F€rias y Fi€stas de Guadalajara
Las tradicionales ferias y fiestas de Guadalajara en honor a nuestra patrona, la Virgen de la Antigua, son el eje central sobre el cual gira la vida lúdica, social y política de nuestra capital de provincia. Puede haber otras cosas durante el resto del año, pero aquí se echa toda la carne en el asador. Somos una ciudad con 91.335 habitantes censados (en realidad alguno más por el ya comentado efecto frontera con Madrid y al empadronamiento en los pueblos), donde durante al menos 10 días se sale a festejar que estamos vivos. Días donde las peñas toman los parques, plazas y calles para dar colorido y música a cada rincón. Dicen que somos, tras Pamplona, la ciudad con más peñistas y esto hace que sea lo más importante que puede celebrar el alcarreño medio. La ilusión, la pasión, el folklore, los gigantes, los cabezudos, las dulzainas, los encierros, las comidas populares, los vermús solidarios y el ínclito pañuelo morado. O dicho de otra forma, que podemos presumir de quien somos. Una ciudad alegre abierta al resto de España y con ganas de compartir sus peculiaridades, porque no solo de miel y del recuerdo de los bizcochos borrachos vive el hombre.
Quizá, entre mini de cerveza y montado de panceta, sería necesario pensar un poco en la evolución de nuestra Semana Grande. La capital crece cerca de 2.000 personas al año y la provincia en el último curso tuvo 6.670 vecinos más. En ambo casos, alrededor de un 2,5% anual, lo que nos hace porcentualmente la provincia que más crece de Castilla la Mancha y una de las más dinámicas de toda España, todo ello gracias al Corredor del Henares y a la expulsión de población por precio de la vivienda que tiene Madrid. Esta situación tiene pinta de mantenerse en los próximos años y que, oficialmente antes que acabe la década, haya por fin 100.000 almas caracenses y 300.000 en total de nuestra geografía. Cifras reducidas en comparación con la capital del reino, pero a tener en cuenta en nuestro entorno, donde la calidad de vida y la puerta abierta a la naturaleza, sean la principal baza de nuestra identidad y bases de nuestro propio futuro. Y si el aumento de población no es suficiente, ya tenemos la aritmética tributaria para sufragar lo que nos pongan por delante. Recuerden ser un 17% más felices estas ferias y fiestas así como el resto del año un 17% más exigentes.
Y es que Guada City, no se merece menos. Se han recuperado las fiestas en el centro de la ciudad, siendo un reto logístico para el consistorio y a la par un sinónimo de vida que compensa al desierto social del resto del año. La frase más escuchada estos días es: "¿Dónde se mete la gente el resto del año?". Igual sería el momento de plantear un recinto ferial al aire libre (parecido al que disfruta Albacete) tras haber aparcado (nunca mejor dicho) la idea de atracciones en el parking del centro comercial o una instalación dedicada a eventos intermedios entre nuestro querido auditorio Buero Vallejo (1003 plazas) y la apropiación de la Fuente de la Niña para eventos musicales (alrededor de 10.000 de aforo). Quizá sería bueno flexibilizar que haya más actos al aire libre durante los meses de buen tiempo (de la mano de los bares locales) en vez de reducir su duración. Soy consciente de la dificultad del equilibrio público-privado de nuestra ciudad, pero ahora mismo no hay soluciones definitivas y cada vuelta al calendario, seguimos reinventando la rueda de Guadalajara. ¿Por qué? Porque no hay un plan a largo plazo.
Y esto es porque las Ferias y Fiestas están destinadas a que el público residente y ejerciente a su derecho al voto, se lo pase bien sin que sean estos festejos abiertos al foráneo. Aumenta la hostelería por los propios, pero no aumentan las pernoctaciones por los ajenos. No hay estudios ni análisis de nuestra cada vez más importante imagen como Guadalajara feriada al entorno y al mundo. ¿Están nuestras infraestructuras preparadas para qué a mitad de la próxima legislatura haya ocho o diez mil moradores dando vueltas por ahí? Hacer 9000 docenas de churros es sencillo...buscar alojamiento, desayuno, ocio y calidad de vida para todos es un curro inmenso. Para la reflexión pública e ignorancia munícipe-cortés. Mientras tanto, lo dicho, ¡Viva la Virgen de la Antigua! ¡Viva Melendi! y qué bonito ver el echarpe morado al cuello