En la Alcarria de Cuenca

08/09/2019 - 14:29 José Serrano Belinchón

 Buendía, Castejón, La Ventosa, Alcantud, Cañaveras, Gascueña, Valdeolivas, son nombres que para las gentes de Guadalajara deberían sonar como a algo propio.

Al otro lado del pantano de Buendía, con una extensión considerable que llega casi hasta la ciudad de Cuenca, la tierra es similar a la nuestra, continuación geográfica la una de la otra, donde el general interés de la Alcarria no desmerece en absoluto de lo que tenemos a este lado del río. Buendía, Castejón, La Ventosa, Alcantud, Cañaveras, Gascueña, Valdeolivas, son nombres que para las gentes de Guadalajara deberían sonar como a algo propio. Estamos hablando de la Alcarria Conquense, segunda página de la Alcarria total.

            Priego cierra con su espectacular Estrecho las puertas de la Serranía de Cuenca y se abre a la Alcarria como una explosión de luz. Priego es la Villa de los Condes, la de los famosos alfareros, la de los artesanos del mimbre, la de los conventos de Santa María del Rosal y de San Miguel de las Victorias, tan ligados ambos a la España de los Austrias.

            En Huete rezuman añosos señoríos las centenarias piedras de sus palacios, las juntas de sillería de sus antiguos conventos. En el de la Merced estuvo durante varios siglos el más bello de los Cristos del Greco, ahora en el Museo de Arte religioso de la ciudad de Cuenca  El Cristo de Huete es a la vez un conjunto monumental, un complejo de edificios con portada lateral al gusto plateresco, sencillamente grandioso; fue levantada hacia el año 1570 y se atribuye a Berruguete y a Juan de Valdelvira.

            Ercávica, al otro lado del pantano, término municipal de Cañaveruelas, fue una importante ciudad de la Hispania romana, y cabecera de diócesis en tiempos de Recaredo. Hoy son campos desolados, sometidos a una lenta y parsimoniosa excavación, en lo que los nativos conocen como El Castro. En Ercávica se acuñaron monedas durante el imperio de Augusto, Tiberio y Calígula. De entre sus tierras se extrajo el bellísimo busto de Lucio Cesar niño, para mi uso la estrella del Museo Arqueológico de Cuenca.

  Y ahora, el impresionante mosaico de Noheda, a diez kilómetros de la ciudad de Cuenca, el mayor en tamaño y en arte de cuantos se conservan del imperio de los Césares; importante centro de interés de hoy en delante de las tierras de la Alcarria, que Roma engrandeció y dio vida. Un regalo de la Historia, como tantos más, que las gentes de estas tierras solemos pasar por alto, siendo, como es, el sólido pedestal sobe el que se apoyan las plantas de nuestro origen, de nuestra cultura común, nada despreciable.