil metros de altitud.

En tiempo claro, desde el Alto Rey se ve, casi de tu a tu el Moncayo hacia el norte; hacia el Sur, las columnas de vapor de las dos torres de la central nuclear del Trillo distantes unos 100 kilómetros y hacia el Este el castillo roquero de Atienza. Sin embargo, en un momento en que la niebla lo permitió, vimos a unos 20 kilómetros del pie del Alto del Rey el embalse triangular de Alcorlo que rebrillaba a la claridad de sol. Llevábamos casi media hora allí y el frío nos calaba casi a los huesos, por lo que nos lanzamos cuesta abajo en busca de mejor temperatura.

Mas abajo de las olvidadas instalaciones militares, que justificaron la carretera, vimos varios coches semiaparcados en la cuneta de la derecha, la de la montaña, pues la de la izquierda da a un cuestarrón de más de cien metros. Al llegar al llano en Villares de Jadraque, el termómetro señalaba ya cero grados.