En el mano a mano de triunfadores entre Ginés Marín y Víctor Hernández, faltó que triunfara el toro
Solitaria oreja para Ginés Marín de una descafeinada y sosa corrida de José Vázquez
La segunda del abono en Guadalajara reunía a los dos grandes triunfadores de los últimos ciclos: Ginés Marín y Víctor Hernández. Un mano a mano de alto nivel, sobre el papel, que no se tradujo a la plaza.
La corrida de José Vázquez, sosa y muy descastada, condicionó una tarde que prometía.
No fue fácil el primero que abrió plaza. Un animal al que le faltó la entrega y las ganas de embestir, que se vino a menos rápido y se apagó rajándose en tablas.
Ginés Marín dejó muletazos de buen trazo y corte, con mucha predisposición y ganas. La falta de fondo del toro dejó todo en eso, en las ganas.
El extremeño dejó media estocada y tras leve petición, escuchó una ovación.
El segundo, mejor presentado y con más cuajo. Apenas se entregó en la muleta de Víctor Hernández.
Siempre con la cara a media altura y condicionado por la indecisión. El de José Vázquez no le permitió al madrileño estar a gusto en la cara del toro.
Hernández dejó varias series de verdadero mérito con una faena que no terminó de coger vuelo en los tendidos y que emborronó con los aceros al entrar a matar. Fue ovacionado.
El segundo del lote de Marín, tercero de la tarde, fue más serio aunque condicionado por los mismo defectos que sus hermanos anteriores.
Acusó la falta de raza y fondo durante toda la lidia, aunque Ginés se reunió con una faena de alto mando, montera calada incluido.
Los muletazos limpios, los tiempos en cada serie y el poso del torero hicieron que la faena fuera a más. Estocada y oreja.
El cuarto puso a todos de acuerdo: solo para ser protestado por la falta de fuerzas. El burraco no dijo nada. No se empleó, no tuvo recorrido, no tuvo codicia ni raza.
Víctor Hernández lo intentó todo, pero ni por asombro fue el toro idóneo para el triunfo. Lo pasaportó de una gran estocada y fue silenciado.
Ya con el quinto, Ginés Marín dejó a la verónica los mejores momentos de capote de la tarde. Ya en la muleta, Marín dejó una faena de mucho sabor y torería con el noble de José Vázquez, al que le faltó romper para que la faena llegara hasta los tendidos.
Ginés se metió entre los pitones tirando de valor y técnica. Pero el toro se apagó pronto y todo quedó en una fuerte ovación tras petición para el extremeño.
El que cerró plaza fue un toro serio y hondo. Hernández tiró de oficio pero la escasa raza del de José Vázquez no le permitió para más.
El sexto del encierro estuvo limitado en todo: raza, fondo y duración. Aunque tuvo nobleza y calidad, el toro fue a menos.
El fallo con los aceros afeó la buena labor y predisposición de Víctor Hernández, que finalmente fue silencio, pudiendo ser un premio mayor.
La faena fue brindada a la ganadera de la provincia, Sandra Sopeña.
Un mano a mano de mucha ilusión con dos toreros jóvenes que los toros de José Vázquez se llevaron por delante.
Segunda de abono. Tres cuartos de plaza. Toros de José Vázquez de escaso juego y raza.
Ginés Marín: ovación, oreja y ovación.
Víctor Hernández: ovación, silencio y silencio.